Love is not some kind of victory march, no.
It's a cold and it's a broken Hallelujah.
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*NOTA AL FINAL (puede que el capítulo no te interese, pero eso si).
El polvo se levantaba con la danza milenaria que se estaba llevando a cabo en ese extenso trozo de tierra.
Muchos luchaban por honor, otros por gusto e incluso alguno se habían visto forzados a embarcarse en aquel sangriento ejercicio por obligación.
Yo no sabía por qué luchaba. Era curioso porque creía haber llegado allí con un propósito y un fin, pero a medida que blandía mi espada y los cuerpos caían a mis pies, iba perdiendo parte de mi y con ello, de lo que hacía que me moviera por unas intenciones o por otras.
Paro a mirar a mi al rededor y a pesar de ser una fiel seguidora de la guerra y de haber, lo que veo hoy aquí me entristece. Hermanos luchando contra hermanos, sin reparar en sentimientos o lazos afectivos.
La sangre salpicada la arena y los cuerpos de los luchadores caen sin vida, con el eco del llanto de alguna familia rota, que aún rezaba para que todos volviesen a salvo.
Nadie parece querer acercarse a mi, y no podía llamarles cobardes pues, como me habían asignado desde mi llegada, era una berserker y nadie podía derrotarme, o eso pensaba.
Continuo con mi triste oteamiento y reparo en el hombre que me había convencido para luchar ese día.
Ivar mira el campo de batalla desde su posición, mientras ordena a los arqueros que disparen contra los batallones ofensivos. Veo el fuego en su mirada, también la ira. No queda rastro del hombre que robó el corazón de la berserker.
Había decidido ayudarle en su venganza, atacando a Björn y a su madre Lagertha, porque en un principio me habían parecido justas sus intenciones de venganza, pero no fue hasta ese momento cuando me di cuenta que no era solo eso lo que movía al vikingo, sino que también lo era la ambición.
Sus ojos reparan en los míos y en su cara se extiende una sonrisa felina, pues sabe que esta ganando en esta guerra y que me tiene a mi, la guerrera bendecida por los dioses, luchando a su lado. Aquella que había venido de tierras lejanas para gobernar a su lado.
Suelto un suspiro y me giro para volver a la batalla, pero antes de poder dar un tercer paso, un dolor me atraviesa el estómago. El ardor se extiende hasta que solo noto mis rodillas golpear el suelo. Miro hacia la zona afectada y me doy cuenta de que una flecha me atraviesa de lado a lado del abdomen.
Noto mis ojos aguarse y parpadeo rápidamente. El aliento se me atasca en la garganta y oigo un rugido a mis espaldas. Un sonido gutural y animal que hace que las piedras del campo de batalla tiemblen bajo nuestros pies. No hace falta que me gire para saber de quién es el rugido, y eso hace que las lágrimas que trataba de contener se abran pasó por mis mejillas, arrastrando suciedad y sangre.
Todo parece ir a cámara lenta y veo el cielo abrirse y de él descender carros tirados por caballos. Seguramente sería el dolor el que me estaba haciendo ver aquellas cosas, pero no podía negar que era precioso.
Cuando los vehículos tocan el suelo, de ellos desciende las valkirias de las que tanto me había hablado Floki durante mi instrucción, que comienzan a llevarse las almas de los caídos. Una de ellas se acerca a mi y yo niego en su dirección.
