Entro en mi apartamento y me quito los tacones de una patada, mandándolos lo más lejos posible de mi vista.
Estoy cansada y lo único que quiero ahora mismo es coger una copa de vino y prepararme un baño caliente para relajarme después de un duro día de trabajo.
Voy a dejar las llaves de casa en el mueble que hay al lado de la puerta cuando un extraño olor llega a mi nariz. Instintivamente se arruga. Después de eso oigo un golpe y un bufido. Me pongo alerta, vivo sola y nadie aparte de mi tiene las llaves de casa.
Voy de puntillas a la cocina, el lugar del que proviene el fuerte olor y me asomo por el marco de la puerta. Cuando veo la escena sonrío sin poder evitarlo. En la cocina vestido con un delantal que deja ver una camisa blanca por debajo está Lee, mi novio.
Está luchando con una sartén de la que sale un humo que no da muy buenas vibraciones. Me cruzo de brazos y me apoyo en el marco. Veo como coge un trapo e intenta dispersar el humo. Parece agobiado pero me divierte bastante la situación.
-¿Como se supone que has entrado?- Le digo seria, intentando parecer enfadada por el desastre formado.
El alza la cabeza y me mira con un gesto típico de un ciervo iluminado por los faros de un coche al que están a punto de atropellar. Le hago un gesto con la cabeza para que me responda.
Abre y cierra la boca y me sonríe. Tengo que hacer un gran esfuerzo para mantener mi farsa y no sonreír también.
-¿Me creerias si te dijera que tenía unas llaves?
Niego seria con la cabeza, despacio.
-Me colé por el balcón.- Alzo una deja ante su confesión y se pone más nervioso.- Solo quería darte una sorpresa, llevas días diciéndome que estas muy agobiada y cansada por el trabajo y quise hacerte la cena.
Mi corazón tiembla de ternura y antes de que arruine mi estrategia me giro y voy al salón.
Cuando estoy apunto de dejar mis cosas algo en el suelo me hace tropezar y caer. Veo el objeto y es la mesita de café que antes estaba al lado del sofá. Miro el resto del salón y veo que ha cambiado todo el orden.
-¿Pero qu...
-He cambiado el orden del salón, dicen que el feng shui ay...-No puede terminar de hablar por que también tropieza y cae justo a mi lado.
Por mucho que lo intente no puedo evitar reírme a carcajadas y liberar toda la tensión que tenía. Él me mira como si estuviese loca.
-Entonces, ¿No estás enfadada?
Le miro a sus preocupados ojos grises y le sonrío mientras niego.
-¿Cómo iba estar enfadada? Tengo al mejor novio del mundo, me has intentado hacer la cena y es algo de admirar ya que no tienes ni idea de cocinar.- Le digo sonriendo.
El sonríe también y se acerca más a mi, hasta que puedo notar su calor al lado de mi cuerpo.
-¿Y el numerito de antes?
-Me parecía divertido, era por intentar quemarme la cocina.
Me acerco más hasta que su nariz choca con la mía. Cada centímetro de mi cuerpo me pide que acorte la distancia y le bese y olvide todo el estrés que he pasado hoy.
-Así que Feng shui, ¿No?.
-Dicen que ayuda a relajarte. Sabia que la cena no iba a salir bien y opté por una segunda opción.
-¿Y no se te ocurrió un masaje en los pies?
Me mira pensativo.
Le sonrío y acerco mi mano a su mejilla para después unir nuestros labios en un tierno beso que llevaba esperando muchísimo tiempo.
-¿Qué pensabas hacer tú sola si yo no hubiese venido a hacerte la cena?- Su mirada se desvía a mis labios y me cuesta seguir la conversación.
-Llenar la bañera y tomarme una copa de vino mientras escuchaba música, pero eso lo podemos hacer aunque hayas venido, lo malo es perdernos es fantástica cena.
-No hay cena, se ha quemado, iba a pedir una pizza.
Le vuelvo a besar con exigencia y sonrío cuando sus labios se separan para dejarme respirar. Me separo del beso y me levanto para ir corriendo al baño seguida por él.
~°~
Sé que es corto, pero me ha parecido lo más tierno que he escrito nunca😂. Espero que os guste, si es así dejame un comentario y dale a la estrellita😉
💕Gracias.
