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El aire se siente pesado, los pajarillos cantan a afueras de la vivienda, la luz del sol saliendo indicando el amanecer se cuela por las cortinas iluminando débilmente el cuarto y finas sábanas de seda tapan los desnudos cuerpos descansando sobre la cama.

Taehyung abre los ojos lentamente, sus brazos rodeando la figura de Jungkook, sintiendo la excesiva suavidad de su piel, sonríe. Pues el riesgo había valido la pena, por qué ser capaz de ver su cara, su figura, no podía compararse con todo el efectivo gastado.

Mira el durmiente rostro del menor, sus labios, más suaves que los de un crio e hinchados notoriamente afirmando la ocurrencia de hace unas horas, junto a sus parpados donde una cascada de numerosas pestañas adornan la parte inferior. El revoltoso cabello de mechones castaños adornando su frente, todo seguía igual, todo seguía justo como lo recordaba. Y no pudo resistirse, se juró que no le tocaría, tratando de convencerse que el dinero invertido no lo usaría para sexo, pero la razón quedo atrás en el momento cuando las ligeras manos del menor tocaron las suyas.

Con pesar toma el moderno teléfono en la mesa de noche, desbloqueandolo para ver la hora, apenado lo deja a un lado. Apartando las hebras de pelo del menor suspira, admirándolo por unos segundos antes de despertarlo.

—Jungkoo-ah.— rasposo articula, sintiendo lo áspera que su garganta se había vuelta en las horas de sueño.

Unos intentos más bastaron para que el nombrado abriera los ojos, despertando semejante a un ángel de luz para él.

—Hola.— Taehyung saluda regalándole una tierna sonrisa.

El castaño le imitó.— Hola.—su corazón latiendo raudo. Desnudo se remueve entre las sábanas, los brazos aprisionándolo perdieron fuerza hasta liberarlo, después de recuperar un poco la conciencia pregunta por la hora.

—Temprano.— el rubio se acerca hacia él, acariciando parte de sus rosadas mejillas.— ¿Cómo estás?

Y tarda en responder, sintiéndose ido, ajeno al dulce amanecer que le daba la bienvenida a un nuevo día, todavía adormilado.

—Duele...— contesta mirando a un punto fijo.

Taehyung casi salta del sitio, la preocupación pudiéndose apreciar a través de su expresión.

"Estúpido, estúpido, por qué tienes que ser tan bruto en todo, imbécil"

—Jungkook, yo...— nervioso por haberlo herido intenta disculparse, sin embargo es interrumpido.

—Mis ojos.— no entiende que es lo que le intentaba decir.— Duelen...

Al observar las pupilas azules con un tono rosáceo pastel rodeándolas pudo notar a que se refería.— ¡Mierda, las lentillas!

Se acercó al menor, que como un bebé se dejaba quitar los molestos lentes de contacto quejándose de vez en cuando. Después busca por algún rincón del cajón de la mesa de noche las gotas para ojos y al encontrarlas se las aplica con cuidado.

—Mírame.— ordenó.

Acatando las palabras, Jungkook observa fijamente al apuesto hombre, quien con los dedos aparta suavemente el líquido escurriendo por su rostro. Las caricias le otorgan extrema comodidad, dejándolo encantado y queriendo sentirlas por más tiempo.

—Gracias.— agradecido se confesa, y no solamente por los cuidados que le proporcionaba en ese momento. Si no por todo en general.

La voz se repite en la mente del rubio como un disco rayado, quedándose embobado mirando las oscuras y reales pupilas del menor se recuesta nuevamente, sintiendo como el corazón en su pecho intenta delatar el mar de nerviosismo dentro suya.

Ágora; vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora