-Aquí tienes, pequeña...
-¿Qué te he dicho sobre llamarme pequeña?
-Perdone, princesa.
-Mucho mejor,
Elaine coge la bolsa que le tiende Ban y este cae de rodillas al suelo. Se le va a salir el corazón del pecho de todo lo que ha estado corriendo durante los últimos cuarenta minutos y es que, de repente, Elaine le ha enviado un mensaje para pedirle que fuera a comprarle un dulce en la tienda que hay muy cerca del instituto, cuando Ban ha llegado no tenía ni idea de cuál comprar y acto seguido Elaine le ha enviado otro mensaje para pedirle otra cosa y así durante cuarenta minutos hasta que se ha decidido por un poco de todo.
-Gracias, es que no podía decidirme.
-Ya... - Ban ya ha recuperado la respiración y está a punto de regresar a su clase. Ellos ya han tenido la hora del almuerzo.
-¿No te quedas?
-Tengo clase.
-¿Y?
-Pues eso.
-Creo que no lo has entendido.
-Vale, vale, ya lo he captado. ¿Es otra orden, verdad?
-¡Ay, pero qué inteligente que es mi chico! – grita Elaine y le acaricia la cabeza como si fuera un perro. Ya han pasado un par de semanas desde que Ban perdió aquella mañana y aceptó el reto de cumplir todas las órdenes que le tenía que dar Elaine durante una semana pero no sabía cuándo llegaría el gran momento...
-¿Todo lo que me vas a ordenar son mandados?
-No lo sé, mi mente no es tan perversa como la tuya.
-Cierto, un cuerpo tan pequeño no puede tener un cerebro muy grande. ¡Ay! Eso ha dolido.
-Y más que te dolerá si no dejas de llamarme pequeña. Desde hoy soy la princesa Elaine, recuérdalo. – Ban levanta los brazos en alto para darse por vencido y se tumba sobre el césped. Otoño ha llegado en un abrir y cerrar de ojos pero la temperatura aún sigue siendo agradable.
Elaine termina su almuerzo mientras observa el rostro dormido de Ban y sonríe. Le encanta verle dormir, como también verle sonreír, tararear, ver su expresión infantil o su sonrisa traviesa. ¿Habrá alguna cosa de él que no le guste? Su móvil le vibra en el bolsillo de la falda mientras piensa que no, que no hay nada, que todo le gusta de él.
Abre el móvil. Ha recibido un mensaje de Diane y sonríe divertida.
-Ban.
-¿Mmmmm?
-Ya sé cuál será tu última orden a acatar.
-¿La última? ¿Es que ya te has cansado de mandarme cosas?
-No, pero será la última al ser el último día de mi mandato. Escucha, si tienes planes para el domingo ya los estás cancelando. Ese día eres todo mío.
-Me encanta como suena eso...
Sonríe con esa malicia que tanto le caracterizan y se funden en un largo beso que es cortado por la campanada del fin del almuerzo pero ninguno tiene ganas de separarse tan pronto y continúan ese beso bajo los altos árboles cuyas hojas muy pronto se caerán formando un mosaico de tonos amarillos y rojizos sobre el césped.
-¿Entonces va a venir?
-Aún no sabe a dónde vamos a ir por ha aceptado.
-¿Y por qué no se lo dices?
-Porque quiero ver su cara cuando nos vea.
Elaine y Diane no pueden dejar de reír camino a casa. La idea que le ha planteado a Elaine le ha encantado y está deseando que llegue el domingo mientras pasa todo lo contrario para King quien no puede dejar de preocuparse y ver lo negativo de esa salida.
-¿Crees que a King se le escapará lo del domingo?
-No lo creo, o más le vale porque es algo que hemos pensado con mucho cuidado.
-Me sorprende que haya aceptado.
-Yo creo que aceptó porque sabe que Ban y tú os conocéis y vivís juntos, si no lo supiera las cosas no serían tan fáciles para él. Por cierto, ¿Ya le has contado sobre tú pasado? – Elaine niega con la cabeza y alza la mirada al cielo. El sol se está apagando. Los días van siendo cada vez más cortos y eso la hace sentirse intranquila. Odia el invierno, el frío, la oscuridad y ese presentimiento de soledad de nuevo la aterran - ¿Elaine? ¿Estás bien? Te has puesto pálida de repente.
-Perdona, estaba pensando en otra cosa. ¿Qué me decías?
Pero a pesar de que Diane hablaba y hablaba, Elaine no podía dejar de pensar en ese presentimiento que cada vez se iba haciendo más y más fuerte.
-¡Hemos llegado! – grita Elaine con los brazos en alto mientras Ban no muestra reacción alguna - ¿A qué viene esa cara tan seria?
-¿Tú última petición era hacerme acompañarte a un parque de atracciones? Hubiera venido sin la necesidad de perder tu último día de darme órdenes.
-Lo sé, pero aquí no acaba la cosa... - Elaine le señala a su espalda y cuando éste se da la vuelta su cara sí que ha cambiado de expresión. Su mandíbula está desencajada y no sabe cómo actuar frente a lo que tiene delante.
-Pe-pero... ¿Qué hacéis todos aquí? – pregunta con la garganta seca y mirando a su alrededor.
-Sate, sate, sate... ¿Estás asustado, Ban?
-¿Yo? ¿Asustado? ¿De qué?
-Ni que hubieras visto un fantasma.- pronuncia King poniéndose a su lado el cual debe de moverse rápidamente para esquivar el puño de Ban.
-Repito, ¿Qué hacéis aquí?
-¿Es que no sabes qué día es hoy? – y se ve que no porque no parece darse cuenta de ello. Tanto Meliodas como King suspiran a la vez – Hoy es tu cumpleaños, Ban.
-¿¿¿¿¿Eeeeeeeh????? ¿Hoy? – grita sorprendido y todos asienten mirándose entre sí con risas burlonas.
-Vale que tengas aspecto de ser un cuarentón pero no sabía que tu memoria estaba la altura de un viejo.- de nuevo King da un salto hacia atrás para esquivar su puño no tan certero el día de hoy.
-Hoy vamos a celebrar tu cumpleaños, Ban. Gilthunder y Hauser vendrán más tarde.
-¿Ellos también van a venir? Pero ellos dos no saben... bueno, no saben que nosotros estamos juntos ni que, bueno... ya sabéis...
-Ban, no sabía que fueras tan torpe... Escucha.- Meliodas le atrae hacia abajo agarrándole del hombro – Una cosa es que tú sepas quienes salen con quien por ser quién eres, pero tú también eres muy obvio cuando estás enamorado, además, que sintieras tal interés por Elaine desde el primer día que llegó ya les pareció raro. Pero tranquilo, no te van a juzgar.
El chico asiente dándole la razón.
-¡Bien! ¿Entramos? ¡Me muero de ganas de entrar en la casa del terror! - ¡Kyaaaa! Grita Eli al sentir como Meliodas la agarra por detrás.
Ellos dos son los primeros en entrar seguidos por Diane y King que no dudan en ir cogidos de la mano sin miedo a ser descubiertos. Aquel parque de atracciones está muy lejos de casa y no es tan conocido como otros por lo que no habrá miradas de curiosos.
-¿Entramos? – Elaine le tiende la mano a Ban pero éste duda en aferrarse a ella -¿Ban?
-Perdona, es solo que pensé que nunca llegaría este día.
-¿A qué te refieres? – pero el chico mueve la cabeza para quitarle importancia y agarra esa pequeña mano para luego atraerla hacia él y darle un beso en la mejilla – Gracias por estar a mi lado el día de hoy.
El corazón de Elaine da un pequeño salto y se abraza a él, pero su abrazo no dura mucho cuando la voz impaciente de Meliodas les interrumpe.
-¿Vamos?
-¡¡Vamos!!
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Mundos Entrelazados
Fiksi PenggemarEl instituto Nanatsu No Taizai tiene a sus estudiantes divididos: alumnos modelo (aquellos que han pagado una matrícula considerablemente cara) y alumnos becados (quienes han realizado un examen para entrar). Sin embargo, todo alumno becado sufre br...