La última confesión

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Confieso que mi vida ha cambiado sin él. Y para bien.

Ha transcurrido un año desde que me reconocí como esquizofrénica y todo dio un vuelco inesperado desde ese día.

Empecé otro tipo de tratamiento, volví a la escuela, me reencontré con Mariana, mejoró mi relación con mi madre y puedo decir que poco a poco, mi vida está volviendo a la normalidad.

He hecho nuevos amigos y amigas y eso ha llenado tanto mi corazón que siento que cada día se desborda un poco.

También aprendí a dar rienda suelta a este talento que tengo para la escritura y he empezado a escribir mi primera novela, basada en mi historia.

Básicamente la trama transcurre alrededor de Rebeca (yo), una chica de diecisiete años que se enamora de un chico imaginario.

Tal y como me sucedió a mí.

Hoy estoy agradecida por lo que pasé y por lo que superé, por lo que fui y por lo que soy, por lo que logré y por lo que seguiré consiguiendo.

Y para finalizar, una última confesión: una de las cosas más importantes que aprendí en este camino, fue que el primer requisito para poder amar al resto, es amarse uno mismo. Que mirarse al espejo debería suponer un acto de reivindicación de nuestras aptitudes y fortalezas. Y que si nos caemos, podemos levantarnos solas.

Porque somos autosuficientes.

capaces

invencibles

únicas

Y que nadie te diga que esto no es así. Mucho menos un chico.

¿Real o imaginario? Da igual.

Confesiones de AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora