—Alteza, Princesa — el mayordomo hizo la esperada reverencia, para luego dar un paso al lado y dejarlas pasar.
Respondió con un muy amable gracias y un adecuado movimiento de cabeza. Su padre siempre le había inculcado ser amable con los que tan arduamente le servían; no por ser trabajadores, merecían menos respeto.
Luego de una agotadora hora junto a la modista, para darle los últimos retoques al vestido que usaría en su boda, por fin estaba de vuelta en casa y podría librarse de la Reina, sus locas ideas para la ceremonia, y los inagotables preparativos.
Compadecía a Caleb y a Beck, cuando fuera su turno en el altar, su madre se volvería más loca de lo que ya estaba.
—Mia — comenzó la reina, sonriendo tan cálida como siempre. — creo que deberías ir a tu recámara para descansar un poco, antes de que Lord Blackmore llegue para su paseo diario —.
Ah, lo había olvidado.
—Está bien — respondió Mia, igual sonriéndole de lado. — muchas gracias por su compañía, Alteza — hizo una reverencia, causando la divertida risa de la reina, como cada vez que lo hacía.
—No fue nada, mi niña. Sabes cuánto adoro oír tus reclamos contra la modista y sus alfileres — respondió está, acercándose para darle un suave beso en la mejilla — ahora debo ir a ver cómo están mis diablillos, seguro ya enloquecieron a su niñera — sonrió, más divertida que enojada por el comportamiento de sus hijos.
Era conocido que las dama de la alta sociedad no se involucraban demasiado en la crianza de los niños, para eso estaban las niñeras, pero su familia nunca sería como las demás. El rey y, principalmente, la Reina estaban constantemente alrededor de sus hijos, llenándolos de amor...y de paso liberando a los sirvientes de aquella carga.
Luego de subir la escalera, y dirigirse directamente a su habitación, Mia se dejó caer sobre el mullido sofá junto a la ventana.
Sus sentimientos aún estaban confusos, solo faltaba un día para la boda y aun no sabía qué pensar al respecto. Por momentos su ánimo decaía y solo quería encerrarse todo el día en su habitación a llorar, otras veces quería huir...pero luego aparecía Charles, con su brillante sonrisa y alegres ojos para hacerla reír, y de paso hacerla olvidar un poco su situación.
Recordando de repente su paseo con Charles, Mia se puso de pie de un salto y tocando la pequeña campanilla junto a su cama, llamó a Beth; debía preparase para su salida, cambiar de vestido...y quizás arreglar su cabello.
Verse presentable en presencia de Charles era algo que tomaba cada vez más importancia. No importaba cuan tonto fuera, Mia necesitaba que él pudiera apreciar la dama que había en ella.
—Princesa — murmuró Beth cuando entró en la habitación, luego de haber golpeado y ser invitada a entrar, claramente — ¿necesita ayuda para alistarse? —– sonrió con diversión. Ya tenía clara la respuesta, pues aquel era un ritual que repetían todos los días antes de que Lord Blackmore llegará para su paseo, o cualquier cita que tuvieran programada para el día.
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Again [Royalty#1]
Historical Fiction👑 Una aventura en que todos sus sueños pueden verse aplastados, porque...un sueño de libertad se puede transformar fácilmente en un sueño de amor. 👑 Atrévete a conocer la historia de Mia Southford. Primer libro de la saga Royalty: Una familia, tr...