veintiocho

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-Bebé...- susurro la ojiverde- ¿Ya estas mejor?- la castaña negó y se acurrucó mejor entre sus brazos. Lauren apoyó la barbilla sobre la cabeza de su novia y comenzó  a tararear una canción de cuna- No tienes que decirles si no quieres 

Entre gimoteos y suspiros, Camila se secó las lágrimas del rostro y se durmió abrazada al firme cuerpo de Lauren. Más o menos para cuando dieron las once y media de la noche Jauregui hizo lo posible para rescostar a Camila sobre la cama, cuidando de no hacer ningún movimiento brusco para no despertarla, arropo muy bien a su novia con las sábanas y plantó un cálido beso en su frente. Se puso la camisa de nuevo y encima de esta el saco color negro que se había puesto par ir a la casa de su novia, se puso de sus zapatos negros y salió por la ventana con un pantalón de chándal.

[...]

Camila suspiró como si eso la ayudará a liberar todos los nervios que la estaban carcomiendo por dentro. Ese día  había salido de la escuela y como siempre Lauren la había ido a buscar, con diferencia a otros días le pidió que la pasara a dejar más temprano en casa

Dos semanas después de la desastrosa plática que tuvieron en su habitación, por fin decidió salir del closet con sus padres

¿Qué más daba si a sus padres no les agradaba?

¿Qué más daba si los decepcionaba igual o peor que Sofía lo hizo cuando se fue de casa sin dar explicaciones?  

Y de verdad que estaba usando el sarcasmo como apoyo emocional. Cuando estuvieron en frente de su casa, Lauren le apretó uno de los muslos sin intenciones morbosas, solo un simple apretón para decirle que todo estaba bien. La castaña le sonrió y bajó de la camioneta y antes de entrar a casa, se paró al lado de la puerta de piloto sobre las puntas de sus pies para que Lauren, bajara la ventana y así ella le pudiera dar un beso de despedida

-¿Te veo mañana?- pregunto la mayor  

-Eso espero- respondió la menor 

Cuando entró a su casa, dejó su mochila en el suelo cerca de la entrada principal y estaba muy segura de que su mama la regañaría por eso pero era más importante en ese momento era pensar en que les diría cuando llegaran del trabajo, en... a lo mucho una hora

[...]

Poco a poco la sala de estar se fue oscureciendo ya que la noche estaba entrando y entre esa oscuridad estaba Camila, sentada en el sillón individual, sobando sus manos por los nervios que se presentaban como escalofríos en su espalda. Al escuchar la puerta abrirse sus sentidos se agudizaron 

-Camila, ya llegamos... ¡Hija, ya te he dicho que la mochila no la dejes en la entrada!- era su madre 

-Camila, ¿donde estas?- pregunto su padre caminando hasta la sala en donde vio la silueta de su hija menor en el sofá- Hey, ¿que haces aquí a oscuras?- Alejandro tenía intenciones de encender las luces pero Camila intervino

-¿Puedes dejar las luces apagadas y sentarte con mamá por favor?

Su padre extrañado y confundido, su hija nunca le había hablado así, tan amable pero tan... temerosa, como si hubiera hecho algo realmente malo y estuviera apunto de confesárselo. A pesar de eso, le hizo una señal a Sinu para que se sentaran en el sillón más grande la sala, uno a lado del otro, viendo con algo de dificultad la silueta de su pequeña hija

Camila se tomó su tiempo y entonces comenzó a hablar, esforzándose demasiado para que su voz no se cortara por el miedo o por la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento   

-Mamá, papá, en realidad no se que pensaran sobre esto pero... Desde hace tiempo me di cuenta de que... soy bisexual- trató de ver los rostros de sus padres pero por la falta de luz no pudo hacerlo 

-¿Bisexual?- pregunto su madre, apretando la mano de su esposo, como si estuviera ¿asustada?

-Si, ya saben... Me gustan tanto los hombres como las mujeres aunque... Creo que estoy un poco mas inclinada por las mujeres- susurro lo ultimo y sonrió para si misma al recordar a Lauren 

-¿Quien carajos te hizo una maldita lesbiana?- preguntó su padre con un enojo demasiado reprimido, Camila se asustó por el tono que estaba usando. Su padre era de los hombres más relajados que conocía, y escucharlo hablar de esa forma era tan... extraño, podría ser, no terrorífico pero si algo que le causaba aún más nervios 

-¿N-nadie? Supongo que siempre lo fui y nunca me di cuen...

-Te lo voy a preguntar una vez más, ¿quién carajos te hizo una maldita lesbiana?

-Ya te dije que nadie...- trago saliva al sentir la penetrante mirada de su progenitor encima, y de repente ya que no sabía que más decir, parecía que le habían inyectado la lengua con anestesia ya que no se sentía capaz de gesticular las palabras- N-no se de que estas hablando

-¿Quien fue la imbécil que te corrompió y te hizo creer que eres una maldita lesbiana? ¡Dimelo! ¿Quien fue?

-¡Nadie!- y al darse cuenta de que su padre estaba harto de su gran respuesta, porque se había quitado el cinturón y lo había doblado dispuesto a darle unos buenos golpes, Camila alzó las manos con miedo para cubrirse el rostro- Tengo novia ¿okay? ¿Eso es lo que querías escuchar?

 -Levántate- la jalo del brazo con fuerza, haciendo que se levantara de un golpe de su asiento- Ven acá no voy a tener una hija lesbiana

Sinu se levantó del sillón con rapidez, tratando de detener a Alejandro pero este le dio un pequeño empujón para que dejara de molestar y subió las escaleras con su hija agarrada del brazo

-No, Alejandro, no le pegues- rogó la mujer pero fue inútil, ya que en el instante en que entraban a la habitación Alejandro terminó por dejar una marca rojiza en el costado del torso de su hija y un pequeño corte en el labio de esta. 

Sugar Mommy [Camren]{Adaptación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora