Narra Justin.
Cancelé la llamada cuando me mandó a buzón una vez más. Guardé el celular y entré al salón de clases esperando que Becca estuviera ahí, pero no. Tampoco estaba Connor.
¿Y si le había hecho algo?
Empecé a desesperarme cuando llegó la profesora y ni Becca ni el imbécil aparecieron.
Saqué mi celular para saber si habian noticias pero no.
—Justin, deme ese celular —exigió la profesora y yo la miré.
—Perdón, era una emergencia.
—¿Una emergencia? Estás en la escuela, ¿qué podría ser una emergencia?
—Profesora, con todo respeto... —alguien tocó la puerta en ese momento interrumpiendo mi reclamo.
—Profesora, buen día —era la Srta. Vera, la psicóloga de la escuela.
—Buen día —le sonrió olvidando por completo el tema del celular.
—Perdone la interrupción pero requiero al joven Bieber un momento, ¿será posible?
¿A mí? ¿Yo qué tenía que ver con ella?
—Por supuesto —me miró y me señaló la puerta con la cabeza—. Corre.
Me levanté lentamente de mi banca y salí del salón con la mirada de todos siguiendo mis movimientos. No sabía porqué pero tenía un mal presentimiento.
Al cerrar la puerta, la psicóloga me sonrió ligeramente y me tomó por los hombros mientras caminábamos.
—Encontré a Rebecca hace unos segundos llorando en el pasillo —Me detuve completamente y la miré.
—¿Qué? ¿Dónde está?
—Tranquilo, está en mi oficina. Charlamos un poco y está mejor, dijo que no quería que te enteraras pero creo que lo mejor es que vayas a verla.
Si ella quería decirme algo más no me importó, porque salí corriendo inmediatamente.
En cuanto llegué a la oficina tomé una profunda respiración y entré sin tocar la puerta. Becca estaba sentada en la silla mirando hacia la nada, con la barbilla recargada en su puño derecho.
Me senté a su lado y tomé su mano izquierda entre las mías.
—Muñeca —la llamé. Ella giró su cabeza y me vio. Sus mejillas aún con las marcas de las lágrimas—, ¿qué tienes? ¿Qué te pasó?
—Fue Connor, dice que no va a ser el papá de mi bebé.
—Maldito cabrón —me levanté bruscamente—. Lo sabía, ¡lo sabía! —grité y golpeé la pared con mi puño izquierdo—. Voy a hacerle pagar por...
—¡No! —me interrumpió—. Déjalo en paz. ¡No te metas con él!
—¡¿Todavía lo defiendes?! Por favor...
—¡No lo estoy defendiendo! ¡Sólo quítate de su camino! No quiero que te pase nada.
Entonces mi cabeza comenzó a formar hipótesis.
—¿Qué fue lo que te dijo? —pregunté cautelosamente sentándome a su lado.
—Va a meterte en problemas legales si yo no olvido que él me embarazó.
—¿Qué? Becca, no pudiste dejarte llevar por algo así.
—Él tiene muchas influencias.
—Lo sé, pero puedo defenderme perfectamente si me enfrento a algo así. Búscalo y no te detengas por mí. Dile que tiene que hacerse cargo...
—Pero...
—No puede librarse tan fácilmente...
—Justin...
—Si piensa que puede venir y embarazarte y luego dejarte, está pend...
—¡Justin! —rió un poco—. No seas grosero.
—Lo siento —besé su mejilla.
—Otra de las razones por las que acepté dejarlo de lado fue porque no quiero que mi bebé crezca en un ambiente así. Connor es un irresponsable y un corrupto. No quiero que ese sea su ejemplo a seguir. Voy a cuidarlo sola.
—¿Entonces no estabas llorando porque él no se va a hacer cargo?
—No exactamente —suspiró—. Lo que me pone triste son mis papás. Ellos tenían metas y esperanzas en mí. Trabajan mucho para que yo tenga lo mejor y les fallé. Me van a odiar porque no fui una hija ejemplar. La hija perfecta que tanto anhelaban.
—Bec, eres la mejor hija que pueda existir. Tienes buenas notas, eres obediente, ayudas en casa, eres humilde, jamás les contestas feo y eres agradecida. Tomaste una mala decisión pero no quiere decir que fallaras como hija. Tú bebé no es un error. Recuerda que todo pasa por algo, es una decisión que Dios tomó. Puede que al inicio se molesten porque los va a sorprender pero van a terminar amando a este bebé —puse mi mano en su vientre con cariño. Una oleada de felicidad me llenó por completo—. No vas a cuidarlo sola, yo estoy contigo muñeca.
—Gracias Justin, eres el mejor.
—Ya lo sabía —guiñé mi ojo y me acerqué a ella aún con mi mano en su barriguita—. Te amo.
—Yo también te amo.
Comenzamos a besarnos y sentí un movimiento en mi mano. Me separé inmediatamente y nos miramos sorprendidos.
—¿Sentiste eso? —susurré sonriendo en grande.
—Sí —vi como sus ojos se llenaban de lágrimas. Me incliné a la altura de su vientre y empecé a hablar.
—Bebé, acabas de darme el mejor momento de toda mi vida. Ni siquiera ser aceptado para hacer un intercambio me hizo tan feliz como sentirte hace un momento. Eres lo más hermoso que me ha pasado y ahora espero con ansias que llegues ya. Quiero conocerte y cargarte entre mis brazos hasta el cansancio —volví a acariciarlo—. De verdad, esto es una sensación increíble, ¿o no? —miré a Becca y ella estaba llorando. Me levanté y la abracé fuertemente.
—No te merezco —balbuceó.
—No digas eso.
~•~•~•~
Llegué a mi casa después de dejar a Becca y al entrar a la sala encontré una enorme caja azul en el sillón. Pronto apreció mi mamá vestida informalmente.
—Hola ma, ¿y este milagro? No te había visto en pants y tenis desde hace mucho.
—Hola cariño —me besó la mejilla—, me puse a arreglar el sótano y encontré esta caja. Tal vez te interese su interior.
Entrecerré los ojos en su dirección y ella se encogió de hombros para después sentarse en el sillón de enfrente.
Abrí la caja y encontré un montón de ropita para bebé.
—¿Qué es esto?
—Toda la ropita de cuando eras niño —saqué pieza por pieza examinándolas todas—. La verdad es que no fue una casualidad, desde que me contaste lo de Rebe quería sacar esta caja y mostrártela. Quizá quieras regalarle algunas a su bebé. Sería un buen detalle.
—No lo había pensado. ¿Crees que le guste?
—Claro cariño. Será una señal de que quieres involucrarte con su hijo.
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Yo soy el papá | J.B |
FanfictionJustin regresa de su viaje de intercambio después de un año, listo para declararse al fin a Becca, la chica que siempre ha amado. Sin embargo, desde el primer momento nota que hay algo extraño en ella, en especial que su vientre se encuentra ligeram...