Occhiavigna

1.7K 26 4
                                    

Abrí la puerta y me encontré a mi tío Nicolas, hacia años que no lo veía, debido a la distancia. No podía creer que estuviera aquí, parado enfrente de mi.

- ¿Acaso ya te olvidaste de mí? - Preguntó divertido.

No espere más y salte a su cuello, enrollando mis piernas en su cintura. Sintiendo su cuerpo fornido y duro.

- No sabes cuando te he extrañado - Dije en su oído.

Ambos siempre fuimos muy apegados, desde que recuerdo, el siempre se ofrecía a cuidarme cuando mis padres se iban cuando era pequeña. Siempre salíamos a tomar helados o al parque. En definitiva el era mi tío preferido.

Pero debido al traslado de su trabajo a Perú, no lo veo desde hace más o menos 5 años.

¡Demasiado!

-Veo que me has extrañado -dijo en mi oído.

Me apegue lo más que pude a él, sentí sus manos en mi trasero, sosteniendo me.

No sé por cuanto tiempo estuvimos así, hasta que mi madre nos interrumpió.

-¡Mira quién está aquí! -exclamó como loca. Me baje de él, notando una erección en su entrepierna.

Abrazó a mi madre, su mirada se posó en mi y me guiñó el ojo. Me sonroje.

- Llegas justo para la cena - mi madre lo tomó del brazo llevándolo a la sala, yo les seguía de atrás.

Nos sentamos los cuatro, él y mis padres. Comenzando a comer, sentí su mirada en mí toda la cena, cosa que me ponía sumamente incómoda y casi ni toqué la comida que mi madre había preparado.

- Como has crecido, ya eres toda una mujer - dijo mi tío mirándome.

Asentí tímida, no sé por qué su cercanía me ponía algo incómoda y me excitaba su nuevo cuerpo, se ve que tanto trabajo en Perú lo ha puesto así, no me di cuenta e inconscientemente estaba mordiendo mi labio inferior y el me miraba atento.

Se me ocurrió una idea, vi que mis padres estaban muy entretenidos hablando con él sobre su trabajo, el se encontraba sentando al frente mío, saque mi zapato y acerqué mi pie a su entrepierna, el dio un salto y me miró con su ceño fruncido.

- Lo siento me ha dado un calambre - se excusó.

Acerco la silla más adentro para que no nos vieran y tomó mi pie comenzando a restregarlo contra su miembro que se encontraba duro como roca, el mordía su labio inferior excitado, jadeante. Su mano acarició una parte de mi pierna seductoramente haciéndome entrar en calor.

- Hija ayúdame con los platos - dijo mi madre, inmediatamente quité mi pie y me pare comenzando a recoger los trastos.

Fui hasta la cocina dónde deje todas las cosas.

- Hija ¿por qué te falta un zapato? - dijo mi madre mirando mi pie descalzo.

- O-oh n-nada, es que tenía comezón - mentí. Ella asintió sin darle importancia.

Volví y recogí mi zapato.

- Iré a descansar, hasta mañana - dije a los tres que seguían sentado, seguramente para comer postre.

Mi mirada se posó en mi tío, quien me regaló una hermosa sonrisa picaron.

Subí las escaleras moviendo mis caderas sabiendo que mi tío me miraba. Llegué arriba y dejé la puerta entreabierta.

Comencé a quitarme la ropa, mis shorts cortos se deslizaron por mis piernas tirándolo a un costado, saqué mi camisa blanca, desabotonado cada botón con lentitud. Sentí la puerta cerrarse detrás mío y a mi tío mirarme con lujuria.

Cortos CombateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora