Hola, me gustaría decir que le dierais una oportunidad a este one shot, ya que no creo que haya gente aficionada a esta serie, pero es que tenía muchas ganas de hacerlo. No hace falta haber visto la serie (preacher) para entender esta historia (serie que recomiendo encarecidamente). Muchas gracias por leer. ❤️
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Había sido un día de trabajo bastante duro. No sabía por qué estaba allí, bueno sí que lo sabía. Su hermano mayor la había llamado para un asunto urgente, ¿Qué cuál era aquel problema tan grabe que necesitaba de su colaboración? Llenar la antigua parroquia de su padre con feligreses desviados del camino de dios.
Le chilló durante días y le dejó de hablar durante unos cuantos más, pero cuando se le pasó el enfado por haberla hecho dejar sus ocupaciones y haber cruzado tres estados en coche sin hacer paradas y a toda velocidad, decidió que iba a ayudarlo. No tenía ni idea de como iba a lograrlo, aunque utilizaría lo que en su antiguo trabajo llamaban el "don", aunque tan solo eran sonrisas falsas y una extraña habilidad para conectar con la gente.
Entró con pesadumbre en la iglesia y un escalofrío la recorrió de pies a cabeza. Nunca le había gustado aquel lugar, ni si quiera cuando tenía 5 años y era su padre el que daba el sermón, en vez de su hermano.
Pasó apretando el paso y sin mirar las imágenes de los cuadros repartidos por la estancia, era de noche y la oscuridad le daba un toque más siniestro a los retratos de los santos.
Corrió hacia donde sabía que el predicador, su hermano, guardaba las botellas de vino para la misa. Cogió dos y salió corriendo de aquel lugar hasta entrar en casa.
-Jesse, ya estoy en casa.- Gritó mientras se quitaba los zapatos a patadas. Nadie contestó.- ¿Jesse?
Cuando no recibió respuesta se dijo a sí misma que estaría ayudando a alguien, o lo que era más seguro, emborrachándose con una botella de whisky en su camioneta.
Dejó una de las botellas en en la mesa del salón y abrió la otra para empezar a bebérsela. Se recostó en el sofá y empezó a ver una película que estaban echando en la televisión, Drácula, la leyenda jamás contada. No le daban miedo las películas de seres sobrenaturales, consideraba que los verdaderos monstruos eran las personas y ella había podido comprobarlo varias veces.
Estaba tan cansada e inmersa en la película que no se dio cuenta de que alguien se había sentado a su lado en el sofá.
-¡Oh, vamos!, ¿Quién se va a creer esa tontería?
Grace pegó un bote en su sitio y giró drásticamente para ver quien era el propietario de la voz.
-Joder, Cassidy, me has metido un susto de muerte.- Respiró un par de veces para recuperar el aliento.
A su lado se encontraba el Irlandés borracho que la recibió en la iglesia de su padre el primer día que llegó a Annville. Al principio no le agradó, pero pronto empezó a apreciar el ácido sentido del humor de aquel tipo y se forjó entre ellos una extraña relación.
-¿Has robado el vino de la parroquia? No creo que eso le haga mucha gracia al predicador. - Soltó una risilla baja mientras cogía la otra botella de vino y la abría para después darle un trago.
-No me importa lo que le haga gracia o no a Jesse. Y esto - hizo una pausa y le arrancó la botella de los labios- es mio.
Él la observó durante un buen rato, admirando su perfil mientras veía distraidamente la película. Si supiera que estaba enamorado de ella hasta las trancas a pesar de haberla conocido a penas hace un mes, seguro que se reiría, o eso pensaba él, pero hace años que había decidido que llevaba demasiado tiempo en la tierra como para andarse por las ramas.
