Capitulo 9 Sofía

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Su mano estaba muy fría. Un escalofrío ascendió desde la mano

que él sujetaba todo el camino hasta mi codo. No podía

entender por qué él haría eso - sostener mi mano. Pero el

gesto extrañamente me trajo consuelo donde no tenía ninguno.

A medida que dábamos el paseo nocturno a donde fuera que podían

ser considerados los aposentos del Príncipe, mantuve mis ojos abiertos

buscando vías de escape. Acabábamos de salir del Valle, y estábamos siendo

conducidas a otro bosque oscuro y turbio, aunque estaba segura de que

quedaría a la vista algún otro claro, mostrándonos otro aspecto de la Sombra

de Sangre que sorprendería a mi imaginación.

A estas alturas, sin embargo, no había nada para ver, sino las mismas

vistas monótonas que ofrecía el oscuro bosque, iluminado solo por las llamas

de las antorchas que llevaban los guardias, árboles altos, con sus ramas largas y

premonitoras, rocas que bordeaban el lado del camino de tierra, matorral es

espinosos dispersos aquí y allá.

Mis pensamientos vagaron de vuelta a la gente que vi en el Valle. Era

fácil darse cuenta de la diferencia entre los vampiros y los humanos. Los

vampiros llevaban ropa de diseño que parecía que había sido sacada

directamente de las páginas de Vogue. Yo normalmente imaginaba a los

vampiros vistiendo principalmente cuero negro ajustado o gabardinas largas.

Estos no. Incluso Derek, Lucas y Vivienne iban vestidos bastante normales,

jeans, camisas negras claras para los hombres, y un bonito y coqueto vestido

para Vivienne. Era obvio que los vampiros se las arreglaban para mantenerse

al día con la última moda. Los humanos, por otro lado, tenían una especie de

uniforme, overoles grises de algodón para los hombres, blusas blancas de

algodón para las mujeres. Pensé más en lo que había visto en el Valle.

Rápidamente se volvió evidente para mí que la mayoría del trabajo estaba

siendo hecho por humanos, mientras que la mayoría de los vampiros parecían

estar simplemente dando paseos tranquilamente o pasando el tiempo los unos

con los otros, la mayoría de ellos teniendo un humano o dos siguiéndolos

detrás de ellos, listos para satisfacer sus más mínimos caprichos. Estaba

bastante segura de que nosotros los humanos éramos la fuerza de trabajo que

mantenía en funcionamiento la Sombra de Sangre. Nosotros éramos la sangre

y el sudor de la Sombra. Ambas literal y figuradamente.

Recordé una escena en particular de la que fui testigo mientras

estábamos siendo arrastradas por el Valle. Desde la distancia, vi como un

vampiro golpeaba a un joven en la cara, haciendo que el chico cayera al suelo.

Quise correr ahí y hacer algo. Incluso en el instituto, dejé claro a Ben y a todos

A la sombra de la sangre. 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora