Jimin acomoda el collar en su cuello, sintiendo como le causa cierta molestia en su piel se rasca un poco dejando la zona levemente colorada. Admira las nocturnas calles de Seúl entretanto viaja por la limusina guiándolo a un destino desconocido. Las estrellas junto con la luna se imponían fuertemente en el panorama y la frescura que se le otorga es bien recibida por él mismo, pues el verano no era su estación preferida a decir verdad. Agradece el hecho de que se dirigiera a su última cita del día y al llegar a la habitación poder descansar tranquilamente sin interrupciones ni más clientes de por medio.
La radio del automóvil se hace sonar, una melodía donde un piano toma la delantera, para luego una voz grave y armoniosa le acompañe, hechos el uno para el otro, y agita el dedo siguiendo el ritmo de la melodía con una gustosa sonrisa.
(...)
"—No hay nada como el amor, deberías intentarlo. —le comenta coqueto el hombre frente suya mientras le acaricia uno de sus gruesos muslos en un toque insinuante, la piel al descubierto gracias a los cortos pantalones que usa no mejoran en cuanto a resistencia le puedan otorgar. Y aunque no le desagradaba, un poco de temor se asoma en su subconsciente.
El pequeño se encuentra sentado en una cómoda butaca en medio del espacioso salón, el dueño de este parado a pocos centímetros de él, un poco encorvado se inclina para poder tocarlo a donde sus manos lleguen.
—Y-yo...—libera un ligero gemido, correspondiendo a todas las sensaciones que esos dedos le han de otorgar. —Oppa, no, por favor. — ruega unido del tal especial etiqueta con la que le han ordenado dirigirse. Estático se queda cuando siente una de las manos acariciando su paquete por encima de su pantalón sin vergüenza alguna.
—Dime ¿Por qué no?
—P-porque usted...usted es mi cliente.
—¿No soy tu cliente favorito?
—S-sí, lo es. —el más bajo se siente desfallecer mientras su miembro es masturbado encima de la delgada tela de los apretados pantalones cortos. Enamorándose prohibidamente de cada uno de los dedos que le acariciaban por ahí, ese lugar tan privado pero de recurrida atención.
—Di que eres mío Jimin-ie. —los movimientos aumentando rapidez, dificultando la respiración del peli rosa. —Admite que de verdad amas cuando hago esto. —pronuncia el mayor acercándose al rostro contrario.
—S-soy de usted, oppa, soy t-tuyo.
—¿Quieres que te bese? —le tortura, obviando la respuesta.
Jimin afirma con un rápido movimiento de cabeza, totalmente desesperado e impaciente. Inmediatamente el hombre le besa con pasión, metiendo la lengua dentro de la boca y haciendo presión con la contraria, saboreando cada parte de él, sintiendo la delicia de sus labios moviéndose al compás de los suyos, y no lo suelta por un buen rato, menos cuando los quejidos de su pequeño juguete aumentan de volumen o su respiración irregular se mantiene.
—¿Jimin-ie me amas? ¿Te gusta lo que hago? —pregunta en medio del fogoso beso.
—Lo amo, lo amo. —admite Jimin sintiendo el orgasmo cada vez más cercano."
"El silencio estaba matándole las ansias, el ambiente se volvía cada vez más incómodo y aunque Park Jimin quería preguntar porque tanto suspenso e indiferencia ante su presencia, se mantiene estático, quieto en el lugar donde su cliente le había pedido. Porque obedecer sus órdenes era una de sus tareas preferidas que cumplir.
Las manillas del reloj resuenan cada vez más y es lo único que se puede oír por un buen rato, el alto hombre de más de un metro ochenta camina de lado a lado, mirándolo por cortos entretiempos para después devolver los orbes al pulido suelo. Unos varios y largos suspiros después se propone a hablar por fin.
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Ágora; vk
FanfictionUna elegante prostituta como él no tenía derechos a las libertades del amor. Y llegó Taehyung rompiendo todos sus esquemas, como si la vida entera estuviera hecha para su interrupción.