Capitulo 29

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-¿Tienes cobertura?

-No tengo el móvil.

-¿Y entonces para que lo tienes? ¿Para pasearlo?

-Solo he bajado a por algo de picar, no sabía que podía quedarme encerrada en el ascensor. Es más, cuando se ha parado en la segunda planta ha hecho un sonido muy raro e iba a bajarme pero...

-¿Pero?

-¡Pero nada! – grita escondiendo la cara totalmente colorada. Sí, había estado a punto de bajarse porque ese sonido no le había dado un buen presentimiento pero al ver que él subía sus pies han retrocedido por sí solos.

Ban se acerca a ella e intenta que le mire a la cara pero Elaine intenta hacer todo lo posible para que no se acerque mucho más. Finalmente le oye suspirar y se aleja de ella. Elaine también suspira pero su corazón no deja de retumbar en su pecho poniéndola aún más nerviosa.

-Creo que vamos a estar aquí un buen rato. No tengo cobertura y la campanilla de seguridad no funciona.- dice sentándose en el suelo – Siéntate, te vas a cansar.

-Estoy bien así.- responde muy nerviosa. Tanto, que al moverse una de las bolsas de almendras se le ha caído y cuando se ha agachado a recogerla todo lo demás que llevaba entre los brazos también ha acabado esparcido por el suelo. ¡Malditos nervios! Piensa intentando recogerlo todo rápidamente pero sus manos temblorosas le dificultan la tarea.

-Déjame ayudarte.

-No hace falta.

-Al menos déjalo amontonados en un lado.

-Déjame.

-Elaine.

-¡Te he dicho que no necesito tu ayuda!

-¡Y yo te digo que te tranquilices! - le grita fuerte y tira de su delgada muñeca hacia él para abrazarla – Mírate, estás temblando.

-No lo estoy, y suéltame.

-No pienso soltarte hasta que te tranquilices.- y la abraza con más fuerza echándose hacia atrás para apoyarse en la pared del ascensor. Elaine ha dejado de protestar pero sus nervios se incrementan más y más. No solo está nerviosa por haberse quedado atrapada en un lugar pequeño y oscuro sino porque Ban está ahí. Con ella. Por mucho que intente alejarse de él, por mucho que huya o le diga que le odia Ban siempre, siempre la alcanza - ¿Me dejas que pruebe una cosa?

-¿El qué? – susurra recostada en su pecho.

-Es algo que Hendrickson hacía cuando estaba asustado.

-¿Tú asustado?

-También fui niño ¿Lo sabías? No tuve siempre este aspecto.

-Cualquier lo diría.

Elaine sonríe y su mente se llena de imágenes de fotografías de Ban de pequeño y de su hermano en su casa. Era y seguía siendo tan guapo...

-¿Me dejas? – la chica asiente y Ban le pide que se siente entre sus piernas con la espalda apoyada en su pecho. Por unos segundos Elaine le mira dudosa pero la sonrisa de Ban espantan todas sus dudas –Cierra los ojos. Solo hazlo – le dice rápidamente al sentir que Elaine va a protestar de nuevo. Finalmente acepta y sintiendo la calidez del pecho de Ban se deja llevar por la oscuridad hasta sentir sus dedos fríos masajearle las sienes – Hendrikson me hacía mucho esto cuando tenía pesadillas.

-¿Qué soñabas?

-Con mi madre. No la llegué a conocer pero tanto mi padre como su familia jamás hablaron bien de ella e intentaron que tuviera una imagen horrible hacia su persona, pero Hendrikson siempre me decía que nuestra madre había sido una persona hermosa y amable, de buen corazón. Años más tarde me entregó una carta que había escrito ella y que se le había dado a mi hermano en secreto por si alguna vez le pasaba algo.

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