CAPÍTULO 4

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Era lunes, 31 de marzo. What I like about you sonaba mientras yo me moría de sueño. A regañadientes me levanté y fui al baño a lavarme la cara. Entonces, me vino a la cabeza que la camiseta que me había pedido por internet hacía una semana podía llegar hoy. Eso mejoró bastante mi día. Con una sonrisa abrí el armario, leggings negros, camiseta larga de 5SOS y converses. Se me había hecho un poco tarde pero decidí plancharme el pelo. Diez minutos después, cuando terminé, bajé a la cocina. Tenía sed así que me serví un vaso de leche fría. Me puse los auriculares y salí de mi casa. Había pensado que, al menos un día, tenía que llegar temprano para hablar con Laura. Al ritmo de Try Hard llegué al instituto. Me quité los auriculares y abracé a Laura.

- Buenos días tardona.

- Eh, que hoy he llegado temprano.

- Y te habrá costado la media vida.

- Encima que lo hago por ti -le dije mientras finjía una dramática cara de enfado.

- Si yo te lo agradezco pero admite que es verdad.

- No.

Y ahí estallamos las dos en risas. Sinceramente, no teníamos remedio. Ya nos había pasado que, si estábamos en el centro comercial y cualquiera de los aussies twitteaba nos poníamos a chillar como enfermas y claro, eso traía consecuencias como que todo el mundo se nos quedase mirando raro. En realidad, no nos importaba demasiado, que la gente piense lo que quiera, nadie me iba a decir a mí cuando comportarme como una retraída mental y cuando no.

Después de otro horrible día de instituto llegué a mi casa. Lo primero que hice fue ir a ver el correo. Cogí las llaves y el móvil y empecé a andar. Yo vivía en una urbanización así que para llegar a donde estaba el correo tenías que andar un poco. Cuando llegué y levanté la mirada del móvil empecé a gritar. ME HABÍA LLEGADO LA CAMISETA. Estaba preocupada porque no me llegara antes del viernes pero aquí estaba, me la podría poner para ver a los aussies y la felicidad que sentí en esos momentos era indescriptible. Cuando reaccioné y cogí la bolsa de plástico en la que venía la camiseta y después de romperla y comprobar que, efectivamente, lo que llevaba dentro era mi camiseta llamé a Laura. Ella se había pedido una como la mía pero todavía no le había llegado. Contestó rápidamente.

- Hola Ireneee.

- LAURAAAA, ME HA LLEGADO LA CAMISETA.

- HAZ FOTO O ALGO.

- ESTOY EN MEDIO DE LA CALLE.

- PUES YA ESTÁS TARDANDO EN LLEGAR A TU CASA Y PROBÁRTELA.

Tenía la impresión de que si no lo hacía me iba a dejar sorda así que corrí hacía mi casa, sin dejar de hablar con Laura. Cuando llegué, subí a mi cuarto y me la probé. Me miré en el espejo e hice un esfuerzo por no reírme. Me llegaba un poco por encima de las rodillas y era la talla más pequeña. Me quedaba bien de todos lados pero el que me sirviera de vestido definitivamente era un problema. Cogí unos vaqueros y me los puse. Seguía quedando horrible. La única opción que me quedaba era metérmela por dentro. No me gustaban mucho las camisetas de esa forma pero era eso o coger unas tijeras y cortar un trozo y la verdad, no me fíaba de mí con unas tijeras y un trozo de tela que cortar. Después de mirarme al espejo por lo menos cien veces me convencí a mí misma de que no estaba tan mal. Y después me di cuenta de que no había comido por lo que bajé corriendo a la cocina.

- Irene hija mía, ¿dónde estabas?

- Es que me ha llegado la camiseta y me la he probado. ¿Me has llamado?

- ¿Para comer? Mil veces. Te he dejado los filetes en un plato, mételos en el microondas y caliéntalos, anda. Tienen que estar fríos.

Terminé de comer y subí a hacer los deberes. Me senté delante del escritorio y abrí el libro de matemáticas. Suspiré y me mentalicé de que sólo quedaban cuatro días. Si podía aguantar eso, vería a mis ídolos. Tenía que aguantarlo, si quería pasar el mejor día de mi vida no me quedaba otra.

*  *  *

Abrí los ojos y suspiré antes de darme cuenta de qué día era. Jueves, 3 de abril. Mañana estaría en Madrid y la sonrisa que se me dibujó en la cara al pensarlo fue inexplicable. Llevaba toda la semana con una incómoda sensación en el estómago que hacía que me entraran ganas de gritar de felicidad a todas horas. Era como un recordatorio. Era como si miles de mariposas estuvieran intentando hacerte cosquillas pero yo no estaba enamorada, al menos no de una persona. Estaba enamorada de los cuatro chicos que me provocaban esa sensación en el estómago. Esa sensación que hacía que me muriera de ganas por estar en Madrid. Hoy tenía que hacer la maleta, Laura y yo habíamos pensado en llamarnos por Skype para hacerla juntas pero antes de eso tenía que ir al instituto. En lo primero que pensé al llegar fue en irme de allí. No era nada que no me pasara normalmente pero ahora era mucho más insoportable. Necesitaba llegar a mi casa y hacer la maldita maleta. Darme cuenta de que era real, de que iba a pasar un día entero fuera de mi casa. Era genial.

Por fin sonó la campana que indicaba que no iba a volver a pisar el instituto hasta dentro de cuatro días. Creo que en esos momentos era la chica más feliz del mundo. Emprendí el camino hacia mi casa casi corriendo y cuando llegué casi chillo de felicidad. Comí a toda prisa y subí las escaleras de dos en dos. La verdad es que no sé como no me caí de boca. Llegué a mi habitación y puse música. Irresistible sonaba mientras yo no paraba de sonreír. Llamé a Laura por Skype.

- ESPERA, ¿ESTÁS ESCUCHANDO LO QUE CREO QUE ESTÁS ESCUCHANDO?

- I FIND YOUR LIPS SO KISSABLE AND YOUR KISS UNMISSABLE. YOUR FINGERTIPS SO TOUCHABLE AND YOUR EYES IRRESISTIBLEEEEEEEEEE.

Ahí estábamos las dos, cantando a pleno pulmón una de nuestras canciones favoritas. Cuando terminó y empezó Unpredictable cogí la maleta, la puse encima de la cama y la abrí.

- Bueno, ¿qué te vas a llevar?

- A ver, lo primero y más esencial es un pijama. Después, lo que te vayas a poner para la firma de discos, ropa interior y ropa para el sábado.

Mientras decía todo eso, yo iba cogiendo cosas de mi armario. El pijama, la camiseta de 5SOS, los shorts, las medias negras, las converses, la ropa interior, otra camiseta de 5SOS, unos jeans... No se me daba bien hacer maletas así que lo metí todo como pude. Cuando me aseguré de que tenía toda la ropa que podía necesitar me centré en cosas como el cepillo de dientes, el desodorante, champú... Laura había terminado hacía ya rato pero me daba la sensación de que se me olvidaba algo.

- ¿Calcetines?

- Los tengo -le dije entre risas.

- No te rías que si se te olvidan los calcetines tenemos un problema.

- Sí vamos, se me olvidan los calcetines y provoco el apocalipsis. -le contesté sin parar de reír.

- ¿Y colonia?

- Sí.

- ¿Maquillaje?

- Ni loca. No me vas a obligar a maquillarme.

- Pero tienes que estar guapa para Ashton. -me dijo guiñándome el ojo.

- Porque no estás aquí si no te pegaría. -le dije a lo que ella me contestó con una carcajada.

- Pero entonces, ¿qué es lo que se te olvida?

- No lo sé, pero déjalo. Ya lo repasaré todo. ¿Esa es tu madre? -le dije al escuchar un grito.

- Sí, me está llamando para cenar.

- Pues baja tonta, después hablamos por teléfono.

- Vale, te quiero. -me dijo mientras colgaba la llamada y me dejaba con la palabra en la boca.

En realidad hacía ya rato que me había dado cuenta de lo que me faltaba. La cuchilla. Era muy poco probable que la usara pero no estaba segura si no la tenía conmigo. La metí entre la funda del móvil y el móvil y bajé yo también a cenar. Al terminar subí a mi habitación y cerré la maleta.

Laura y yo habíamos quedado en la estación de autobuses a las 11:30 ya que el autobús salía a medianoche. Sólo quedaban dos horas y por cada minuto que pasaba, yo me ponía más nerviosa. Tenía la sensación de que ese 4 de abril me iba a cambiar la vida. Sin duda, a mejor.

Disconnected (Ashton Irwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora