Somiro (II)

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Sólo estaba en boxer. Y estaba buscando algo en la heladera.

Tenía un cuerpo esculpido a mano. El se volteó tenía una caja de leche en la mano.

- L-lo siento creí que era un ladrón - Bajé mi cabeza avergonzada.

Escuché su risa.

- Tranquila, no podía dormir y por lo que veo tú tampoco ¿no es así? - Preguntó con una ceja alzada.

- Si, venía por agua - Pasé por su lado. Abrí la puerta donde estaban los vasos pero no alcanzaba. 

Sentí un cuerpo detrás mio, una voz me susurró.

- Me lo hubieses pedido princesa - Sentí escalofríos.

Su cuerpo se apego aún más a mi espalda, sentí una de sus manos en mi cintura y algo duro en mi trasero, la otra mano busco un vaso en la repisa y lo dejó en la mesada.

El se apartó y me sentí sola otra vez. No sabía porque pero me gustaba su compañía.

- Espero que puedas dormir, buenas noches hermosa - Me guiñó un ojo y subió las escaleras.

Ni bien lo vi desaparecer, largué un gran suspiro, mi corazón iba a mil, mis mejillas estaban calientes. ¿Qué me pasaba? ¿Qué me hacía este hombre para ponerme así? Me pregunté.

Serví el vaso de agua, lo bebí y me fui de nuevo a tratar de dormir.
Ya estaba acostada y no dejaba de pensar en sus palabras princesa, hermosa. En realidad no me sentía así, o capaz que el solo lo dijo en forma de cariño y no de cumplido, no lo sé me sentía estúpida por pensar que a ese hombre le había parecido solo un poco atractiva.

Enojada conmigo misma y apretando mis ojos con fuerza para poder dormir, al final lo logré.

Me desperté por el sol que entraba por la ventana, no quería ir al colegio. Me sentía sin ganas de nada, estaba realmente de mal humor. Me fijé la hora en mi celular. Las 9 de la mañana ! Abrí los ojos sorprendida ¿Por qué mi despertador no sonó? ¿Y por qué mamá no me despertó para ir a la escuela? Bueno ya era tarde y no había nada que hacer.

También me fije que mis amigas preguntaban por mi ausencia, ya que yo nunca faltaba.

Solo les dije que me sentía mal.

Lavé mi rostro y recogí mi cabello en un moño desordenado.
Bajé las escaleras, pensé en encontrarme a mamá desayunado con Ramiro, pero no había nadie.
¿Dónde estaban? Busqué por todos lados pero no había nadie, seguramente habrán salido a trabajar, porque supongo que Ramiro también tiene trabajo.

Subí a mi habitación, y desde la habitación de mi madre se escuchaba agua, alguien se estaba bañando, entré, seguramente era mamá. Quería preguntarle por qué no me despertó.

Entré a la habitación, el agua correr ya no se escuchaba, decidí esperarla.
Me tiré boca abajo, sentí aire en mi trasero mi camiseta se había levantado, no me importaba era mi madre.

Escuché que la puerta se habría.
Aún acostada pregunté.

- ¿Mamá por qué no me despertaste para ir a la escuela? - Pregunté, la cama de mamá era muy cómoda en cualquier momento me dormía otra vez.

No escuché respuesta de su parte, me senté en la cama y miré a mi mamá.

Corrigiendo no era mamá, era Ramiro.
El estaba parado en el marco de la puerta con una sonrisa. Tenía una toalla enrollada a su cintura, su pecho y su cabello aún estaban mojados. Lo único que rogaba es que no halla visto mi trasero al aire.
Tragué duro.

Cortos CombateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora