Electricidad. { Stephen Strange, Benedict Cumberbatch}

2.1K 98 25
                                    

El sudor frío corría por mi frente. Me paso el dorso de la mano para quitarlo y por mi boca se escapa un sonoro suspiro. 

Miro al gato que se había subido al árbol. En mi cabeza no para de sonar la pregunta de cómo narices ha llegado ahí la mascota de la señora Miller, la pobre anciana que vivía en frente de mi puerta.

-¿Podrías bajarlo de ahí?- Me pregunta con la voz vibrante por el miedo. Las manos se caen como pesos muertos a mis costados.

-Podría intentar algo...-Digo con una mueca de desagrado.

La mujer me mira con los ojos iluminados por la emoción.

Me acerco al árbol y lo evalúo con la mirada, son por lo menos unos diez metros.

Me aferro al tronco y empiezo a escalar con cuidado bajo la atenta mirada felina de la mascota que está tumbada en la rama más alta.

Yo no había dejado los vengadores para estar rescatando a animales despistados, lo había dejado para no tener nada que ver con superhéroes o alienígenas locos que quisieran destruir la tierra.

Cuando estoy cerca me doy cuenta de que la manera de acceder al gato es a través del poste de luz que está a su lado. No le veo el inconveniente de aferrarme al cable de alta tensión, mi habilidad era manejar la electricidad.

En cuanto toco el cable, la energía se filtra por mis manos, dándome un subidón y  provocando que no me diera cuenta de la cantidad de energía que estaba absorbiendo. Todas las luces de la ciudad se sumergen en la oscuridad y yo me siento culpable, solo intentaba llegar al estúpido gato.

Me bajo del cable y cojo al felino con cuidado, cuando bajo la señora Miller me repite una y otra vez que me está muy agradecida mientras yo asiento con la cabeza sin saber que decir.

Después de un rato, retomo el camino para volver a mi apartamento pero cuando lo hago dos hombres equipados con unas vestimentas muy extrañas me esperan dentro.

-¿Cómo narices habe...- No me dejan terminar ya que uno de ellos se abalanza contra mi y me deja KO.

***

Abro los ojos con dificultad, los párpados me pesan y la vista se torna borrosa. Agito la cabeza para aclarar mis pensamientos que aún están espesos.

-Os dije que nada de agredirla.- Una voz conocida suena a mis espaldas.

Después de un rato alguien se sienta en la butaca que está frente a mi. Le reconozco al instante, aunque está cambiado.

-Strange.- Digo con sorpresa.

-Sharon.- Entona mi nombre a modo de saludo y me remuevo incómoda en mi sitio.

-¿A qué viene todo esto? ¿Es que ahora provocas tú los daños neuronales para poder estudiarlos? - Me llevo una mano a la nuca, dónde he recibido el golpe y pongo una mueca de dolor.

Un risa ligera acompañada de un movimiento de cabeza se escapa de mi acompañante.

-Les dije que no te hicieran daño, y no, no es eso lo que pretendo, ya no soy neurocirujano.

Mis cejas salen disparadas hacia arriba por la sorpresa. A Stephen le gustaba su trabajo demasiado como para haberlo dejado. Levanta sus manos en respuesta a mi duda sin pronunciar y veo el temblor en ellas. Le miro horrorizada.

-Un accidente, graves lesiones cerebrales en las dos manos, hicieron todo lo que pudieron.- Noto la amargura con la que entona la última frase.

Yo conocía a Strange del trabajo, era enfermera hasta que también tuve un accidente. 

Una de las veces que intentaba reanimar a un paciente con el desfibrilador, me dio la descarga a mi y estuve muerta por unas horas. Cuando desperté nadie se lo explicaba, ni siquiera yo.

Después de eso no podía acercarme a aparatos eléctricos, lo que fue bastante difícil en pleno siglo veintiuno. Cuando investigué, descubrí que era descendiente de uno de los Dioses de la antigua Grecia, de locos, lo sé. El gen que contenía mis habilidades se activó gracias a la descarga.

Antes de todo esto estuve saliendo con Stephen, del que me alejé por miedo a provocarle algún tipo de daño. 

Había cambiado mucho aunque la forma en la que me miraba seguía siendo la misma.

-¿Entonces vas a explicarme por qué me han traído aquí a la fuerza?

-Nos hemos enterado de tu pequeño incidente con un poste...- Alzo una ceja - ...y estamos haciendo una lista de individuos que puedan ser una amenaza para este mundo... y tú... has dejado sin electricidad a toda la ciudad.

Le miro incrédula, me cruzo de brazos y me hundo en el respaldo de mi sitio.

-Estaba intentando bajar a un gato de un árbol.

-¿A un gato? ¿Ahora eres una especie de... bombero?

Desencajo la mandíbula y me acerco a él hasta quedar a centímetro de su cara.

-No me retes Strange, ahora tengo más energía que una pila Duracell, podría quemarte los pelos de la perilla con una chispa de mi dedo.

Me quedo hipnotizada mirando sus ojos y un montón de recuerdos vienen a mi.

- Solo intentaba hacer algo bueno y ayudar a una pobre anciana.

Su mirada se distrae y pasa por mis labios, yo me aparto del tirón y me vuelvo a cruzar de brazos. Nuestra ruptura no fue nada oficial, simplemente me fui y le estuve evitando hasta que él se cansó de mandarme mensajes y correos.

-Tenía que preguntarlo, ahora eres una fugitiva buscada por los cuerpos de seguridad.

-Oh, por dios. Yo no participé en esa absurda batallita entre el Capi y Iron Man, me quedé al margen.

El se encogió de hombros y su mirada pasó por todo mi cuerpo, haciéndome sentir incómoda.

-¿Y como es que ahora te dedicas a hacer una lista de todos los malos? ¿Le haces el trabajo sucio a Santa Claus?

Una risa desde lo más profundo de su garganta arrancó una sonrisa de mis labios, hacía mucho que no escuchaba ese sonido.

-Soy maestro de este santuario.

-Ya veo, te dedicas a alejar a la oscuridad.

Él asiente con la cabeza.

-Siempre igual, eh.- Él me mira confundido.- A pesar de todos los cambios, los dos seguimos intentando salvar vidas.

Su mirada ya no está en mi, sino, en algún punto de la extensa estancia.

- ¿Qué te parece si nos vamos a tomar algo? - Le miro dubitativa.- Venga, por los viejos tiempos, tenemos mucho de lo que hablar.

Me extiende su mano y tras pensármelo mucho la acepto. Me hace pasar mi brazo por el suyo para que quede enganchada a él.

De repente hace un gesto con las manos y delante de nosotros se abre un portal que lleva a alguna parte.

-¿A dónde vamos?

-Creo recordar que cuando salíamos juntos no parabas de decir lo mucho que te gustaría ir a Italia a comer helado.

Las mejillas me empezaron a arder, era increíble que se acordase de algo así.

°°°
Lo siento por tardar tantísimo y porque sea tan corto, a penas tengo tiempo. 😢



♡||One Shots||♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora