Capitulo 6 Derek

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No podía apartar mis ojos de ella. Quería parar, pero me

encontré cada vez más cerca. Era hermosa a la vista, no

solo porque su aspecto físico me atraía más allá que las

otras chicas. No. A mis ojos, ella era la más hermosa, porque en el momento

que tenía todo el derecho de estar aterrorizada, se las arregló para mostrarle

consuelo a otra persona que lo necesitaba.

En el momento que la vi agarrar la mano de la otra chica a su lado,

todas las demás fueron insignificantes en comparación. Ella me mostró una

humanidad a la que deseaba volver. Pero yo era el depredador. Ella era mi

presa. E incluso mientras la admiraba por ese simple gesto, estaba luchando

para evitar saborear el dulce manjar que ella era para mí.

Murmuré varias maldiciones en voz baja. Conocía a mi hermana lo

suficiente como para saber por qué me estaba poniendo a través de esto.

Conocía mi lucha por mantener el control cuando se trataba de satisfacer mi

hambre. Así que esto era lo primero en que me puso a prueba. Por qué

demonios me estaba probando, era todavía algo que tenía que averiguar.

Vivienne era conocida por sus juegos mentales, pero sobre todo con la joven e

inocente pelirroja quien capto mi atención, la cual, se encontraba de pie y

delante de mí. No pude evitar pensar que esto era un juego cruel aún para

Vivienne.

Estudié a la joven mujer cuyos ojos verde esmeralda se asentaban

audazmente en mí. Lleve la vista a esos cabellos castaño oscuro cayendo sobre

sus hombros y enmarcando su delicado rostro. Había una inocencia en el

ligero rubor de sus pecosas mejillas que me hicieron doler por dentro. Sus ojos,

y la forma en que se fijaron en mí (inquebrantables en su valentía y audacia)

me hicieron querer alejarme de ella. Sabía que me estaba estudiando y habría

dado cualquier cosa por saber lo que estaba pasando por su cabeza mientras

me miraba.

Un dolor familiar se apoderó de mi pecho con cada paso que daba

hacia ella. Era todo lo que yo no era desde hace mucho tiempo. Representaba

todo lo que perdí cuando mi padre me convirtió en este monstruo. Cuando

estuve a cerca de dos metros de ella, inmediatamente me arrepentí de

acercarme a ella, ya que la vista y el más mínimo olor de un poco de sangre en

su labio inferior se volvieron mi completa perdición.

Con la velocidad y la fuerza del rayo, olvidé que la había empujado

hacia atrás hasta que su espalda golpeó con un ruido sordo contra uno de los

pilares del gigantesco santuario de mármol. La culpa y la vergüenza me

llenaron por causarle dolor, pero yo estaba cediendo a mi naturaleza,

desesperado por obtener su sangre y probarla.

Tragué saliva mientras mis ojos se centraban en el corte sobre su labio.

Sabía que en el momento en que hiciera algo para probarla, yo no sería capaz

de controlarme. No había vuelta atrás.

-Derek, no...

Mi respiración irregular y el errático latido ahogaron las protestas de

mi hermana. En lo que a mí concernía, no había nadie más allí con nosotros.

Éramos solo esta inocente y yo. Esta inocente a la que estaba a punto de

destruir totalmente.

Envolví un brazo alrededor de su pequeña cintura y la levanté del

pilar, apoyando su peso en mis caderas. Ella trató de apartarme, trató de

liberarse de mis manos, pero no pasó mucho tiempo para que se diera cuenta

de que no había escapatoria. Yo era demasiado fuerte y ella estaba a mi

completa merced. Ella lo sabía. Yo lo sabía, y me odiaba a mí mismo, porque

en ese momento, no había ni un solo latido de misericordia corriendo por mis

venas privadas de sangre. No había nada en mí, sino una necesidad animal y

primitiva que estaba pidiendo a gritos ser satisfecha: el hambre.

A la sombra de la sangre. 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora