Capítulo 11

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—Es muy hermoso.

Ante estas palabras Fye observó su propia obra aun incompleta y sonrió apenas un poco, hubiese murmurado un débil "gracias" pero las palabras se negaron a dejar sus labios.

—La técnica es realmente buena— halagó una vez más aquel desconocido.

Fye llevó su mirada hasta él y, sintiéndose avergonzado y un tanto incomodo por la cercanía de aquel hombre balbuceó un agradecimiento. Honestamente había esperado que luego de eso aquel desconocido se alejara, sin embargo aquel pelinegro de piel clara continuó ahí, a su lado, invadiendo su espacio personal al parecer sin darse cuenta de que lo hacía, parecía bastante interesado en su pintura lo cual, por una parte, lo halagaba, sí, pero quería continuar con ésta y le era bastante incomodo con su presencia.

—La elección de colores es magnífica, realmente tienes talento. ¿Vienes seguido a las clases? sinceramente no creo que las necesites— Sonrió y volvió la vista al chico rubio, luego de ver su pintura no creyó llegar a sorprenderse con otra obra de arte en aquel lugar, pero voilà, la naturaleza le demostraba una vez más su superioridad en cuanto a obras de arte se trataba con aquel rubio espécimen que, era aún mejor que su propia obra.

—Es la primera vez que vengo aquí, me invitaron y...— respondió Fye bastante incomodo, nervioso por aquella insistente presencia —¿Podrías dejar de mirarme fijamente?— pidió.

—¡Oh! ¡Lo lamento!— río nervioso —No fue mi intensión, es que eres bastante atractivo, deben decírtelo muy seguido.

—De hecho no... y sigues mirándome fijamente.

—¡Lo siento!— desvió el rostro —realmente lo siento, no suelo ser así, lo juro.

—.........— asintió sin saber qué otra cosa hacer o decir.

—Por cierto, mi nombre es Ashura, mucho gusto— le dio la mano amistosamente, un tanto inseguro el rubio correspondió.

—Soy Fye.

—Lamento mucho haberte incomodado, en verdad es precioso— volvió la vista a la pintura —Me fue imposible simplemente pasarle de largo.

—Hum.... gracias— le sonrió un tanto más tranquilo, más cómodo —Tu cabello es lindo— dijo haciendo referencia a la larga cabellera del pelinegro, la cual había llamado su atención de inmediato, no era muy usual ver a un hombre con el cabello tan largo y perfectamente cuidado —¿Puedo tocarlo?

—Claro— Ashura se inclinó un poco hacia el rubio —No son extensiones ni nada— dijo en tono bromista.

El comentario hizo reír al rubio, realmente no había pensado algo así. Con mucho cuidado tocó un mechón del cabello, le parecía realmente lindo.

—Bien, Fye, te dejo continuar con lo tuyo. Lamento la interrupción.

—Descuida.

Ashura le dio un último adiós con una amigable sonrisa y un movimiento de mano antes de perderse entre las otras personas que como Fye estaban tomando aquella clase.

El rubio volvió a su obra, sintiendo aún la calidez que la amabilidad deja a su paso, no sólo aquel extraño, sus compañeros del grupo de apoyo también, aquel jueves por ejemplo, como en la última salida que tuvieron Fye se había mostrado bastante abatido, alejado y bastante ajeno a lo que ocurría a su alrededor, todos en el grupo habían decidido que la próxima actividad sería algo que le gustase al rubio, por lo que ahora estaban asistiendo a una clase de pintura para novatos. Sí, Fye estaba consciente de que no la necesitaba pero, hacía tantos años que no pintaba que temía hubiese olvidado cómo hacerlo, pero lo hizo y aún más que eso descubrió una vez más el enorme placer que le producía pintar, la sensación del pincel deslizándose sobre el lienzo, el olor de la pintura, su muñeca trabajando de la mano de sus emociones, amaba todo aquello y se sentía tan bien volver a hacerlo.

Me dedique a perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora