Capítulo 15

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Hoooola!!!!

Antes que nada me gustaría expresar que, desde dónde sea que se encuentren espero de todo corazón que se encuentren bien, ya saben, entre tanto sismo, tormentas y huracanes.

Segundo, hay una parte del capítulo que nada más no terminaba de convencerme, no tenía el sentimiento que buscaba, por suerte me topé con esta canción; Irrelevant de Lauren Aquilina, les recomiendo escucharla en el momento que les indicare en el fic.

Por último, me disculpo por la demora, en compensación les traigo cap 2x1

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

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Capítulo 15

Con preocupación volvió a tocar, en espera de que esta vez Fye sí abriera la puerta o de que le diera alguna respuesta al menos, pero una vez más Kurogane no obtuvo ni lo uno ni lo otro. La noche anterior había estado insistiendo por varios minutos en los cuales no escuchó ningún tipo de ruido del otro lado, desconocía el, o los motivos, que tenían al rubio en aquel estado y por ende se sentía intranquilo y muy torpe ante la manera de cómo proceder, al final había optado por darle al rubio su espacio con la esperanza de que al día siguiente Fye se encontraría más tranquilo y de que esa decisión era la mejor.

Pero ya era ese día siguiente y todo apuntaba a que Fye no se encontraba mejor ni más dispuesto a hablar con él.

—Fye, realmente me estás preocupando. Al menos quita el seguro de la puerta— Dijo y al instante pegó su oreja a la madera en un intento de escuchar algo, cualquier cosa, pero no se escuchó algún rastro de movimiento siquiera.

Suspiró pasándose las manos por la cara en un ademán de comenzar a desesperarse.

No podía recordar, ni una sola vez en todo el tiempo que llevaba con el rubio, alguna ocasión en la que Fye haya estado tan triste, tan... ¿destrozado? Sí, probablemente eso era, lo cual le preocupaba cada vez más.

¿Qué había ocurrido? Tenía que ser algo realmente importante para Fye ¿Pero qué? Lo único que se le ocurría era la exhibición de pinturas en la galería ¿Acaso se trataba de ello? Dado que ese día en la mañana había dejado a un rubio emocionado con la felicidad desbordándole en la mirada y que, luego de la galería lo encontrara tan desmoralizado no había más opciones, así que supuso que sí, algo había ocurrido en la exhibición. Tal vez no le fue como esperaba o había recibido malas críticas de sus obras, oh Fye, pensó con pesar, realmente había esperado que al rubio le fuera bien durante la exhibición, el rubio se había esforzado tanto para ello que se lo merecía, merecía cumplir sus sueños y realizarse cada vez un poco más, claro que sí.

No pudiendo resistir más de aquello fue en busca de la copia de la llave que aún conservaba del cuarto, pero justo cuando se disponía a abrir, su celular comenzó a sonar.

Su primer pensamiento fue Noa, el chico debía de estarlo esperando en el hospital, impaciente por que le dieran de alta. Sacó el teléfono de su bolsillo esperando ver en la pantalla el nombre de Noa, sin embargo el número que encontró era el de su madre.

—Hola, mamá.

—"Kurogane, cariño"— Saludó su madre con afectuosa voz, voz que a su vez delataba cierto toque de nerviosismo.

—¿Sucede algo?— preguntó el moreno con preocupación.

—"No... bueno, en realidad...."— balbuceó indecisa —"¿Podemos hablar en persona? Es importante."

Me dedique a perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora