De repente

Capítulo 5: ¿Qué ha pasado de repente? (II)

Nagisa volvía a por los goggles cantando por el pasillo. Pero llegar a la piscina, paró en seco en la puerta y se tapó automáticamente la boca a sí mismo. No creía lo que veía.  "Haru-chan y Rin-chan acaban de... ¡¿besarse?! "

Makoto y Sousuke salieron de los vestuarios en busca de Nagisa. El rubio salió sin siquiera decir que pasaba y ellos ya estaban listos. Además los demás estaba afuera esperándoles y no querían retrasarse.

—¿Qué haces ahí parado? Vamos, los demás nos esperan. — dijo Sousuke impaciente.

—Shhh— obligó a un confuso Sousuke a callar y sonriendo inocentemente señaló hacia fuera del pasillo, donde junto a la piscina Haru y Rin habían vuelto a envolverse en un tierno beso y no parecían querer parar ni para coger oxígeno.

"No. No. No. ¡Mierda! ¿En serio, Nagisa estaba tan ciego cómo para ignorar que había metido la pata?"

Sousuke quería gritar, un remolino de sensaciones hizo que su estómago se revolviese hasta el punto de querer vomitar. No porque Nagisa hubiera sido descuidado y hubiera metido sus narices donde no le llaman, ni porque Rin estuviera besando a otra persona, ni porque esa persona fuese precisamente Haru. No, era impresionante, pero no era nada de eso lo que más le dolía. Le importaba un carajo cualquiera de ellos tres, pero no Makoto.

El rostro de Makoto...

Estaba casi seguro que su corazón se paró por un segundo al ver cómo ese alegre rostro no se mostraba como siempre. Sus dudas acababan de despejarse de un modo horrible. Sin pensarlo dos veces, le cogió del brazo y lo volvió a llevar a los vestuarios evitándole más sufrimiento. Nagisa se percató de ello tarde pero preocupado por su amigo, fue tras ellos inmediatamente.

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Rin y Haru, quienes no se habían enterado de nada se separaron en busca de aire. Sus respiraciones volvieron a anclarse al igual que sus miradas y las sonrisas cómplices. Rin, rompió la burbuja mágica en la que ambos habían quedado absortos y se levantó ayudando a Haru también a incorporarse.

—Me adelanto a cambiarme antes de limpiar esto. — le dijo con timidez.

Haru asintió y por su parte fue a recoger sus cosas ya que tenía tanto la ropa (por haber tirado con ella en cuanto llegó) como el gorro y los goggles repartidos por los borde de la piscina.

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—¿Makoto?— suplicó Sousuke por una respuesta.

Él estaba sentado en el banco cabizbajo, no estaba preparado para aquello. Era muy pronto...

—¿Si? — contestó con un hilo de voz y pidió todo de sí mismo. Su estúpido tono quebradizo, sus manos temblorosas y esas ganas terribles de montar un berrinche por algo que no era suyo.

No... No era pronto, lo sabía de hace mucho sólo que le pilló por sorpresa.

—Mako-chan, lo siento. Me dejé mis gafas. Yo no...— una mirada feroz de Sousuke hizo callar a Nagisa.

—No hiciste nada, Nagisa—dijo levantando el rostro y dibujó una sonrisa frágil mientras rascaba uno de sus ojos verde oliva. Pero, sin aguantar más su rostro volvió a mirar al suelo deshaciendo la curva de sus labios.

Sousuke tenía un nudo en su garganta, no soportaba ver a Makoto en ese deplorable estado y la ira se apoderó de él.

—¡¿Por qué no piensas un poco en los sentimientos de los demás!? ¡Maldito día para dejarte los goggles ahí fuera!— Nagisa se amendrató por las voces seguidas de un puñetazo contra una de las taquillas. No dijo nada, sabía que Sousuke se había dejado guiar por el enojo, pero aún así se sintió fatal.