b u t t e r f l y;

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Jimin navega por su perfil de Twitter en silencio, hace pocos minutos acababa de despertarse y a lo primero que acudió al ser consciente de que se encontraba solo en la habitación fue distraerse con su teléfono. Mirando los recientes comentarios que ha recibido se pregunta quizá cual era el más depravado de todos. Odiando la regla de que cada Ágora tuviera que tener una cuenta obligatoriamente, con una cantidad ridícula y excesiva de seguidores.

Su dedo pulgar roza la pequeña pantalla bajando por la página de inicio.

Kimu Ágora @kimuA

Annyeonghaseyo! #Ágora  

Annyeonghaseyo! #Ágora  

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—Tch.— chasqueo su lengua ignorando la fotografía. ¿Por qué tenía que aparecerse el chico más famoso de toda la mansión? Su número de seguidores supera fácilmente el millón, seguido por Jungkook y después Yoongi. Sin embargo ninguno de los dos últimos se enteraban de lo populares que eran, pocas veces actualizaban su estado, pues solo lo hacían cuando el personal les venía a forzar a hacerlo. El castaño apenas tomaba su teléfono y el restante sentía repulsión a las redes.

¿Y por qué eran presionados a sacarse fotos y compartirlas? Fácil, así se vende más fácil el artículo. Literalmente tenían la responsabilidad de hacerlo para más clientes y más dinero para los dueños.

Jimin bloquea el celular y lo deja a un lado, recostándose siente la soledad carcomiendo el ambiente. Se queda un tiempo mirando el techo fijamente, preguntándose el paradero de sus dos compañeros.

Y como si el destino le respondiera, sus pupilas brillan cuando un despeinado Jungkook abre la puerta entrando con ojos atontados. Probablemente su mente estando en otro lugar, pues no le dirige palabra alguna mientras cierra la puerta detrás. El adorable aspecto del menor le sorprende, mejillas rosaditas combinan con su mirada pasmada en un lugar fijo, mientras que la holgada chaqueta que usa y la elegante bufanda que cubre la mitad de su cara basta para que estallara a tiernas carcajadas.

—¡Pareces un bebé!— dice divertido tapándose la boca con su mano.

Jungkook formula una pequeña sonrisa mientras emprende camino hacía el lugar donde descansa, totalmente exhausto deja el gran abrigo encima.

—Y bien... ¿Cómo estuvo la noche?— se acerca juguetón. Calmando las risueñas carcajadas que pronunciaba, corre a un lado la chaqueta acostándose con suma confianza en el ajeno colchón.

Los bonitos ojos del castaño sonrieron por si solos, Jimin conociéndolo al revés y al derecho para llegar a saber que estuvo de maravilla.

—¡¿Lo hace bien?!— no obtuvo respuesta.— ¡Vamos! ¿Cómo estuvo? ¿Fantástica, esplendida, increíble, romántica, mágica?

Escucha un suspiro del contrario.— Estuvo...bien.

—¿Bien?—dice, decepcionado de tal corta y pobre respuesta.

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