Vignaela (I)

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Narra Mica

Tirada en la cama de mi habitación, mirando en mi móvil una foto de ella preguntándome porque es tan perfecta.

Desde esa vez que hablamos, nunca más me escribió. Tampoco yo, no quería parecer desesperada.

Mis padres deben estar en su habitación durmiendo o quién sabe. Son las 4 de la tarde. Y estoy muy aburrida.

Hoy decidí dejar mi timidez atrás y hablarle, antes de otra persona se robe su corazón, suena muy tonto pero es así, ella es muy linda, y no dudo que tenga miles de mujeres detrás suyo.

Abrí whatsapp.

- Mica - : Hey hola, como estas? - Modo conquistar ON.

- Flor - : Hola tanto tiempo, muy bien y tu que tal? -
Responde rápido. Buena señal.

- Mica - : Genial, oye te gustaría que nos viéramos no sé, ¿salir a tomar algo? -

- Flor - : Claro por mi bien, ¿cuando? -

- Mica - : ¿Hoy puedes? -

- Flor - : Si claro, hum mejor quieres venir a mi casa a la noche y vemos unas películas? -

Me sorprendió, seguramente viva sola. No creo que a su edad siga viviendo con sus padres, acepté.

Quedamos a las 9, son las 8 y me voy a preparar, me decidí por unos jeans boyfriend con rasgaduras. Mis convers blancas, un top blanco que deja a la vista mi ombligo, y una camisa a cuadros azul manga larga, mi pelo lo dejé suelto, un poco de rimel, delineador y brillo labial.

Faltaban 10 para las 9, llamé un taxi. Di la dirección y me encontré ya tocando el timbre de su casa.

A los segundos abrió la puerta, ahí estaba con una camisa blanca que llevaba remangada, unos jeans rotos negros, y unas botas militares.

Supongo que me quedé unos minutos embobada mirándola.

Me saludo con un beso en la mejilla y me invitó a pasar.

- ¿Quieres algo de tomar? - Gritó desde la cocina.

- Lo que tengas está bien - Respondí.

A los minutos llego con dos vasos de jugo de naranja, preparamos las palomitas.

Y puso una película de terror, la verdad no sé cual era, pero si que estaba asustada, ella parecía divertirse con la situación. Ya estaba por terminar la película y fui yo la que dio el primer paso, la tomé de su rostro, para que me girara a ver.

Nuestras miradas se encontraron, la mía bajó hacia esos hermosos labios, no pude más la besé, ella correspondió mi beso, aumentando el tono de este.

Me subió arriba suyo, tomando mis caderas, poco a poco le fui desabrochando los botones de su camisa, ella quito la mía.

Por fin saque la suya y me sorprendió ver que no traía nada debajo de esta.

Cortos CombateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora