Voodoo Doll

XII

El ir a la playa aquel fin de semana luego de los exámenes fue idea de Jisoo -ahora con el cabello rosa por una apuesta perdida con Chan- y nadie se opuso en lo absoluto. Se habían organizado el día anterior y habían partido antes del mediodía, si bien no estaba tan lejos -aunque sí más lejos que el bosque- habían querido llevar varias cosas, como reposeras (más que nada para Jeonghan), bolsos con ropa, y algunas hieleras para guardar lo que fueran a comer y beber.

Era un lindo día, caluroso y soleado, pero con algunas nubes que daban sombra ocasionalmente cuando cubrían al sol. Para llevar las cosas, hicieron un pequeño sorteo, donde Seungcheol y Hansol salieron elegidos para llevar las dos hieleras hasta la playa, ambos maldijeron su mala suerte. Jun y Jisoo se encargaron de llevar las reposeras, mientras que Seungkwan y Jeonghan llevaban dos sombrillas y, por último, Chan y Jihoon cargaban con los bolsos.

Los que cargaban las hieleras terminaron por quedarse más atrás, rezagados ¿Por qué habían decidido cargar con tantas cosas?

A pesar de conocerse desde hacía algún tiempo, el silencio reinaba alrededor de Hansol y Seungcheol; ambos querían hablar sobre la misma cosa, pero no sabían como sacar el tema a flote. El azabache se mordía los labios, nervioso, necesitaba hablarlo con alguien que no fuera Jihoon y que además, supiera más sobre el tema.

–Oye Hansol – lo llamó por lo bajo para que los demás no lo oyeran, al recibir un sonido de aprobación de que Hansol lo estaba escuchando, prosiguió –Tú... ¿Has hablado con Seungkwan sobre esto? – preguntó acercándose más al otro.

– ¿Eso? ¿A qué te refieres? –preguntó de nuevo Hansol con el ceño fruncido e inclinando la cabeza a un costado, como un pájaro, sin entender lo que el otro buscaba decirle entre líneas. Seungcheol lo miró intensamente, transmitiéndole lo que no podía decir en voz alta. –Ohhh, te refieres a eso. Sí, lo hemos hablado largo y tendido, yo insisto en que les digamos a los demás, pero él prefiere contarles con algo pensado de antemano y tampoco quiere asustarlos.

–Sí, entiendo su punto pero el hecho de esperar también lo vuelve todo más peligroso. Con Jihoon pensábamos decirles al resto hoy en la tarde – musitó con la mirada algo ida en el suelo.

–Si lo hicieran sería un gran paso y Seungkwan no me regañaría, así que por favor avísenles– imploró Hansol sacándose un peso de encima.

–Descuida ya lo hemos planeado con Hoonie, todo saldrá bien – respondió frunciendo el ceño y haciendo una mueca de esfuerzo.

–Gracias de veras... ¿Oye, te sientes bien Cheol? – preguntó deteniéndose en el lugar y acercándose al otro.

– ¿Quién es Cheol? – respondió confundido el aludido, mirándolo sin entender y deteniendo también sus pasos.

–Oh mierda, no ahora, no ahora conmigo ¿Qué hago? – comenzó Hansol hablando consigo mismo, entrando un poco en pánico –Nunca me pasó esto contigo maldición –

–¿Y quién eres tú?

–  A la mierda todo ¡JIHOON, VEN AQUÍ AHORA! – gritó Hansol usando las dos manos alrededor de su boca como megáfono para llamar al aludido, que se encontraba varios metros por delante.

La mayoría se volteó a verlo consternados al escuchar semejante grito sin entender qué había pasado aunque Jihoon al ver la cara de pánico de Hansol y la característica cara de cachorro confundido de su compañero, tanteó algo en su bolsillo y volvió sobre sus pasos hasta llegar a él. Como vio que los demás buscaban acercarse junto con él, les dijo que se calmaran y que siguieran su camino a la playa; no se demorarían mucho. Pero Seungkwan lo siguió de todos modos con la sombrilla al hombro al ver y escuchar a Hansol, sabía por instinto -o por algo más- que necesitaba de su ayuda.