Capítulo 8

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Mentalidad de manada: Parte 3.

—Hey, Grace, ¿cierto? —dice Lydia tan solo entro. Alzo las cejas, pero no digo nada.

Tal vez sí que fue un gran error venir.

—Hola a ti también, Lydia —respondo con una pequeña sonrisa. Ella se encoje de hombros y se acomoda en la cama. Yo me siento en la parte de las almohadas, lejos de ella.

Allison abre su armario después de entrar detrás mío y se queda unos segundos mirando. Saca un vestido. Y luego otro. Y luego otro.

No soy una experta en moda (a menos que no te lo pongas en H&H sean clases), pero no son tan malos. Lydia (quien sí es experta en moda) no opina lo mismo, pues dice "paso" a todo lo que ella le enseña.

—Dios, Allison —Se acerca dramáticamente al closet y mira el interior—, el respeto por tu gusto disminuye a cada segundo.

Miro alrededor. Aún hay cajas y muchos adornos cuelgan de las paredes, también en los muebles y otros en su tocador. Sin poder evitarlo la comparo a mi vacía habitación, donde solo hay una foto mía y de mi papá.

—Yo no creo que estén tan mal —digo finalmente.

Lydia saca una blusa negra con lentejuelas para Allison y me mira con una rara sonrisa. Después inspecciona mi atuendo.

—Bueno, con esa ropa que traes puesta todo lo anterior debe ser de pasarela para ti. —Alzo las cejas por lo directo que eso es. Me gusta.

Allison le da un codazo y yo reprimo una risa.

—Deberíamos arreglarte, Grace —dice Allison con suavidad. Frunzo el ceño y levantó las manos.

—No soy una muñeca.

—Pero lo pareces —dice Lydia casi sin querer—. Eres pequeña y tan blanca que pareces porcelana. Tengo ganas de llenarte la cara de rubor.

—Es por el cabello —replico.

—Tal vez si concentras la atención en los ojos —medita Allison.

—Yo creo que hay que quitar las pecas.

Se acercan a mí y por inercia retrocedo horrorizada.

—Deberíamos dividirnos la cara —comenta Lydia y yo abro los ojos muy grandes.

Antes de que grite y las aleje con una patada, la puerta de la habitación se abre. Por ella entra un hombre no muy joven, pero no muy viejo. Me quedo estática cuando me doy cuenta que es el papá de Allison.

Y según Stiles y Scott, un cazador.

Lydia sonríe y al fin deja de acercarse.

—Papá, hola. —Allison sonríe confundida y el hombre se detiene al vernos a las tres. Se está poniendo una chaqueta y parece confundido también.

—Claro. Lo siento, olvide tocar la puerta. —Sonríe y yo volteo a otro lado. No resulta tan intimidante como la madre de Allison, pero ahora sé que trató de cazar a Scott.

—Hola, señor Argent. —Lydia se tira en la cama de costado y pone una mano en su cadera. Frunzo el ceño y hago un ruido vomitivo sin poder evitarlo. La pelinegra sonríe divertida, para después mirar a Lydia y a su padre con una mueca. Muy pinche incómodo.

—Oye, ¿necesitas algo? —pregunta finalmente.

—Vine a decirte que hoy te quedaras en casa.

Me levanto rápidamente y me arrepiento al sentir todas las miradas sobre mí, pero no hay manera en que pase la noche entera en casa de Allison siendo acosada por este par. Estoy segura que no falta nada para las preguntas incómodas y que por supuesto no voy contestar. El típico: "¿te gusta alguien?, ¿tú y Stiles tienen algo?, ¿de dónde conoces a Scott?"

do you wanna something natural? | scott mccall | natural#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora