Kiss me, Kunikida-kun [BSD yaoi] [Kunikidazai fanfic]

14 - A kiss to make up

-¿Podemos hablar, por favor?

-Creo que no tengo nada que hablar contigo.

-Kunikida-kun, no estás siendo razonable...

-¿En serio? ¿Soy yo el que no es razonable? -Claramente enfadado, Kunikida se dio la vuelta. Apretaba los papeles que llevaba en las manos. La presión sólo acertó a aumentar al fijarse en la mirada afligida que le dirigía su compañero. Quería perdonarlo, de verdad lo deseaba, pero el orgullo le impedía ceder-. No me da la misma impresión, Dazai.

-Mira, sé que tienes motivos más que suficientes para estar enfadado conmigo, pero...

-¿Pero qué? ¿Cuál es la justificación a que yo fuese el último idiota en enterarse de tu antiguo trabajo? -Frente a él, el suicida se mordió el labio inferior. Aquellos pequeños gestos que sólo el rubio sabía apreciar eran las verdaderas muestras de la culpabilidad que sinceramente sentía-. Yo que, por cierto, soy tu novio. O lo era.

-Lo eres. No hables en pasado.

-Si no confías en mí, no puedo seguir siéndolo.

-No preguntaste, punto número uno, nunca lo hiciste. -Le recriminó Dazai, molesto y angustiado a partes iguales-. El resto lo averiguaron o lo dedujeron por sus propios medios, pero nunca lo oyeron de mis labios. Realmente, eres el único al que se lo he confesado a la cara.

-¿Y por qué no me lo dijiste antes?

-No sé. Llámame loco, pero no me pareció el mejor tópico para usar en una primera cita. Ni en una charla post coito.

-Si te lo hubiese preguntado, ¿habrías dicho la verdad?

-Pues... sí, tenía esa intención.

Kunikida se quedó mirando a su compañero sentimental unos minutos. El ex mafioso solía ser inescrutable e indescifrable. Ni siquiera Ranpo podía adivinar lo que pasaba por esa retorcida y trastornada cabeza, siempre y cuando no estuviera relacionado con el suicidio. Doppo creía -o quería- ser la excepción que confirma la regla. Pondría la mano en el fuego, pero le parecía sincero. Además, odiaba estar enfadado con él. El amor lo hacía débil, por eso se limitó a suspirar y abrazar al moreno, sintiendo como este se aferraba a él con más fuerza de la que tenía.

-Lo siento. -Susurró Dazai, muy cerca su rostro de la cara contraria.

-Yo también.

Y la pareja juntó los labios muy suavemente. Lo hicieron con prudencia, con delicadeza, casi temerosos de la reacción contraria. Por suerte, la encontraron satisfactoria. Con un beso hicieron las paces, lamentando haber estado tanto tiempo sin probar la boca ajena.