XXII

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- Contentándote con poco, lograrás mucho.

Persiguiendo  mucho,  te  desviarás  del  camino.

La persona  sabia  atiende  este  precepto.

¡Y  sería  bueno que  este  precepto  también  persuada  al  mundo  entero! La  persona  sabia  cree  no  sólo  en  lo  que  ve  con sus ojos físicos y, por lo tanto, ve  claro.

Ella  no  se  considera  como  la  única  que  tiene  la razón y, por lo tanto, sabe la verdad.

Ella  no  tiene  sed  de  honor,  pero  las  personas  le honran.

No  busca  ser  una  autoridad,  pero  las  personas le siguen. No  lucha  contra  nadie  y,  por  lo  tanto,  es  invencible.

No  siente  la  autocompasión  y,  por  lo  tanto,  puede perfeccionarse con éxito.

Sólo  aquel  que  no  procura  estar  delante  de  todos puede vivir en armonía con todos.

La  persona  sabia  se  ocupa  de  todos  y,  por  lo tanto, se vuelve un ejemplo para todos.

Es luminosa, pero no busca brillar. No se alaba, pero aun así le respetan. No  se  enaltece  y,  por  lo  tanto,  siempre  le  tienen en mucha estima.

En  tiempos  muy  remotos,  decían  que  lo  imperfecto  se  mueve  hacia  la  Perfección.  ¿Acaso  son  palabras  vanas?  ¡No!  ¡En  verdad,  alcanzando  la  Unidad, llegarás a la Perfección!

El Tao Te ChingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora