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—Milady, ¿está segura de lo que va a hacer? — preguntó Beth mientras seguía guardando vestidos y camisolas en el baúl que tenía frente a ella, y el cual se llevaría en su viaje

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—Milady, ¿está segura de lo que va a hacer? — preguntó Beth mientras seguía guardando vestidos y camisolas en el baúl que tenía frente a ella, y el cual se llevaría en su viaje. No era muy grande, solo llevaría lo justo y necesario, con una escapada nocturna no podría llevar mucho...ya luego se las arreglaría.

Claro que estaba segura. Ya no podía esperar por estar sobre sobre la cubierta principal del Pirate Princess y saborear por fin su libertad.

Le agradecería eternamente a Charles por aquel regalo, y aunque lo extrañaría y también a su familia, no podía dejar pasar aquella oportunidad. No cuando era lo que siempre había soñado.

Ya luego volvería.

—Por quinta vez, ¡sí! — Mia salió de su vestidor, llevando consigo un par de vestidos. — ya deja de preguntar lo mismo, Beth — le entrego lo que llevaba — debemos apurarnos. No quiero que nadie nos descubra — la apuro, para luego volver en busca de más prendas para su viaje.

La doncella asintió, guardándose sus comentarios. Claramente no estaba de acuerdo con lo que la princesa pensaba hacer, pero no tenía mucho que opinar al respecto. Solo esperaba que el duque pudiera sobrellevar el escándalo en que su fallido compromiso se transformaría.

La sociedad londinense no era muy amable con los novios que eran dejados plantados en el altar. Los rumores y cotilleos se escucharían por todas partes.

El suyo había sido un gran acto de amor, y era una completa pena que Lady Mia no lo notará. Tan cegada por el próximo cumplimiento de su gran sueño, no era capaz de apreciar lo que tenía al frente, ni darse cuenta el desastre que estaba dejando tras su partida.

Soltando un suspiro, Beth siguió con lo que hacía, guardar un vestido tras otro en el baúl. Cuando este estuvo lleno, lo cerró y lo dejó junto a la ventana, escondiéndolo tras los cortinajes.

—Todo listo, milady — musitó, fijando la vista en el suelo. No deseaba seguir viendo como su señorita seguía con aquella locura.

Solo esperaba que no se arrepintiera de lo que estaba por hacer. Hacer realidad un sueño era algo maravilloso, siempre y cuando no se estuviera pisoteando a los demás en el proceso.

—Muy bien, ¡muchas gracias Beth! — Mia soltó un gritito de felicidad; sin embargo esta se fue apagando al notar el rostro serio de su doncella. — ¿Qué sucede, Beth? — se acercó a ella. — ¿es que no estas feliz por mí? ¡Mi sueño por fin se cumplirá! —.

—Me alegro por usted, princesa — Beth sonrió y se apartó. — ahora si ya no necesita más de mi ayuda, ¿puedo retirarme? —.

—Sí, claro — un tanto aturdida por su reacción, Mia observo como la joven salía de su habitación.

Que extraño, pero en aquel momento nada empañaba su felicidad, así que encogiéndose de hombros decidió bajar al comedor. Donde en algunos minutos se serviría la cena, su última cena en familia.

Again [Royalty#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora