N U E V E

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Mi vejiga iba a explotar. Caminé poco a poco a los baños apretando lo más que podía y sentía que no iba a llegar, cuando entre, cerre la puerta y me senté estaba en el paraíso y me sentia como una cascada. Me enojaba tanto al recordar lo mucho que espere para que el estúpido maestro me dejara venir al baño, con la simple excusa de que “ cuando viniera mi compañero podría ir ”  como si pudiera violarmelo o matarlo en el acto.

Cuando termine me lave las manos y me mire en el espejo, algo captó mi atención y no fue precisamente el rastro de baba que tenía en mi mejilla por dormirme en el salón si no que gracias a la ventanilla de el baño se podía oir perfectamente unos sollozos.
Entre nuevamente al cubículo y me pare arriba de el inodoro tratando de no dar un mal paso, me sostuve en la rejilla y vi hacia abajo.

Observe como alguien estaba sentado en el pasto y se tapaba el rostro, me estire más y crujio la tapa.

— ¿Hola, necesitás algo? —pregunté lentamente tratando que me escuché.

Vi como se sobresalto y observo a todos lados— Dios,  ¿eres tú? —reí bajito y me acomode.

— Sí, ahora reza por todos tus pecados —bromeando dije escapando una risita.

Después de unos segundos contestó— No eres dios... ¿quien eres y dónde mierda estás? no te veo.

— Acá arriba genio—digo conteniendo una risa pero me mantengo seria en cuanto veo que la persona quien estaba llorando era Joe.

— ¿Grace?—sus ojos rojos resaltan y me siento mal al verlo así.

— Hola... —sonrió avergonzada— Espera ya voy para allá.

— No esperá y— no lo dejo terminar,  me bajo y corro hacia atrás tratando de que nadie me vea en cuanto lo veo parado sonrio levantando mi mano saludando.

— ¿Por qué llorabas? —pregunto en cuanto estoy frente a el.

— No importa...

— Claro que sí, si quier—

— ¡Dije que no importa, ok!  —grita y me sobresalto.

— Esta bien, no era necesario gritar... —digo en voz baja, retrocedo y doy media sonrisa — Mejor me voy.

— No esper—

— Nos vemos en el recreo, Joe —digo cortándole y caminando hacia el salón.

...

— Lamento haberte gritado, no estuvo bien— dice una voz en mis espaldas y volteó viendo a Joe.

— Esta bien, supongo no debi ser tan metiche —me río bajito y observo como se rasca la nuca.

— ¿Quieres salir mañana?  Como disculpa, entendería si tienes planes y lo dejamos para otro día.

— No tengo planes así que mañana estaría perfecto —digo sonando calmada, cuando por dentro estaba como miles de fuegos artificiales explotando a la vez.

— Que bien, mañana acordamos todo —asentí y corrí inmediatamente en cuanto se dio vuelta, me senté y Lorraine me miro confundida.

— Me invitó a salir —digo y  las dos chillamos emocionadas.

— ¡Agarrenme que me caigo!  — exclama emocionada.

— Estamos sentadas,  Lorraine.

— Mierda, es cierto.

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