Nunca pensé que estaría agotada de llevar esta rutina, todos los días es prácticamente lo mismo, de la casa a la Universidad y de la Universidad a la casa, sumando que ahora Blanca me pasa de largo, hace semanas que no me habla y Teresa, Teresa no está los días que yo visito la biblioteca del Starbucks o simplemente dejó de trabajar.
No tengo ni la más mínima idea de lo que está pasando conmigo, siento un vacío, no me hallo.
Me apresuro a salir de casa para llegar a tiempo a clases.
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He llegado antes, como siempre encontrándome el salón completamente sólo, dejó mi mochila en mi asiento, quedándome de pie para revisar el celular, reviso mis redes y por último reviso los mensajes que tenía con Blanca, sigue sin querer hablarme, no sé que le pasa, el que no quiera nada con ella no quiere decir que debe dejar de hablarme. Bloqueo y guardo el celular, me doy vuelta al sentir que alguien entra al salón y la veo, con su pose tan característica de desgano total, me mira fijamente, pero no sonríe, nada.
-Hola.- Dice y sonríe, pero no de la forma en la que me gusta a mí.
-Hola.- Contesto, quizá ahora quiera hablar y coquetear.
-¿Cómo te ha ido?.- Lo dice casi inaudible.
-Bien, bien ¿Y tú?.- Me siento intimidada, no me ha dejado de mirar y tampoco se mueve. Es como la primera vez que nos vimos.
*memories*
Tan sólo estaba en la jardinera esperando el momento para entrar al salón de clases y así dar comienzo a un nuevo proyecto más en mi vida. Me levanté y di unos cuantos pasos antes de dirigir mi atención hacía esa persona que estaba a pocos metros de mí. Caminó en dirección mía mientras mantenía una sonrisa de medio lado.
Me dijo «Hola» de una forma muy emotiva, como si yo fuera alguien especial, reaccioné de una forma cortante, me había asustado y sólo le pregunté «¿Te conozco?». Y aún así no dejó de sonreírme y sólo contestó «No, pero seremos compañeras y me encantaría ser algo más que tu amiga». Sin tapujos, sin vergüenza, se me declaro tal.
*End of memories*
-Bien.- Se pausa y deja su mochila a un lado mío- He de irme.- Se da vuelta y sale del salón encontrándose con una chica la cual abraza y besa.
Un frío recorre mi espina dorsal, siento un amargo sabor en la boca. Al final sabía que eso terminaría pasando, yo no le ofrecía nada.
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Es como si estuviera muerta en vida, la imagen de Blanca y esa chica se quedó plasmada. Observo al profe explicar el tema de hoy, pero no logró prestarle atención, ladeo un poco la cabeza para poder ver a Blanca, está con el celular, posiblemente mandandole mensajes a esa.
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Salgo en el preciso momento que tocan la campanilla de finalización de clase, no quiero ver a esa cerca de Blanca y es que me pudro en celos.
-¡No!.- Me detengo. Yo no tengo celos.
Siento a alguien venir atrás, mi instinto dice que podría ser Blanca, la verdad es que no espero que sea ella, ya tiene consuelo con alguien más.
-Tú, eres María, ¿Cierto?.- Esa voz, no logro reconocer quién es la dueña de esa voz. Volteó y me encuentro a esa chica, tez morena, cabello chino, ojos grandes y una «bonita sonrisa».
-Sí, ¿Y tú eres?
- Katy, la novia de Blanca.- La veo dudar antes de seguir hablando.- Sólo te diré un par de cosas, ahora ella es mía y por tu bien espero que no te andes arrastrando atrás de ella porque podría irte muy mal, ella me quiere y me prefirió a mí, así que quedas advertida.
Perfecto, no sé quién se ha creído está novata, pero le faltan modales.
-ok, si estás tan segura de que ella te prefirió a ti, este discurso esta demás. Aunque si yo quisiera ella podría estar comiendo de mi mano, pero parece que al fin comprendió que entre ella y yo nada iba a pasar, así que dile a tú novia que deje de ser tan «puedo con todas», que no ande de coqueta conmigo si estará de novia, adiós.- Le di la espalda y comencé a caminar, espero que ese mensaje le haya quedado claro. La razón por la cual nunca la acepté es porque sé que ella no me sería fiel.
Lo sé.
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Tratando de hacerme feliz
RomanceA veces la vida te tiene preparada cosas distintas a lo que alguna vez imaginaste. Ese es mi caso, una chica sin oficio pero con muchas ganas de crecer profesionalmente. Lejos del alcance de las garras de mis opresores padres.