─Chapter; T H I R T Y F O U R.

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𝐑𝐎𝐒𝐀𝐒.

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❝Porque amar, es primavera.❞

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𝖀𝖓 𝖒𝖊𝖘 𝖉𝖊𝖘𝖕𝖚𝖊́𝖘.

𝕹𝖚𝖊𝖛𝖆 𝕺𝖗𝖑𝖊𝖆𝖓𝖘.



𝕼𝖚𝖊𝖗𝖎𝖉𝖔 𝕯𝖎𝖆𝖗𝖎𝖔.

Se supone que es aquí donde les digo que siento al descubrir que soy una destripadora, al igual que Stefan y mi madre; supongo que se hereda, pero la verdad es que no estoy feliz con lo que soy, quería ser vampiro, se fuerte, rápida y saber que jamás nadie podría volver a lastimarme, soñé con que Klaus y yo compartiríamos una feliz vida inmortal, pero aquello no es posible ya. Los Mikaelson han intentado ayudarme, pero la depresión y la constante sed de sangre, golpeteando duramente contra mi garganta no me dejan avanzar, no me deja poder salir del gran e inmenso agujero que me encuentro. Siento que en cualquier momento explotare, que en cualquier momento gritare y moriré de una manera efímera y sin retorno; tal vez estoy siendo dramática e histérica, pero he de remarcar que mis sentimientos están a flor de piel, que todo me irrita con facilidad y que no soporto el simple hecho de no poder avanzar como una persona normal o llena de ideales como tal.

Ahora estoy a diez minutos de llegar a Mystic Falls, pronto veré después de un mes a mis hermanos, y sabré que es lo que pasara cuando se enteren que soy vampiro, y sobre todo que soy una destripadora.

𝖁𝖎𝖈𝖙𝖔𝖗𝖎𝖆 𝕾𝖆𝖑𝖛𝖆𝖙𝖔𝖗𝖊.






Un pesado suspiro salió de mis labios cuando termine cerrando mi diario; he matado cien personas, si no es que más, en un mes, personas inocentes que no tenían la culpa de nada, que sin ningún remordimiento en mente, les succione la sangre, matándolas, Klaus a estado ahí para mí todo este tiempo, he llorado en su hombro he intentado calmarme, pero solamente fracaso una y mil veces más. Por otra parte Kol junto a Elijah y Rebekah me han dicho que a muchos les pasa, que la mayoría de los vampiros nuevos les sucede este tipo de cosas, pero siempre terminaba peleándome con ellos; mi paciencia y mi hermoso tacto se había ido al caño después de mi transformación, para al final dejar a Freya que tres veces, por mis estúpidos impulsos, intente matarla. Me sentía como un peligro, como si estuviera traicionando a las personas que me dieron la mano para poder seguir con mi vida normal, mis ojos ya no tenían aquel brillo soñador que iluminaba a cualquiera que estuviera conmigo, ni mucho menos tenia aquella ternura que enamoraba a cualquiera que pasara a mi lado. Victoria Salvatore, había perdido un triunfo.

Y el solo hecho de decir aquellas duras palabras, hacía que mi corazón e rompiera y que las lágrimas no tardaran en salir, como si una enorme cascada se tratara; mi rutina era quedarme todo el día en casa, no podía salir y Kol evitaba verme o hablar conmigo para no tener ningún tipo de peleas, Elijah había decidido apartarse un poco y Rebekah se había ido a Londres con Hayley y Hope, y Freya siempre estaba con Davina. En pocas palabras, siempre estaba con Klaus.

Iba en el asiento de atrás, y enfrente estaban Kol y Klaus, volver a ver los enormes arboles de Mystic Falls, hacían que una enorme sonrisa saliera de mi rostro, el auto aparco fuera de la casa de mis hermanos, donde aquello dos se encontraban ya afuera con una sonrisa en su rostro. Con cuidado abrí la puerta, y mis pies sintieron la tierra del pueblo, Klaus tomo mi mano suavemente mientras Kol se quedaba detrás de nosotros.

-Nos alegra verte...-murmuro Stefan viéndome fijamente.

-Tu aroma es distinto-dijo Damon.

-Desde hace un mes soy vampiro-dije, y la mirada de mis hermanos cambio bruscamente a una de enfado.

-¡¿Por qué tan rápido?!-grito Stefan.

-Porque me mataron en una pelea.

-Ella salvo a mi hija-explico Klaus.

-No preguntaremos más-dijo Damon.

-Soy destripadora-solté sin más.

-No puede ser....-murmuro Stefan.

-He matado cien personas en lo que va del mes-dije mientras las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.

-Te ayudaremos-dijo Damon.

-Escucha amor, solo es cuestión de que resistas-dijo Klaus.

-Si-dije mientras tragaba mis lágrimas.

-Yo también te ayudare enfadosa-la voz de Kol hizo que una sonrisa saliera de mi rostro.

-¿No te preocupa todas las personas inocentes que mataste?-la voz de Elena se hizo presente.

-No comiences Elena, no es el momento-dijo Stefan.

-La verdad es que, eso a ti no te importa-dije limpiando mis lágrimas y volteando a verla.

-Te ves mejor de humana-dijo.

-¿Es lo que te repites todo los días al verte en el espejo?-le pregunte.-No respondas.

-Vete Elena, te conviene-dijo Klaus.-Me quede aun con las ganas de matarte la última vez.

-Yo también, ya que tú, y tu estúpido y enfadoso hermano me mataron-dijo Kol con una sonrisa.

-Caroline te manda saludos Klaus-y con eso la doppelperra se fue.

Un largo suspiro salió de mi boca, solo sentí como Klaus me abrazaba y me apagaba a él, nunca reconocería que Elena tenía razón, porque la verdad era que no la tenía, yo tenía un gran peso sobre mis hombros, culpabilidad e histeria asechándome día y noche por todo lo que había hecho en Nueva Orleans, tenía el gran miedo de que Klaus se hartara de mí y se fuera por su camino dejándome sola y rota, no quería perder tampoco a mis hermanos, ni mucho menos perder a los Mikaelson, mi hermosa amistad con hermandad con Kol era lo que menos quería perder de ningún modo. Pero, ¿en realidad que era el amor?, creo que era sacrificar y amar a una persona que a pesar de todo y de todos, está ahí incondicionalmente, sin miedo a amar, sin miedo a los prejuicios, sin miedo a lo que las personas digan, sin miedo nada. Amar era vivir y morir mil veces por esa persona, amar era todo y nada.

-Amor-la voz de Klaus se coló en mis oídos como si de un taladro se tratara.

-¿Si?-pregunte.

-Es hora.

Y cuando aquellas palabras salieron de sus hermosos labios, un largo escalofrió recorrió mi espina dorsal, significaba intoxicación y dolor, tanto dolor como el hecho de ver a una persona no quisiera ni probarla. ¿Podría superar este Triunfo?

Tʜᴇ Oᴛʜᴇʀ➝ᴛʜᴇ ᴏʀɪɢɪɴᴀʟs, ᴛʜᴇ ᴠᴀᴍᴘɪʀᴇ ᴅɪᴀʀɪᴇs.©|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora