Confesión #8

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Confieso que me desespera bastante el simplismo con el que se manejan muchos de los chicos de mi edad.

Me explicaré: los jóvenes de hoy en día no pensamos. No razonamos. No le dedicamos tiempo al bello arte de filosofar. No somos conscientes del gran poder que tiene el aburrimiento. No alcanzamos a comprender lo valioso que pueden resultar un par de horas mirando el techo de una habitación. No sabemos apreciar el arte. No sabemos captar los mensajes de una canción con un mínimo grado de complejidad. No nos animamos a leer un párrafo si en la primera línea ya nos hemos tropezado con una palabra desconocida. No preferimos antes el libro que la película. No reclamamos. No alzamos nuestra voz. Somos (aunque no todos), simples espectadores de lo que pasa a nuestro alrededor. No tenemos ansias de protagonismo. ¿Para qué?, diría más de uno.

Nos dicen rebeldes, pero no nos rebelamos.

Nos dicen ilusos, pero no matan nuestras ilusiones. NOSOTROS NUNCA LAS DEJAMOS NACER.

Nos dicen la generación perdida y no hacemos nada por encontrarnos.

No somos una generación perdida. Y si lo somos, yo estoy dispuesta a buscarme y a encontrarme. No quisiera ser recordada como una más del montón.

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