─Chapter; T W E T Y S E V E N.

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𝐓𝐑𝐀𝐔𝐌𝐀𝐒.

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❝Por siempre, es un largo tiempo.❞

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𝖀𝖓 𝕸𝖊𝖘 𝕯𝖊𝖘𝖕𝖚𝖊́𝖘.

Escuchaba el reloj dando vuelta, dando su tic tac, lenta y pasivamente, el canto de los pájaros aún seguía ahí, recordando que estoy viva, el leve chiflido del aire golpeteando contra la ventana, el andar de la gente afuera, las risas, los gritos; todo era abrumador dentro de lo que cabía. Mis ojos habían perdido aquel feroz y hermoso brillo, mi cabello había crecido y no tenía la pasión de ir a cortarlo, me miraba más delgada de lo normal, mis pómulos se notaban de sobremanera y mis labios habían perdido ese color salmón, ahora eran tan pálidos que parecía muerta en vida; las ojeras estaban demasiado grandes y el sabor amargo en mi boca se hacía presente cada vez que recordaba las manos de el en mis piel, tocándome como si fuera una muñeca sin vida ni decisiones. El día que había vuelto me bañe, me talle tan fuerte mi cuerpo que enterré mis uñas en mi carne y la sangre comenzó a salir, no quería ver a nadie, mis hermanos intentaron hablar conmigo y los corrí de mi habitación, solo deje entrar a Freya, Hayley y Rebekah, no dejaba que ningún hombre me tocara o que se acercara a mí, no quería que Hope me viera en esta condición, ni que Klaus viera a la mujer débil que me convertí. Elijah me había visto una vez y cuando intento tocarme le avente una lámpara y comencé a gritar como loca, Kol intento detenerme y grite más fuerte por su toque en mí. Al final Freya me dio un tranquilizante y termine dormida; al día siguiente me trajeron una psicóloga con la que estuve platicando sobre mi abuso sexual, sobre los golpes y el cierro en aquel departamento, lo primero que hizo fue llevarme al lugar donde ocurrió todo, pero mis lágrimas no tardaron en llegar y comencé a tener un ataque de pánico y al final vino el del asma. Lo siguiente que tuve que hacer fue intentar abrazar a Elijah, a mis hermanos, a Kol, Finn y sobre todo a Klaus, poco a poco lo hice y rápidamente me alejaba, pero cuando llegue con Klaus él no me permitió que me acercara a él. La psicóloga que se llama Paola, me dijo que a veces en la relación la otra persona no acepta lo que haya pasado, yo decidí quedarme callada, pues él y yo no teníamos ninguna relación.

Como todos los días, desde hace un mes, me encontraba acostada en mi cama, con una manta cubriéndome el cuerpo, estábamos a finales de octubre y si mis cálculos no me fallaban pronto seria mi cumpleaños, 19 de Noviembre, por lo que significaba que el inverno se estaba acercando lentamente, y esa estación me encantaba pero eso no quitaba que esta vez no me sentiría feliz en ninguna forma. También deje de usar tacones y vestidos, o faldas o blusas trasparentes o escotadas, usaba pantalones, blusas de mangas largas tapadas, sudaderas, botas o tenis; nada que hiciera que los hombres se fijaran en mí, deje de maquillarme y de arreglarme; en pocas palabras, deje de ser yo misma. Había cortado las uñas de mis manos y mi cabello, como había dicho anteriormente, lo había dejado crecer por el momento, tenía ganas de rapármelo, tenía miedo de salir y saber que alguien me tocaría, que alguien me lastimaría de la misma forma que lo hizo Lucien; no fue una violación, pero abuso de mí, y eso no puedo borrarlo de mi memoria fácilmente.

-Te traje el desayuno, cariño-Freya había entrado a mi habitación.

-No tengo hambre-murmure.

-Victoria si no comes, tendremos que llevarte con un nutriólogo también.

-Quiero morirme.

-No digas estupideces.

-Es la verdad, esta vida no me gusta.

-Todos debemos de afrontar algo duro en nuestra vida, para ser aún más fuertes.

-Tú no sentiste lo que yo sentí.

-Te equivocas, a mí me violaron cuando tenía quince años.

-¿Qué?-había levantado mi cabeza y recostado de manera diferente en mi cama para verla.

-Un día mi tía Dalia salió de la casa, y un hombre entro, intente defenderme con magia pero él me noqueó, y lo hizo.

-Lo siento mucho Freya, yo no quería...

-Está bien, solo te lo digo para que sepas que alguien comparte tu dolor, cariño.

-Comeré un poco-dije con una sonrisa.

-Gracias.









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Cuando termine de desayunar, me cambie y decidí bajar, Freya me había avisado que Elijah, Rebekah, Hayley y Hope se habían ido a Nueva Orleans, y solo estaban aquí Kol y Klaus pero ellos se encontraban en el Grill, yo solo le di una sonrisa y tome un libro de la sala y me senté a leer. Las horas pasaban hasta que vi a Kol y Klaus entrar, ambos se me quedaron viendo, cada uno de manera distintita, Kol me miraba con una sonrisa en su rostro, dándome a entender que se sentía orgulloso de que había afrontado un nuevo logro y yo le devolví esa sonrisa; el hibrido me miraba con enojo y tristeza, cosa que me hizo bajar la cabeza avergonzada.

-Kol, déjame solo con Victoria.

-Nick no creo...

-Ahora.

Kol solo se fue y yo me quede sola en la sala con el hibrido.

-¿De qué quieres hablar conmigo?-pregunte.

-De Lucien.

-Te doy asco.-afirme.

-No me das asco, estoy molesto, frustrado y a punto de explotar.

-¿Y porque?

-Porque te amo maldita sea, porque eres mía y solo el hecho de saber que alguien más te toca y que esa persona no sea yo me hierve la sangre. Y ahora que no quieras ni acercarte a mí me enoja.

-Me encantaría acercarme a ti.

-Pero no lo harás.

-Pronto estaré mejor.

-Eso espero.

Y con eso el híbrido se fue dejándome sola, y las lágrimas volvieron a salir, estaba triste porque él me amaba pero por el momento yo no podía corresponderle igual, y no sabía cuándo lo podría volver hacer. Maldigo el día en que Lucien se cruzó en mi camino.

Tʜᴇ Oᴛʜᴇʀ➝ᴛʜᴇ ᴏʀɪɢɪɴᴀʟs, ᴛʜᴇ ᴠᴀᴍᴘɪʀᴇ ᴅɪᴀʀɪᴇs.©|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora