Mi vejiga iba a explotar. Caminé poco a poco a los baños apretando lo más que podía y sentía que no iba a llegar, cuando entre, cerre la puerta y me senté estaba en el paraíso y me sentia como una cascada. Me enojaba tanto al recordar lo mucho que espere para que el estúpido maestro me dejara venir al baño, con la simple excusa de que “ cuando viniera mi compañero podría ir ” como si pudiera violarmelo o matarlo en el acto.
Cuando termine me lave las manos y me mire en el espejo, algo captó mi atención y no fue precisamente el rastro de baba que tenía en mi mejilla por dormirme en el salón si no que gracias a la ventanilla de el baño se podía oir perfectamente unos sollozos.
Entre nuevamente al cubículo y me pare arriba de el inodoro tratando de no dar un mal paso, me sostuve en la rejilla y vi hacia abajo.Observe como alguien estaba sentado en el pasto y se tapaba el rostro, me estire más y crujio la tapa.
— ¿Hola, necesitás algo? —pregunté lentamente tratando que me escuché.
Vi como se sobresalto y observo a todos lados— Dios, ¿eres tú? —reí bajito y me acomode.
— Sí, ahora reza por todos tus pecados —bromeando dije escapando una risita.
Después de unos segundos contestó— No eres dios... ¿quien eres y dónde mierda estás? no te veo.
— Acá arriba genio—digo conteniendo una risa pero me mantengo seria en cuanto veo que la persona quien estaba llorando era Joe.
— ¿Grace?—sus ojos rojos resaltan y me siento mal al verlo así.
— Hola... —sonrió avergonzada— Espera ya voy para allá.
— No esperá y— no lo dejo terminar, me bajo y corro hacia atrás tratando de que nadie me vea en cuanto lo veo parado sonrio levantando mi mano saludando.
— ¿Por qué llorabas? —pregunto en cuanto estoy frente a el.
— No importa...
— Claro que sí, si quier—
— ¡Dije que no importa, ok! —grita y me sobresalto.
— Esta bien, no era necesario gritar... —digo en voz baja, retrocedo y doy media sonrisa — Mejor me voy.
— No esper—
— Nos vemos en el recreo, Joe —digo cortándole y caminando hacia el salón.
...
— Lamento haberte gritado, no estuvo bien— dice una voz en mis espaldas y volteó viendo a Joe.
— Esta bien, supongo no debi ser tan metiche —me río bajito y observo como se rasca la nuca.
— ¿Quieres salir mañana? Como disculpa, entendería si tienes planes y lo dejamos para otro día.
— No tengo planes así que mañana estaría perfecto —digo sonando calmada, cuando por dentro estaba como miles de fuegos artificiales explotando a la vez.
— Que bien, mañana acordamos todo —asentí y corrí inmediatamente en cuanto se dio vuelta, me senté y Lorraine me miro confundida.
— Me invitó a salir —digo y las dos chillamos emocionadas.
— ¡Agarrenme que me caigo! — exclama emocionada.
— Estamos sentadas, Lorraine.
— Mierda, es cierto.
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| FRIENDZONE |
Short Story» Hubiera preferido qué me mandarás a la Friendzone, a que jugarás con mi corazón «