/8/ Mejor que un noviazgo.

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Narra Justin.

Aún seguía sin creer que Rebecca estuviera embarazada. ¿De quién? ¿Quién fue el cabrón que no supo cuidarla?

Decepcionado era el adjetivo correcto para describirme en este instante. Decepcionado de ella; tan inteligente, tan responsable y tan comprometida y terminó embarazada tan joven.

¿Qué tenía en la cabeza cuando tuvo relaciones sin protegerse? ¿No pensó en las consecuencias?

Aún nos quedaba el último año de preparatoria y después iríamos a la universidad, ¿cómo lo lograría con un bebé? Sé que ella es muy capaz pero no creo que sea nada sencillo.

Pero más que decepcionado de ella, estaba decepcionado de mí por ser un cobarde y no haber luchado por su amor, por no poder ayudarla cuando lo necesitó, pues afrontar esa noticia no debió ser fácil, y decepcionado por huir en lugar de enfrentarla.

Pero es que dolió, dolió como jamás me había dolido nada en la vida. Era peor que el dolor físico por los golpes que a veces recibo en los partidos de Hockey. Es más, prefería mil veces ser atacado por los sticks de los jugadores del equipo contrario que enterarme que el amor de mi vida estaba por formar una familia con alguien más.

Ella lo es todo para mí, hemos creado un lazo tan increíble que llegué a creer que si algún día ella me hacía falta, yo estaría completa y absolutamente perdido.

Jamás aceptó ser mi novia porque decía que lo nuestro era tan especial que no debería ser arruinado por algo así y yo acepté porque tenía razón. Lo nuestro era incluso mejor que un noviazgo, podíamos salir siempre que quisiéramos y tomarnos de la mano si así lo deseábamos.

Siempre estábamos el uno para el otro en los momentos buenos y malos y nos contábamos todo, lo que nos molestaba, lo que nos hacía felices.

Para cualquier cosa siempre recurríamos al otro. Chicos y chicas entraban y salían de nuestras vidas y aunque algunas partidas fueron dolorosas, no les tomamos importancia porque nos teníamos el uno al otro al final del día. Siempre que uno cayera, el otro lo estaría esperando para atraparlo.

Ahora las cosas cambiaban. Ella no tendría el mismo tiempo para nosotros. Yo pasaría a segundo plano.

¿Quién iba a soportar mis idioteces? ¿Quién estudiaría conmigo? ¿Quién me impresionaría con su inteligencia? ¿Quién se preocuparía por mí cuando enfermo? ¿Quién jugaría conmigo a aventar bolas de nieve? ¿Con quién intercambiaría regalos en Navidad? ¿Quién sería la primera en felicitarme si anoto en un partido? ¿Quién gritaría el número 6 hasta el cansancio para animarme? ¿Quién me daría consejos? ¿Quién pellizcaría mis cachetes? ¿Quién fingiría olvidar mi cumpleaños sólo para sorprenderme? ¿Quién me dirá lo asombroso que huele mi perfume? ¿Qué mano va a encajar tan perfectamente con la mía cuando las entrelacemos? ¿Dónde voy a encontrar una sonrisa como la suya, tan hermosa y sincera? ¿Dónde voy a encontrar unos ojos tan bonitos y tan expresivos? ¿Volveré a sentir en mi mejilla el cosquilleo de un cabello tan suave como el suyo?

No lo sabía, y no quería averiguarlo. Porque yo la quiero a ella, por más posesivo que suene.

Yo la amo a ella y jamás en la vida existirá una chica mejor que Becca. Pero debo comprender que ella tiene que seguir adelante y sin mí. Porque no podríamos estar juntos para siempre aunque así lo deseara.

Desde que salí de su casa hace dos semanas lo único que pienso es que la perdí, la perdí para siempre. Ahora Bec tendría una familia con alguien más. Alguien que puso sus manos sobre ella sólo por deseo y no por amor como yo lo habría hecho. Porque estoy seguro que no hay nadie en el mundo que la ame como yo.

He llorado incontables veces por ella desde que me enteré de su embarazo. También he tratado de convencerme de que todo esto es una confusión, pero su nombre estaba en el informe, no había dudas, iba a ser mamá.

Cuando tenía mis sospechas, no me había dado cuenta del gran daño que me harían si fueran verdaderas, pero más daño me hizo al no confiar en mí y ocultármelo.

¿Quién? ¿Quién era el padre si jamás me habló de algún chico?

Como sea, después de pensarlo tanto había decidido que aprovecharía el tiempo que nos quedara juntos y cuando llegara el momento de despedirnos, sólo me quedaría desearle que sea feliz.

Porque lo que más me importa es su felicidad, incluso si yo no soy el motivo.

Yo soy el papá | J.B |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora