Sugar Mommy [Camren]{Adaptación}

cinco

Camila esperó a que sus padres fueran al trabajo para poder avisarle a Lauren que podía ir a buscarla ya. Lo ultimo que quería era explicarle a sus padres a donde iba y con quien iba a ir. No quería mentirle a sus padres y decirles que era una compañera de clase, para empezar los autos que utilizaba no sería algo normal para sus padres, además de que Lauren ya no lucía tan joven como para ir a la universidad con ella, era joven, si, pero al verla no pensarían que tuviera menos de veinticinco años.

Mientras esperaba a la llegada de Lauren, subió a su habitación emocionada, y se quito la ropa que uso durante la escuela, dejándola sobre el suelo, luego procedió a quitarse la ropa interior. En menos de diez minutos ya tenía puesto otro conjunto de ropa. Unos jeans muy entallados blancos que resaltaban su trasero, una blusa holgada sin mangas blanca que dejaba ver su sujetador y un suéter negro de cierre y sus converse color negras, se paso la mano por el cabello y bajo las escaleras, encontrándose con una camioneta muy lujosa en frente de su casa. De esta salió Lauren con unos jeans medio holgados, una camisa de botones azul y encima una chaqueta de cuero.

Camila sintió las piernas flaquear por un segundo, tenía que admitirlo, el estilo de Lauren era simple pero se veía atractiva de todas maneras. 

-Hola Camila- le saludo la ojiverde con una pequeña sonrisa ladina mientras se acercaba y le daba un rápido beso en los labios. 

-Hola- respondió la ojimarrón, con un ligero temblor en el estómago 

-¿Era necesario decirme a qué hora vendría a buscarte?

-Eh si, eso... Es que no quería que mama y papa me preguntaran quién eras- se rasco la nuca con algo de nervios, Lauren la miró un poco extrañada pero al darse cuenta de lo incomodo que podía tonarse el ambiente  soló se limito a asentir y abrirle de camioneta para que entrara.

[...]

Camila supo donde tenía planeado pensado llevarle, Jauregui unos diez minutos de que llegaran al lugar, y eso que la mayor tomó el camino que normalmente su padre agarraba cada vez que la llevaba a la feria local cuando era niña. Si, Lauren la llevó a la feria. Estacionó la camioneta y una vez más, antes de que pudiera hacer algo o quejarse, ya estaba rodeando la camioneta para que bajara con facilidad, Camila sospechó que fue porque era un poco bajita de estatura más  porque era toda una caballera, lo cual era muy cierto.

-Asi que.... ¿en donde trabajas?- pregunto la morena 

-¿No lo sabes?- Camila negó con la cabeza- Soy la dueña de una pequeña cadena de hoteles dentro y fuera del país.

-¿Lo dices en serio?- la expresión de la menor no tenía precio, apenas y podía creérselo, de sentía que sus ojos se saldrían de sus cuencas  

-¿Conoces los hoteles "Overlook" ?

-¿Eres la dueña de esos? ¡Santos cielos, debes estar podrida en dinero!-exclamo Cabello, luego se cubrió la boca cayendo en cuenta de lo que dijo fue muy inapropiado y quizás hasta grosero- Lo siento, no quise decir eso, creo que fue la impresión

-Descuida, fue verdad lo que dijiste-sonrió- pero bueno, al menos no tengo que preocuparte tanto de pagar los impuestos a tiempo 

Después de eso Lauren la llevó a jugar por todos los juegos que había por ahí, Camila perdía demasiadas veces pero no le afectó sino hasta que llegaron a un puesto en el que debían apuntarle a tres globos con unos dardos para poder ganarse un pinguino de peluche. Cabello lo intentó tres veces hasta que se dio por vencida pero cuando le dirigió una tierna mirada de cachorro abandonado, Lauren no dudó ni un segundo en pagar por otra partida.

Lauren siempre había sido buena en los juegos de puntería, razón por la que no se sorprendió mucho en cuanto le dio a los tres globos con los tres primeros dardos que agarró.

-¡Wow, que puntería!- comentó el encargado del juego- Puede elegir cualquier de esos pelu...

-¡El pinguino, el pinguino, el pinguino!- interrumpió Camila emocionada al mismo tiempo que apretaba el brazo de su acompañante, dando pequeños saltitos sin despegar los pies del suelo 

-Si, deme el pinguino- reiteró la ojiverde recibiendo su premio y entregándoselo a su cita.

-Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias- dijo la ojimarrón dándole muchos besos en la mejilla izquierda, haciendo así que las demás personas pasando por ahí les vieran extrañados por su actitud.

-Ven, te invito algo de comer.