/17/ ¿Bieber o yo?

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Narra Becca.

La campana estaba por sonar y Justin aún no llegaba. No había mencionado nada de faltar así que se me hacía raro no verlo por aquí. Probablemente le había ocurrido algo en el trayecto o se había enfermado.

Tomé mi celular y empecé a buscar su contacto para llamarlo y saber cómo estaba. Me mandó a buzón y justo sentí a alguien sentándose a mi izquierda.

—Buenos días —dije mirándolo. Él estaba agachado guardando sus llaves en la mochila.

—Hola Becca —respondió y miró al pizarrón.

—¿Qué tienes?

—Nada, ¿por qué?

Seguía mirando directo al frente y se me hizo muy sospechoso. ¿Por qué estaba evitando mi mirada?

—Jus, ¿qué te pasa? —Tomé su mentón con mi mano derecha para obligarlo a mirarme.

Abrí mis ojos al notar su labio inflamado con una pequeña cortada y su ojo izquierdo rodeado de un moretón.

—¿Qué te pasó? —no podía quitar mi mirada de su ojo. Se veía terrible.

—Nada importante —se limitó a decir y me sonrió levemente—. No te preocupes.

—¿Cómo no me voy a preocupar? Mira tu ojo, se ve horrible Justin. ¿Qué te pasó?

Sonó la campana pero no me alejé de él. El profesor aún no llegaba.

—Estaba jugando con unos amigos y terminé así —volvió a sonreír.

—Pero te han dejado muy mal, Jus. ¿Qué clase de amigos tienes? —rió y después se acercó para besar mi frente.

—No pasa nada, estoy bien.

Miró algo detrás de mí mientras tensaba la mandíbula y al girarme pude ver que Connor entraba por la puerta. Todo en mí se paralizó.

Pasó al lado de nosotros y le dirigió una mirada de odio a Justin.

—¿Qué tal Bieber? —noté que él también tenía un pómulo hinchado y una ceja estaba cubierta por un curita. Miré a Justin buscando respuestas y noté que Justin estaba mirándolo como si quisiera asesinarlo.

Esto no es una coincidencia, pensé. Que no sea lo que me imagino.

Al percatarse de que el rubio no le contestaría, Connor me miró.

—Buenas días Rebe, ¿podemos hablar terminando la clase? —miré nuevamente a Justin y vi que estaba apretando sus dientes como tratando de contenerse.

—Claro.

Connor se fue a un asiento hasta atrás y yo me quedé en shock unos minutos más. El profesor llegó y comenzó la clase pero yo aún no podía creer que Connor al fin estuviera aquí y que se hubiera peleado con Justin. Porque estaba claro que esos golpes se los habían dado uno al otro, pero ¿por qué? ¿cuándo?

Giré mi cabeza hacia Justin y el también me miró.

Frunció la boca y volvió a mirar al frente.

Cuando el profesor dejó el aula, inmediatamente me levanté de mi asiento y caminé hacia Connor. Tomó mi brazo y me llevó hacia el pasillo.

—¿Cuándo regresaste? —fue lo primero que atiné a preguntar.

—Mira, seré muy directo, ¿de acuerdo? —Yo estaba recargada en la pared y el frente a mí con su brazo izquierdo recargado a un lado de mi cabeza—. No voy a hacerme cargo del bebé.

—¿Qué? —lo miré asustada—. Connor, no puedes dejarme con esto.

—Sí puedo —quitó su brazo y empezó a buscar algo en su mochila. Más tarde saco un folder y lo acercó a mi cara.

—¿Qué es eso? —traté de tomarlo pero entonces lo alejó de mí.

—Es una denuncia para tu noviecito —sonrió—. Se metió con la persona equivocada. ¿Creyó qué podría ir a mi propia casa y darme una paliza sin recibir su merecido?

—Tú también lo golpeaste —razoné.

—Sí, pero tengo contactos en el gobierno que él no. Si yo quisiera iría en este momento al Ministerio para hacer esto oficial y entonces tendrías que despedirte de tu amigo por unos cuantos años. El juez dirá que él me golpeó sin razón y que esos golpes no los hice yo.

—No te atreverías —dije susurrando.

—Tú podrías salvarlo.

—¿Cómo? —empezaba a tener una idea y no me gustaba.

—Olvida que yo soy el padre de ese niño. No le digas a nadie que tú y yo tuvimos algo que ver y entonces esta denuncia no procederá.

—Justin podría pagarse un abogado para defenderse. Tus influencias no lograrán que lo arresten.

—¿Segura? ¿Quieres que añada a esto —movió el folder— unas falsas placas por romperme la nariz y las costillas, y que al final de la paliza me amenazó de muerte? Eso ya es un tema serio para la justicia. O mejor aún —chasqueó los dedos—, podría involucarlo en otros asuntos ilegales, drogas, piratería...

—Deja de decir tonterías, nadie va a creerte —lo interrumpí.

—No me provoques. Sabes que al final no me voy a rendir y si no vas a visitarlo a la cárcel lo irás a ver al panteón. Pero de que me deshago de él, lo hago —lo miré molesta—. La decisión es sencilla, me quitas la responsabilidad de ser padre o dejas que tú mejor amigo vaya a prisión.

—Connor... —su teléfono empezó a vibrar y el lo sacó del jean para revisarlo.

—Vaya —dijo mirándolo—. Es mi padre, quiere saber qué va a suceder con Justin. Estamos a una llamada de decidir su futuro —me miró y sonrió—. Entonces, ¿con quién te quedas? ¿Bieber o yo?

Yo sabía que su padre trabajaba para el gobierno, pero no pensé que se prestara para los jueguitos de su hijo. Aunque cómo no hacerlo siendo el único hijo que tenía.

Miré a mi alrededor y mis ojos se llenaron de lágrimas. No quería que nada malo le pasara a Justin, y menos por mi culpa. Pero tampoco quería ser madre soltera, el dinero no era problema, pero sí mi imagen frente a mis padres. Ellos jamás aprobarían que el padre de mi hijo no estuviera a mi lado para criarlo.

Me verían como una cualquiera. Me insistirían hasta que les diera el nombre del papá pero claro que no podría hacerlo, por lo que llegarían a pensar que ni siquiera sabía quién me embarazó.

Pero no podía permitir que algo le pasara a Justin.

—Deja a Justin en paz y yo me olvido de ti —respondí finalmente.

—Muy sabía decisión. Sería una injusticia que él fuera arrestado por defenderte.

Se giró y se fue mientras yo me quedé llorando ahí. Mis padres iban a matarme.

Yo soy el papá | J.B |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora