Apesar de mis esfuerzos por no hacerlo, seguí mirando con
fijeza. Yo estaba sentado en el borde de lo que Sofía llamaba
mostrador, observándola mientras ella se abría camino por la
cocina en un ligero vestido amarillo claro aferrándose a sus curvas en los
lugares correctos. Ella estaba preparando su desayuno: dos trozos de pan que
metió en un artilugio llamado tostador. Consiguió un frasco de mermelada de
frutilla y un trozo de mantequilla del "refrigerador de dos puertas", que al
parecer era un armario para refrigerar la comida.
Cuando empezó a untar mantequilla sobre un trozo de pan tostado, sus
ojos verde esmeralda se alzaron para encontrarse con los míos. Dejó lo que
estaba haciendo y se me quedó mirando por un par de segundos.
Encontré inquietante que me mirara de esa manera. Ni siquiera podía
entender la razón. Essolo unachica,Novak.¿Cuándo hasestado tanexaltado
por unachica?
-¿Qué? -le pregunté.
-Gracias... por rescatarme esta mañana. Estaba muy segura de que
nada detendría a los guardias de convertirme en su desayuno.
No respondí. Ella era mi responsabilidad. Era mi deber velar por su
seguridad.
-Lamento que hayas sido tomada de la vida del exterior. Entiendo
cómo todo esto puede ser... traumático-dije.
Ella se concentró en prepararse el desayuno, aunque sus largas
pestañas revolotearon ante mi disculpa.
Luego de un momento, ella habló.
-No sé cómo dejar esto lo bastante claro. Sin importar lo que pienses,
no soy tuya, Derek. Les dijiste a los guardias que soy tuya. No lo soy.
Admiré su audacia. Me estaba hablando como un igual, sin nunca
detenerse a pensar en lo que decía y sin embargo se las arreglaba para llevarlo
a cabo con una gracia femenina que encontré encantadora y bastante
chocante. Debatí conmigo mismo si debía encarar sus afirmaciones. Hasta
donde todos en la Sombra de Sangre sabían, ella era mía. Era la simple verdad
y sin importar cómo a ella le gustaría creer lo contrario, seguía siendo cierto.
Suspiré y lo dejé pasar. Déjalacreerloque quiera.
-Nunca es de mañana aquí. ¿A qué se debe? -Quizás se dio cuenta
de que no iba a conseguir una respuesta de mí con respecto a sus afirmaciones
de que yo no era su dueño, cuando en realidad yo lo era.
-El hechizo de una bruja mantiene la luz del sol lejos. -Miré al
exterior por la ventana-. Aquí en la Sombra de Sangre, la noche dura para
siempre. No he visto la luz del sol en quinientos años.
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A la sombra de la sangre. 1.
VampiroLa noche del decimoséptimo cumpleaños de Sofía Claremont, ella se adentra en una pesadilla de la que no podrá despertar. Un tranquilo paseo nocturno por de la playa la lleva cara a cara con una criatura pálida y peligrosa que anhela mucho más que su...