Capitulo 4 Derek

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Al momento en que mis ojos se abrieron, pude escuchar todo,

oler todo, sentir todo lo que estuviera a cuatrocientos metros

a la redonda. Estaba seguro que la sensación por sí misma

llevaría a mi cuerpo completamente a un estado de shock, hasta que mi vista

se fijó en una cara familiar. La mujer en quién había confiado lo

suficiente para confiarle mi escape de todo.

-¿Cora?

Era extraño. La última cosa que recordaba era el rostro de Cora

mientras me desvanecía en mi sueño. Solo había dormido por un momento

antes de despertarme bruscamente. Quería saber si algo había salido mal con

el hechizo. Mirando a la bruja, no pude evitar preguntarme cómo era posible

que se viese más joven. Encontré mi respuesta cuando la exuberante belleza de

piel ligeramente bronceada y una cascada de rizos largos y castaños sacudió su

cabeza.

-No soy Cora. Soy Corrine.

Me levanté de golpe del bloque de piedra que había servido como mi

lugar de descanso... por cuánto tiempo, era lo único que podía pensar. Asimilé

mí alrededor, estaba en una sala iluminada con velas, pisos de mármol

pilares gigantes. La primera palabra que vino a mi cabeza cuando inspeccioné

el lugar fue santuario.

Observé a la mujer con la que me encontraba en la habitación,

desconfiando de sus intenciones. Me tomó un momento notar su extraña ropa.

Observé cómo estaba vestido y me di cuenta que quizás había pasado más

tiempo de lo que había pensado al principio. En este punto, ya no importaba

realmente.

El punto era que no se suponía que iba a despertar. Nunca.

Despectivo al ver que me habían despertado cuando había pedido

explícitamente que me dieran un escape del que no despertara, grité una

orden como príncipe de la Sombra de Sangre.

-Quiero ver a Cora. Tráela.

Odiaba el tono autoritario que mi voz tomaba naturalmente. ¿Quién

era yo para dar órdenes? Yo no era un príncipe, mucho menos el Salvador que

Vivienne decía que era.

La profecía de la que habló justo después de convertirnos en vampiros

me perseguía inmediatamente cuando la recordaba.

El más joven reinará sobre padre y hermano y solo su reinado puede

proporcionar a su especie verdadero santuario.

Todavía recuerdo cómo lucía la cara de Vivienne cuando recitó esas

palabras. Más que eso, vi las expresiones de mi padre y hermano.

Resentimiento.

Cerré de golpe el episodio de nostalgia en el que me estaba hundiendo

A la sombra de la sangre. 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora