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Yoongi se lame los labios con cautela después de un apasionado beso de despedida con el actual cliente haciéndole compañía. Sin alejar el caliente contacto entre ellos, las manos del extraño aprietan sin vergüenza su trasero, haciéndole levantar un poco por la fuerza que ejercía. El menor se sostiene de los hombros del más alto bajando la cabeza, dejando libre su nuca para ser besada.

—¿Te gustó la madrugada preciosura? —aun con las manos debajo, el desconocido le pregunta, y así Yoongi libera una queja por su garganta a tal incomodo contacto, más solo consigue excitarlo aún más. —¿Puedo llamarte de nuevo otro día?

Con lentitud se acerca al oído contrario.

—Si me llamarás más tarde podríamos hacer muchas más cosas. —se queja disimuladamente. Puesto que a nadie le gusta que le llamen para despertarlo y tener una cita, menos a Yoongi que lo que más desea es descansar.

Los ojos del más alto se oscurecen en excitación mientras parece que una cola imaginaria se sacudiera atrás suya, como un perro contento por comida ofrecida.

—Eres muy caliente Kuro. —dice abriendo los glúteos contrarios por encima del ajustado pantalón, masajeándolos fuertemente para después acercase a su boca y meter la lengua instantáneamente. Yoongi corresponde, algo cansado de la misma acción se queja entre toqueteos. Al separarse un fino hilo de saliva se desvanece hasta desaparecer gradualmente. 

Sin expresar más palabras, el susodicho abre la puerta a sus espaldas cerrándola sin siquiera voltear, el rocio de la mañana le golpea haciéndolo entumecer por cortos segundos. Y sin tardarse, encuentra con la mirada el lujoso automóvil negro de vidrios polarizados esperándolo mientras que con ningún disimulo se limpia los más que brillantes e hinchados labios, caminando hacía este arreglándose los revoltosos mechones de cabello que le cubren parte del rostro.

Durmió gran parte del viaje, evitando mantener una conversación con el chofer que la mayoría del tiempo le coqueteaba y centrándose a escuchar la relajadora música de la radio.

"¿A quién se le ocurre llamar a una prostituta a las seis de la mañana?" —se pregunta con ligero enojo mirando en la pantalla del teléfono las 8 am.

Dos horas de sexo.

Cualquiera diría que pues, no es tan malo, satisfacción por una buena vivienda, comida y ropa de marca llenaba el vacío ¿No? Yoongi al principio se lo cuestionó luego de aceptar que probablemente ya no sería libre nunca más, pero exactamente ese pensamiento le hizo dudar de por sí. ¿Por que todo tenía que ser tan difícil en su vida? ¿En la vida de todos? 

En sí los clientes no eran la mayor parte del problema, si no en el objeto que lograba sentirse luego de eso, y en el trato que recibía no de ellos, si no en su "propio hogar". ¿Alguien sería capaz de entender eso? 

Los pasillos de la mansión se encuentran casi vacíos a no ser por unos cuantos Ágoras detrás de los trabajadores, siguiéndolos a quien sabe dónde. En un suspiro abre la puerta de la habitación e ingresa, encontrándose en una escena algo chocante.

—¿Qué pasó? —llama la atención de los dos chicos dentro incluso antes de asimilar todo el panorama ante él. Así como por siguiente revela una expresión mezclada en confusión y enojo.

Jimin se encuentra sentado con las piernas arriba en una de las camas, una cinta cubre mayor parte de su frente y su cuello contiene unas leves marcas que cualquier tuviera en claro que unas manos se posaron ahí con la fuerza suficiente para dejar violáceos moretones, a su lado Jungkook le mira con preocupación y tristeza. El segundo más bien mantiene una rígida sonrisa, pero no hasta que la presencia de Min Yoongi se adentra y formula una pregunta pidiendo explicaciones.

Ágora; vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora