Capítulo 14

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Kagome lloraba en aquel parque, había tomado una decisión. Debía de huir, escaparse de todo y de todos, pero principalmente de Naraku.  No sería la primera vez, así que podría con esto nuevamente.

-Debo irme, salir del país, será lo mejor para todos.

Luego de decir aquello, se levantó del asiento para caminar rumbo al departamento de dónde había salido hecha una furia. Sin embargo, tan sólo con pararse, alguien sin saber quien se aferra a ella por la espalda, abrazándola fuertemente. La azabache se asusta e intenta correr pero aquel individuo era más fuerte que ella.

-Por favor… no te vayas… no me dejes - esa voz era reconocible para la joven, cómo no, si hace unos minutos habían discutido. Más no era el firme tono de siempre, sino que estaba quebrado, además de apestar a alcohol.

-Sesshomaru - dice ella suavemente. Dándose media vuelta la miró fijamente a los ojos y se llevó una gran sorpresa al verlo llorar - ¿Qué… que tienes Sessh? - pregunta preocupada.

-No te vayas Kagome, no te alejes de mí - al decir aquello, lágrimas involuntarias salían de sus ojos empapando sus bellas mejillas - Te necesito a mi lado.

A la azabache se le oprimió el pecho verlo de esa manera, jamás se mostró vulnerable frente a nadie y aquella forma en que se aferraba a ella como un niño asustado la conmovió.

-Vamos Sesshomaru, hace frío, vamos a casa - dice tratando de calmar al peliplata

-Prométeme que nunca me dejarás… ¡Promételo! - el aire de superioridad nunca se le quitará, pensaba Kagome.

-Lo prometo - lo besa lentamente en los labios - Ahora vamos.

El peliplata abrazó con más fuerza a la azabache. No quería soltarla, pues intuía que si eso llegaba a pasar, la perdería para siempre. Al llegar al apartamento, Kagome dejó a Sesshomaru en su habitación, estaba bastante ebrio y apenas si podía estar de pie.

Al dejarlo recostado en la cama le dio un dulce beso en la frente. Se dirigió hacia la puerta, pero un fuerte agarre la detuvo.

-No te vayas - decía Sesshomaru en un susurro.

-Tienes que descansar, vas a despertar con un fuerte dolor en la cabeza - sonreía tiernamente mientras pasaba su mano por el rostro del hombre.

-Te amo, Kagome - y luego de decir aquello se dejó llevar por el cansancio.

La azabache no cabía de la impresión. Primero creyó que fue por culpa del alcohol y que no sabía qué era lo que decía, pero en el fondo deseaba sentir que aquello era verdad.

Muy distinto era oír que la quería… pero, ¿amor? Kagome más confundida estaba. Salió de la habitación con el corazón en la boca y una sonrisa en sus labios. Lentamente se percataba que también quería a ese hombre, a ese profesor que la sacaba de sus casillas, gruñón e insolente.

*****

Bankotsu se encontraba en la habitación de la universidad mirándose al espejo. Naraku le dejó un no tan lindo moretón en su rostro - ¡Maldición! - pensó el joven. Estaba en una encrucijada, y en una bastante complicada.

El joven de trenza quería mucho a Kagome, lentamente ella fue entrando en su corazón. Ahora la quería solo para él, aunque sabía que tenía algo de competencia, más, sabía que ese vejestorio no era nadie en comparación a su jovial actitud.

Sin embargo, su hermano, Jakotsu, estaba en las manos de ese enfermo de su tío. Imaginar todo lo que ha pasado no cabía en la cabeza del moreno. Debía de rescatarlo de una manera inteligente y rápida para que ni éste ni su Kagome salieran lastimados… pero, ¿cómo?

Reescribiendo el pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora