IX

730 113 25
                                    

Luego de ese comentario que mató toda buena vibra en el ambiente, Hansol y Seungkwan se fueron a su habitación. O más bien, Hansol se fue azotando la puerta y Seungkwan lo siguió disculpándose con todos los presentes. No tardó mucho en que los demás se retiraran deseándose buenas noches entre ellos.

Cabe aclarar que Chan durmió como un tronco toda la noche, Jihoon se fue preocupado y con la culpa de haber dicho algo incorrecto y con Seungcheol siguiéndolo en su forma lobuna, moviendo sus orejas y frotando su hocico contra sus piernas para reconfontarlo. Solía lograrlo la mayoría de las veces aunque esa noche no parecía tener resultado, aunque al menos consiguió algunos mimos desganados detrás de sus orejas.

-¿Hansol? -al sólo recibir un quejido de su parte decidió continuar- Perdón por preguntar, yo no sabía... ¿Necesitas algo?

-Déjame solo, Seungkwan -respondió Hansol secamente desde su cama.

❇❇❇❇❇

El día siguiente no fue mucho mejor, todos parecían estar de buen humor menos Seungkwan y Jihoon y por consiguiente, Seungcheol.

Jeonghan y Jisoo parecían haber congeniado increíblemente bien y parecían conocerse desde hace años, en vez desde hace solo un día. Jun había asistido a clases solo aquella mañana, puesto que Chan aún no estaba del todo repuesto de su "numerito" de ayer. Según había dicho Jun, a Chan finalmente le habían aparecido sus marcas faciales esa misma mañana, cuando el primero le había llevado el desayuno a la cama luego de pasarse muy temprano por la cafetería. Al parecer, un gesto amable y que llegara al corazón del otro, hacía que aparecieran.

Y tal vez esa era la misma razón por la cual Hansol aún no tenía su rostro marcado.

El día se hizo largo, tedioso y aburrido. Seungkwan raramente estaba de mal humor, pero ese día no soportaba siquiera el zumbido de una mosca; mucho menos la noticia de que a partir de la semana siguiente empezarían las nuevas clases tales como "Talismanes" y "Elementos". Y ni hablar del regaño que se había ganado con Jun por el hecho de que sus compañeros no hubieran venido con ellos a clase junto a ellos ese día.

Las clases finalizaron pasado el medio día, y cada uno se fue por su lado con la idea de tal vez juntarse en algún momento de la tarde. Aunque todos sabían que, con mucha seguridad, eso no pasaría.

Seungkwan seguía sintiéndose completamente enfurruñado sin saber por qué, y antes que descargarse con alguien, decidió patear una pequeña piedrita lo más posible de camino a su dormitorio. La piedra fue a golpear una máquina expendedora y como si fuera obra del destino, quiso comprar algo de esta, terminando por obtener dos paquetes de chocolatinas. Con un poco de suerte esperaba que Hansol no odiara el chocolate, pero en ese caso, mejor para él.

Al llegar a su habitación, y después de dejar su bolso a un costado, vio que su compañero se encontraba en el mismo lugar en donde lo había dejado, es decir, hecho una especie de bola en su cama que apenas parecía tener vida. Sin embargo, Seungkwan sabía que se encontraba despierto.

Con cautela, se aproximó a la cama donde estaba el chico hasta quedar en frente de él y luego, ponerse de cuclillas para poder quedar a su altura. El mago sólo abrió uno de sus ojos perezosamente para poder verlo, parecía recién despierto.

–¿Quieres? – le preguntó cortésmente al pelinaranja y tendió el chocolate hasta que casi tocara la nariz del otro.

Hansol sólo alcanzó a fruncir un poco el ceño y poner los ojos bizcos para ver bien qué era lo que el otro le estaba tendiendo. Tenía un poco de hambre, puesto que no había comido nada desde la otra noche -tampoco es como si hubiera querido ir a buscar algo para comer- y sin más remedio aceptó el chocolate a la vez que se incorporaba en la cama y se sentaba como indio. La sombra de una sonrisa había surcado su rostro por unos segundos, o eso le pareció a Seungkwan.

Voodoo DollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora