O N C E

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Bendito sea el día que acepte salir contigo.

Recordaba perfectamente como no la pasamos ese día.

Me encontraba en el centro comercial que tanto me gustaba, no podía evitar que mis ojos no estuvieran ansiosos viendo de un lado a otro checando sí habia un rastro de ti. Me sentía ansiosa y nerviosa, todo incremento en cuanto te vi acercarte con las manos metidas en tu sueter, adoraba como te vestias tan... Simple. Con esos pantalones negros y camisa vino te veías espectacular y mis manos picaron, tu sueter se veía suave y me dieron unas ganas de tocarlo.

— ¿Has esperado mucho por mí? —pregunta en cuanto llega a mi.

— No, acababa de llegar —mentí, en realidad habia llegado una hora antes para pasar a la tienda de cosméticos a comprar.

— Genial, asi qué ¿quieres ir a comer y después al cine o al revez?

— Primero a comer —contesto y sonríe haciéndome sonreir.

Entonces pasa algo que no esperaba venir, paso su brazo por mis hombros y me acerco hacia el mientras nos guiaba a los establecimientos de comida, sentía mis manos sudar por el acercamiento y fue posible olfatear el rico olor de su perfume.

— Eres un poco chaparra —dice acercando su boca a mi oído haciéndome estremecer.

Santa papaya.

— Uy, lo lamento, jirafon —me burlo, haciéndolo reír.

...

Terminamos de comer, varias veces se reía de mi por mancharme de comida las mejillas o barbilla y deseaba estar tres metros bajo tierra en esos momentos. En el cine yo pague mi entrada a mi petición de no aceptar que el pagara por mi esta vez, era inevitable cuando nuestros dedos chocaban cuando tabamos palomitas y nachos haciéndome reír nerviosamente, no diré que eran todos los roces accidentales por qué yo una que otra vez estiraba la mano adrede al ver que el lo hacia.

Para que decía que no, si, sí.

Cuando terminó la película la cuál era » El planeta de los simios « la tercera, y aunque era una aficionada a esas películas me sentía decepcionada con esta última película.

— Que película tan mala, me defraudó el final—farfullo enojada mientras tiro las entradas.

— Que fiera, pero a mí si me gustó.

— A mi no, osea sí pero no, ¿era necesario que muriera el hijo de cesar y la esposa?

— ¡Callate muchacha! —me grito una señora en cuanto dije eso, me sentí apenada y rei levemente.

— Perdón... Al menos no dije moría al final —susurro y pronto siento unas palomitas en mi cabello. La señora me las habia aventado.

— Les acabas de arruinar la película —se burlo Joe conteniendo la risa.

— Se me fué, solo no puedo contener la rabia.

— Pues no creo que sea rabia que tengas, no te esta saliendo espuma de la boca.

— Ja, ja, ja —me río falsamente.

— Además, lloraste — afirma y siento como ese sentimiento vuelve a mi.

— Como no hacerlo, me sentí nostálgica por sus muertes.

— Pues no murió el más pequeño, eso es bueno.

— Shhhhhh —oímos y observamos como una fila de personas nos miraba enojados.

— Es mejor irnos antes de que nos linchen.

...

— Me la pasé muy bien, gracias — le sonreí y movi mis pies a un lado a otro sin saber cómo despedirme de el, ya estabamos en la puerta de mi casa.

— Igual... Bueno, ya mejor me voy — dio la media vuelta y camino hacia el carro, resople resignada — Espera... —dio media vuelta y se acerco rápidamente hacia mi, me tomó de las mejillas y me besó.

Santa. Mierda.

Una mano quedo en mi mejilla mientras la otra iba a mi cintura apretandola, jadee y aprovechó para profundizar el beso. Si hubiese sabido que besaba tan bien lo hubiera besado desde el primer día que lo había conocido.

Nos separamos y pego su frente en la mía, suspiro.

— Se me olvido decirte lo hermosa que te ves hoy —dice y se separa para luego  irse trotando a el carro.

Cuando arrancó, me recargue en la puerta con una mano en mi corazón, sintiendo como aceleraba rápidamente.

Yo quede loca.

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