/1/ Bienvenido de nuevo.

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Narra Becca.

-Matemáticas, Biología e Informática -leí susurrando el horario en mi mano. Lo guardé en la mochila y empecé a buscar mis libretas en el casillero.

Había terminado de meter mis cosas en la mochila cuando sentí que alguien tapaba mis ojos.

-¿Quién eres? -empecé a tocar con mis manos las del desconocido para tratar de quitármelas y noté que eran unas manos masculinas. No había ningún chico con el que me llevara así, al menos no uno que estuviera en Canadá.- Si eres un criminal date cuenta de que estás rodeado de alumnos que serán testigos si intentas hacerme algo malo -escuché una risa rasposa bastante familiar y entonces mi corazón saltó de emoción-. ¿Justin?

Las manos me soltaron y entonces pude girarme. Por la presión de las manos en mis ojos, mi visión estaba un poco borrosa pero sin duda alguna, el chico sonriendo frente a mí era nada más y nada menos que Justin Bieber, mi mejor amigo.

-¡JUSTIN! -grité emocionada y entonces lo abracé fuertemente por el cuello.- ¡ESTÁS AQUÍ!

Me tomó por la cintura y me elevó ligeramente para empezar a girar conmigo en brazos. No sé ni cómo pero empecé a llorar de felicidad. Él lo notó y entonces nos detuvimos.

-No llores muñeca -me abrazó más fuerte aún-. ¡Estoy de vuelta!

-¿Por qué no me avisaste? -me separé y lo miré.- Creí que llegarías hasta la otra semana.

-Quería darte una sorpresa, por eso ayer no quise hablar contigo por videollamada, estaba en el avión y te ibas a dar cuenta. También le dije a mi mamá que no te dijera nada. No me iba a perder el primer día de clases en nuestro último año.

-Pues ha sido la mejor sorpresa que me han dado -sonreí y él se sonrojó ligeramente-. Bienvenido -volví a abrazarlo-. ¿Cómo te fue en Alemania?

-Creo que ya te lo he dicho todo.

-Pero ahora lo quiero con detalles. No es lo mismo platicar por una pantalla que frente a frente.

-Está bien, hablaremos en el receso sobre mi viaje.

-Sigo sin creer que estés aquí -le sacudí el cabello. Cuánto había extrañado hacer eso.

-Yo sigo sin creer lo guapa que te has puesto -me guiñó el ojo y tomó mi mochila-. No falta mucho para que toquen, ¿vamos?

-Claro.

Conforme caminábamos por la escuela, algunos chicos saludaban y abrazaban a Justin. Nos había hecho mucha falta por aquí, en especial a mí.

Justin y yo éramos amigos desde los 12 años y había sido muy difícil para mí dejarlo ir a Alemania, pero era uno de sus sueños irse de intercambio así que con todo el dolor de mi corazón lo acompañé al aeropuerto y lo vi partir. Aunque todos los días nos llamábamos para saber el uno del otro. Nos contábamos todo.

Bueno, no precisamente todo. Habían cosas que no le había dicho aún.

Entramos al salón y le pedí que se sentara a mi lado. Así lo hizo y después de acomodarnos tomó mi mano que estaba recargada en la banca.

-Te extrañé mucho -dijo mirándome fijamente a los ojos.

-Yo te extrañé más -le sonreí y besé su mejilla-. Bienvenido de nuevo.

Yo soy el papá | J.B |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora