Su mano estaba muy fría. Un escalofrío ascendió desde la mano
que él sujetaba todo el camino hasta mi codo. No podía
entender por qué él haría eso - sostener mi mano. Pero el
gesto extrañamente me trajo consuelo donde no tenía ninguno.
A medida que dábamos el paseo nocturno a donde fuera que podían
ser considerados los aposentos del Príncipe, mantuve mis ojos abiertos
buscando vías de escape. Acabábamos de salir del Valle, y estábamos siendo
conducidas a otro bosque oscuro y turbio, aunque estaba segura de que
quedaría a la vista algún otro claro, mostrándonos otro aspecto de la Sombra
de Sangre que sorprendería a mi imaginación.
A estas alturas, sin embargo, no había nada para ver, sino las mismas
vistas monótonas que ofrecía el oscuro bosque, iluminado solo por las llamas
de las antorchas que llevaban los guardias, árboles altos, con sus ramas largas y
premonitoras, rocas que bordeaban el lado del camino de tierra, matorral es
espinosos dispersos aquí y allá.
Mis pensamientos vagaron de vuelta a la gente que vi en el Valle. Era
fácil darse cuenta de la diferencia entre los vampiros y los humanos. Los
vampiros llevaban ropa de diseño que parecía que había sido sacada
directamente de las páginas de Vogue. Yo normalmente imaginaba a los
vampiros vistiendo principalmente cuero negro ajustado o gabardinas largas.
Estos no. Incluso Derek, Lucas y Vivienne iban vestidos bastante normales,
jeans, camisas negras claras para los hombres, y un bonito y coqueto vestido
para Vivienne. Era obvio que los vampiros se las arreglaban para mantenerse
al día con la última moda. Los humanos, por otro lado, tenían una especie de
uniforme, overoles grises de algodón para los hombres, blusas blancas de
algodón para las mujeres. Pensé más en lo que había visto en el Valle.
Rápidamente se volvió evidente para mí que la mayoría del trabajo estaba
siendo hecho por humanos, mientras que la mayoría de los vampiros parecían
estar simplemente dando paseos tranquilamente o pasando el tiempo los unos
con los otros, la mayoría de ellos teniendo un humano o dos siguiéndolos
detrás de ellos, listos para satisfacer sus más mínimos caprichos. Estaba
bastante segura de que nosotros los humanos éramos la fuerza de trabajo que
mantenía en funcionamiento la Sombra de Sangre. Nosotros éramos la sangre
y el sudor de la Sombra. Ambas literal y figuradamente.
Recordé una escena en particular de la que fui testigo mientras
estábamos siendo arrastradas por el Valle. Desde la distancia, vi como un
vampiro golpeaba a un joven en la cara, haciendo que el chico cayera al suelo.
Quise correr ahí y hacer algo. Incluso en el instituto, dejé claro a Ben y a todos
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A la sombra de la sangre. 1.
VampirosLa noche del decimoséptimo cumpleaños de Sofía Claremont, ella se adentra en una pesadilla de la que no podrá despertar. Un tranquilo paseo nocturno por de la playa la lleva cara a cara con una criatura pálida y peligrosa que anhela mucho más que su...