Tʜᴇ Oᴛʜᴇʀ➝ᴛʜᴇ ᴏʀɪɢɪɴᴀʟs, ᴛʜᴇ ᴠᴀᴍᴘɪʀᴇ ᴅɪᴀʀɪᴇs.©|

─Chapter; T W E T Y N I N E.

𝐋𝐀𝐆𝐑𝐈𝐌𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄.

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❝Tal vez no estábamos hecho
 para estar unidos;
pero éramos perfectos
 siendo imperfectos juntos.❞

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𝕮𝖚𝖆𝖙𝖗𝖔 𝖒𝖊𝖘𝖊𝖘 𝖉𝖊𝖘𝖕𝖚𝖊́𝖘.

Decir que lo logre, y el sabor que deja aquello en mi boca llena cada parte de mi cuerpo, de mi alma...de mi ser; Klaus me ayudo más que nadie, estuvo ahí días y noches recordándome la fuerza interior que llevo dentro, a veces perdía un poco la paciencia pero siempre volvía para ayudarme, para levantarme y demostrarme que puedo más. Kol siempre llegaba conmigo con una botella de bourbon en su mano, era en las noches, y nos quedábamos platicando de nuestro pasado, de cosas del presente y como seria nuestro futuro, Elijah en los desayunos se quedaba hablando conmigo de pensadores y filósofos que pasaron por cosas muy duras en sus vida para poder llegar a ser alguien famoso, justos, inteligentes y reconocidos; esto lo hacía para darme a entender de que no será la primera vez que me va a llegar a pasar cosas malas, ni la última, pero tendremos que aprender a vivir con las cosas fuertes, difíciles que afrontamos día a día. Cada Mikaelson me ayudo de forma distinta y cuando creyeron que era el momento para salir, lo hice; el primer lugar a donde fui fue al Grill, junto a Kol y Klaus, al principio me dio un poco de miedo, pero lo logre, logre quedarme tres largas horas con mis compinches de chistes, de beber hasta que Kol fue a comer, llevándose a una camarera al baño. Y al final estaban mis hermanos, que a veces iban a recordarme nuestros momentos de niños, cuando Stefan siempre me molestaba, cuando Damon nos defendía y una parte dentro de mí me hizo saber que tal vez ellos ya estaban listos para mi perdón, para poder ser aquellos hermanos que antes, pero no se confundan, que los perdone no significa que las cosas volverían a ser igual que antes.

La mansión de los Originales se encontraba en completo silencio, tan absolutos que me dio un poco de miedo, tenía entendido que los problemas en Nueva Orleans cada vez estaban peor por la cosecha de las brujas, por eso casi todos los originales estaban haya a excepción de Klaus y Kol, este primero no quería volver a Nueva Orleans por un largo tiempo, lo cual era muy extraño porque tenía entendido que él amaba esa ciudad y que había luchado y trabajado suficiente para que volviera a ser suya, peleo contra Marcel, contra las brujas, licántropos y mucho más para obtener el poder absoluto, pero sigo sin entender que fue lo que paso para que el ya no quisiera ir. También me había enterado que Klaus no quería mucho a Marcel, que no tenían la misma simpatía que antes después de todo lo que le hizo pasar a él y a sus hermanos, Marcel había decidido ser un vampiro aún más poderoso que Klaus, lo logro pero el chistecito le duro poco tiempo después de que Freya le quitara dicho don.

Me encontraba sentada en el sillón de Klaus, leyendo como siempre, pero no miraba a ninguno de los dos hermanos por ningún lado, decidí ir a la sala principal donde me los encontré con una mujer para cada uno, donde tomaban sangre hasta que al parecer a Kol se le murió y la dejo caer limpiándose con la manga su ensangrentada boca.

-Que rico, se me antojo-dije con sarcasmo.

-Cállate, es mil veces mejor de la vena-dijo Kol.

-No lo dudo-murmure.

-Se murió-dijo Klaus dejándola caer.

-Que hermoso-mi sarcasmo aún seguía ahí.

-Teníamos hambre, amor-explico el hibrido.

-No si no me dicen, ni cuenta me doy.

-¿Vamos al Grill?-dijo Kol poniéndose de pie.

-Vamos-una sonrisa salió de mi rostro.

-Sigues siendo humana Victoria, si tomas demasiado puedes enfermar-me informo Klaus.

-Si me convirtieras, no lidiaría con esos problemas-dije.

-Yo te convierto-dijo Kol acercándose a mí.

-Yo la convertiré-dijo Klaus deteniendo a su hermano.-Pero cuando cumplas veinte.

-Ugh, de acuerdo-dije rendida mientras salía de la casa.

Me subí a la camioneta en el asiento de atrás, se me olvido decir de eso; la primera vez que se me ocurrió sentarme en el copiloto Kol me corrió, vilmente me corrió, pues cuando se trata de Klaus y Kol juntos es una explosión enorme y nadie puede quitarles ese asiento.

Los hermanos Mikaelson iban contándome sus anécdotas de matar gente, cuando eran más destripadores que ahora, que raro, me decían de una mujer que volvieron loca, cuando se peleaban por cualquier estupidez, pero que ahora tenían más paciencia, que mentira; sin duda alguna los amaba a ambos, de manera distinta pero igual. Al llegar al Grill los tres bajamos y entramos al comercio de alcohólicos anónimos, donde estaban en una mesa Damon, Stefan y Elena, pero Caroline no se encontraba con ellos, mis hermanos se pusieron de pie y se encaminaron conmigo, dejando a una Elena sola sentada.

-Eres menor de edad-dijo sarcástico Stefan.

-Y tú muy viejo.

-Hey-dijo Kol-Nosotros somos más viejo, cariño.

-Pero ustedes son hermosos.

-Yo soy muy hermoso-dijo Damon.

-Claro que no-dijimos todos a la vez.

-¿Y eso que son tan amigos ahora ustedes cuatro?-pregunte extrañada.

-Decidimos hacer una tregua por ti-dijo Stefan.

-Ven, les dije que independiente a Elena, ustedes se hubieran llevado muy bien juntos-dije con una sonrisa.

-Si bueno-dijo Damon rodando los ojos-Traeré algunas botellas de bourbon para brindar.

-Yo te acompaño-dijo Kol.

-¿Te quedaras Victoria?-Elena había llegado preguntándome.

-¿Para qué quieres saber, o que?-pregunte yo.

-Para saber si irme o quedarme.

-Pues te recomiendo que te vayas-dijo Klaus-Nos quedaremos toda la noche con los Salvatore.

Elena se molestó y enfurecida salió del lugar, solo vi que Stefan negaba con su cabeza y se tocaba la nariz como intentando tener paciencia, aquello me extraño mucho.

-¿Todo bien?-le pregunte.

-Elena volvió a ser vampiro, y ahora está más insoportable que nunca-dijo Stefan-hace dos noches tuvo una gran pelea con Caroline, y Damon le tuvo que romper el cuello.

-¿Ya no la aguantan?-pregunto Klaus.

-Creo que a Damon se le estaba acabando el amor.

-Se los dije-mi comentario hizo que Stefan asintiera con la cabeza.

-No todo es para siempre-dijo.

Kol y Damon volvieron con las botellas y nos sentamos en otra mesa, no sin antes explicarle que Elena se había ido molesta, pero al parecer aquello no le importo en absoluto.

-Tengo algo que decirles-dije viendo a mis hermanos.

-¿Qué?-dijo Damon.

-Decidí convertirme.