Capítulo XXII Certezas y respuestas

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Intentando contener sus sollozos, Denis yacía hecho un ovillo en su cama. Con frustración, restregó sus ojos enrojecidos por el llanto contenido y miró la bolsa con sus pertenencias que había estado preparando Nikolay, la cual estaba en una esquina sobre el polvoriento suelo. Y al contemplar lo que representaba su partida definitiva de aquel lugar un nudo se instaló en su garganta, haciendo que viese aquella bolsa como si fuese el ente más indeseable.

Allí estaba lo único que habría de acompañarle cuando partiese de aquel sitio. Sólo tendría aquella bolsa junto con sus recuerdos. Mas tras lo ocurrido, ¿realmente quería recordar lo que había vivido?

Rememoró la expresión de furia en Nikolay y una opresión casi asfixiante se formó en su interior, mientras se llenaba de culpas y reproches hacia sí mismo.

¡¿Por qué había tenido que besar al hombre?! ¿Por qué había tenido que cometer semejante locura?

Nikolay ni siquiera le miró luego del beso. Sólo le dijo algunas palabras escuetas para luego simplemente largarse, no sin antes asegurarle que al día siguiente vendría para llevarle finalmente lejos de allí. Pero Denis no quería irse y, en especial, no quería que Nikolay le tratase así porque más allá de la inexpresividad del hombre, Denis siempre había hallado un rastro de calidez en este. Mas ya no volvería a tener nada de ello.

Quizá había cometido un error al dejarse llevar por la confusión entre el cálido agradecimiento que despertaba Nikolay en él y por los detestables pensamientos que le decían que sólo servía para una sola cosa. Y debido a su error, Nikolay le detestaba.

¡Nikolay le despreciaba! O peor aún: quizá incluso sentía repugnancia hacia él.

Angustia le llenó ante aquel pensamiento. ¡Todo había sido por culpa de su estupidez! Porque era un mocoso débil y estúpido. Porque sólo era un mocoso estúpido y confundido. Sin embargo, ¿en verdad se arrepentía de haberle besado? ¿Se arrepentía de aquel cálido sentir...?

Denis solamente le había besado como una forma de agradecimiento. Después de todo, ¿acaso conocía otra manera cuando durante tanto le habían asegurado que nada más servía para ser usado?

Un nuevo sollozo pugnó por brotar de su garganta.

Se sentía angustiado, confundido y dolido.

Y Nikolay vendría por él y cuando lo hiciese, le vería con repulsión. Y entonces le llevaría lejos de allí y todos los pequeños momentos de cálida seguridad no serían más que meros recuerdos, al igual que los cálidos recuerdos que aún conservaba de su madre.

Denis enterró su cabeza entre sus rodillas, deseando olvidar cuando de repente el sonido del motor de un vehículo le hizo alzar la cabeza hacia la ventana.

¿Nikolay había regresado?

Su corazón se aceleró temeroso. Nikolay nunca le había dañado, pero ahora temía verle. Aunque si pedía disculpas de nuevo, ¿sería perdonado?

Presuroso, se incorporó yendo hacia la entrada hasta que al ver la puerta siendo forzada comprendió que algo andaba mal y se detuvo. Nikolay no necesitaba forzar la cerradura cuando este tenía la llave.

Temor le paralizó, pero antes de que pudiese reaccionar, la puerta fue abierta de golpe. Y cuando un par de hombres entraron, el terror se apoderó de él y un sólo pensamiento cruzó su mente: el nombre de una persona que nadie habría de escuchar:

«Nikolay».

«Nikolay»

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Ojos grises © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora