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El ceño fruncido de Shaun se distorsiono en una sonrisa amable.
-¿Leo te trata como una reina? –preguntó. Miré a Leonardo, el cual estaba balanceándose de atrás hacia adelante con sus pies.
-Sí, la mayoría del tiempo –susurré.
-Entonces, no haría menos –le miré fijamente a sus ojos y firmemente asentí, antes de caminar hacía Leo.
-Amenázanos de nuevo y me aseguraré de que nunca vuelvas a ver a Kiera –Leo gruñó. Shaun tragó saliva y asintió. Extendió su mano para estrechar la de Leo. Esté la tomó con fuerza y la estrechó.
-No vamos a estar por una semana o más, nos iremos a Florida mañana –dijo . Mis ojos se ampliaron, había olvidado por completo que iríamos a Disney World mañana. No podía dejar a Kiera aquí, quien sabe que pueda pasar.
-¿Pueden comprar los tickets de avión hoy? – me dirigió una mirada y le devolví una llena de esperanza.
-No sé... –comenzó Shaun.
-Abby, no quiero esto –exclamó Leo entre dientes.
Suspiró. Estaba comenzando a ser egoísta. Se suponía que estas eran las
vacaciones de Leo y yo.
Joder! Vacaciones entre mi secuestrador y yo, mi cabeza ya estaba jugando mal conmigo.
-Yo... yo lo siento es solo que quiero mucho a Kiera y...
-Gatita, vamos a casa, ¿vale? –asintió un poco y yo estuve de acuerdo.
-Adiós, K –murmuré en su oído mientras besaba su mejilla. Le dije que se cuidará y diera la cara por si misma.
-Sigue las reglas, pero no hagas nada que te haga sentir incomodo –le dije, asegurándome de lanzarle una mirada a Shaun.
Leo sostuvo mi abrigo en su brazo, dijo adiós a Shaun y rodó los ojos a Kiera. Le golpeé el pecho.
-No seas grosero –le dije. Bufó pero al final dijo un apropiado Adiós a mi hermana.
Cuando volvimos al auto, el aire caliente me golpeo instantáneamente. Estaba celosa de que el auto tuviera un arranque automático, era demasiado útil, en especial los días lluviosos.