/7/ Hablen y arreglen esto.

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Narra Becca.

Desde el jueves de hace dos semanas que Justin fue a mi casa no me ha hablado, ni mandado mensaje ni nada. Incluso cambió su asiento y ahora está a dos filas de mí y no a mi lado.

Sé que está enojado pero me gustaría saber por qué. Me duele mucho que esté distanciado y raro conmigo.

A excepción del año que estuvo en Alemania, jamás habíamos estado separados, sí, habíamos tenido peleas pero jamás llegamos al punto de dejarnos de hablar.

Ya no sé qué hacer, cada vez que me lo encuentro me corta vuelta (ni crea que no me había dado cuenta) y pareciera que se esconde de mí el tiempo restante. Además en clase no podemos hablar y por papelito no se arreglan estas cosas. Aunado a eso, Connor no parecía regresar pronto de sus vacaciones y yo ya me estaba poniendo como ballena.

—Estoy perdida —susurré recargando mis codos en la mesa y mi cabeza en mis manos.

En ese momento sentí un movimiento en mi estómago y recordé a mi bebé, sonreí y miré a mi alrededor para verificar que nadie estaba observándome.

Habían alumnos en las mesas esparcidas por el jardín disfrutando de su almuerzo bajo las enormes sombrillas. Otros estaban sentados en el suelo y otros sólo pasaban caminando. Todos estaban distraídos con sus propios asuntos así que acaricié mi barriguita con la mano derecha hasta que alguien se sentó frente a mí. Era Terrence, un chico de mi salón.

—Rebe, necesito pedirte un favor.

—Claro —puse mis manos en la mesa—. ¿Qué tarea necesitas que haga por ti?

—No, no, nada de eso —empezó a reír.

—¿Entonces? —fruncí las cejas.

—Arregla las cosas con Justin por favor.

—¿Cómo sabes que tenemos problemas? —reí ligeramente— ¿Él te dijo algo?

—No directamente, pero he estado hablando con él y se le nota triste, enojado quizá. No estoy muy seguro —rascó su cabeza—, sólo sé que ha estado raro y obviamente pensé que había peleado contigo porque todos sabemos lo que significas para él y lo mal que se pone cuando discuten. Eres la única que puede llevarlo a tal grado de tristeza —hice una mueca y él continuó—. Además cada vez que te mencionamos o preguntamos sobre ti, se rehúsa a hablar. No los he visto juntos desde hace unos días por lo que puedo decir que mi teoría sobre él y tú peleados es correcta.

No sabía cómo tomar las cosas que me acaba de decir, ¿de verdad tenía tanta influencia sobre las emociones de Justin? Bajé la cabeza sin saber qué decir.

—Por favor hablen y arreglen esto —dijo sacándome de mis pensamientos.

—¿Tanto te importa su felicidad? —no sabía que eran tan amigos.

—No, lo que me importa es el partido de Hockey de bienvenida que hay el próximo viernes. Se niega a unirse al equipo nuevamente porque "no me siento lo suficiente bien para hacerlo" —dijo imitando otra voz—. Como capitán, tengo que velar por el bien del equipo y él es buenísimo en la cancha.

—Eso está claro —sonreí nostálgicamente recordando todas las veces que lo acompañé los años pasados a sus partidos—. No sé cómo hablar con él. Ni siquiera sé por qué está enojado.

—Tengo un plan —me sonrió en grande y se acercó.

—Te escucho.

Yo soy el papá | J.B |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora