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El silencio se instaló en la habitación, aumentando los nervios de Mia mientras Charles se mantenía mirándola fijo a los ojos, casi quemándola con el verde de su mirada

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El silencio se instaló en la habitación, aumentando los nervios de Mia mientras Charles se mantenía mirándola fijo a los ojos, casi quemándola con el verde de su mirada.

—No entiendo de que tenemos que hablar tú y yo — dijo Mia, luego de imitar la acción del chico cruzando los brazos sobre su pecho, y enarcando una ceja. — será mejor que me dejes salir, si nos ven aquí se armara un escándalo — intento rodearlo, para caminar hacia la puerta, pero nuevamente él la detuvo. —¡Charles! — exclamó, haciendo un mal intento de berrinche.

—Mia...por favor — la tomó por el brazo, manteniéndola junto a él. — Ambos sabemos que los berrinches no son lo tuyo, así que déjale esto a las damiselas allá afuera — soltó un largo suspiro, rodando los ojos en el proceso.

—Yo soy una damisela... — se quejó ella, un tanto ofendida por las palabras de él. Sabía muy bien que nadie la veía como una dama delicada e inocente, pero le molestaba que justamente Charles se lo hiciera saber.

Nunca había deseado ser una dama, pero en aquel momento, bajo su atenta mirada, no había otra cosa que deseara más.

—Si claro, y yo soy un erudito — se burló, soltando una pequeña risilla. Luego, y sin soltar su brazo, camino hacia los muebles que allí había.

—No es gracioso, Charles — Mia siguió quejándose. De nuevo sin buenos resultados—...ya déjame ir —.

—No hasta que hablemos — contestó él, sentándose e invitando a la chica a imitar su acción.

—¿Sobre qué? —.

—¿Sobre tú evitándose? — decidiendo que necesitaba beber algo más fuerte que el ponche servido en la recepción, el duque se puso de pie y se acercó a la licorera, tomó una copa y vertió un poco de whiskey allí.

—Yo no estoy para nada evitándote — afirmó Mia, sentándose y mirándolo con el ceño fruncido.

—¿Brandy? — le ofreció, ignorando completamente sus palabras sobre lo erróneo de su afirmación. Aunque ya había servido las dos copas, pues sabía de sobre cuál sería la respuesta que ella le daría.

—Preferiría whiskey — pidió en un murmullo, un tanto avergonzada por no preferir el licor que las damas solían beber. — por favor —.

Claro que whiskey, Mia Southford no tomaría jamás algo más suave. Al menos no frente a alguien de su familia, o digno de su confianza con quien no tuviera miedo a ser juzgada.

Charles soltó una risilla, tendiendole el vaso. La mejillas de Mia nuevamente se habían tornado color carmesí, obviamente avergonzada por su peculiar preferencia a la hora de beber.

Quizás esta fuera un tanto masculina, su preferencia, y con aires de marinero, pero para él definitivamente resultaba única...y adorable.

No muchas damas de la alta sociedad londinense bebían whiskey como si de un suave y dulce ponche se tratara, así que debía apreciar a la única señorita que lo hacía. Pensándolo bien, ya lo hacía...la apreciaba y quizás un poco más de lo necesario.

Again [Royalty#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora