El pelirosa se removió incómodo en la silla, Minhyuk le hacía demasiadas preguntas a la vez y el no era capaz de contestar a ninguna de ellas. —No lo sé Min, no tengo idea de cuál es su nombre. Jamás lo había visto antes.
—Pero dime, ¿Era atractivo por lo menos? —el chico insistía, sabiendo que era demasiado fácil poner al menor de mal humor en unos segundos.
—Ni siquiera me fijé, era demasiado extraño. —mintió, con la intención de dar por terminado aquel tema que tanto le incomodaba. Porque sabía que su amigo estaba dando pie a una charla (des)motivacional que Kihyun ya se sabía de memoria.
—Kihyun, yo creo que llamaste su atención, ¿Por qué no le conoces? Quién sabe, quizás algo bueno salga de eso. —el intento de sonrisa del peliblanco quedó en eso; un intento, porque al ver el molesto y frustrado semblante del menor, sintió que no debió sacar aquel tema por milésima vez.
—Minhyuk. —mordió su labio inferior antes de proseguir, no quería arruinar del todo aquella preciosa tarde de café y pastel. —Sé que tengo veintitrés años, jamás he tenido un novio, soy vírgen y soy patético. —empuñó sus manos, tratando de contener esa ira y las ganas de sollozar acumuladas. —Pero puedo vivir con eso y no me pondré en cuatro frente a un niño bonito. —Kihyun sonrió victorioso al ver la expresión anonadada de Min, quizás ésta sería la última vez que tratase de inmiscuirse en su inexistente vida amorosa y sexual.
—¡Lo dijiste, admitiste que es lindo! —el contrario se golpeó el rostro con ambas manos, definitivamente su amigo jamás le escuchaba. —Y por cierto, qué vulgar te has puesto Ki.
Kihyun bufó, pero gracias a dios el tema se desvió de un momento a otro a una de las tantas anécdotas que el otro tenía acerca de un tipo que conoció hace dos semanas. Pero el más bajo no prestaba demasiada atención, puesto que cierto fotógrafo aficionado no salía de su cabeza.
Unos días más tarde, Kihyun volvió sollozando al museo para sentarse frente a la misma obra de siempre, fingiendo estar contemplandola con suma dedicación. Él creía que si alguien le viese pensaría que se había emocionado debido a la pintura, ya que era algo común de observar en ese lugar, y así nadie repararía en que todas las noches de su vida terminaba llorando en el mismo lugar. Pero se equivocó, como siempre lo hacía con todas las decisiones que debía tomar en su vida.
—Dudo mucho que entiendas el contexto en el que fue pintada esa obra, mucho menos el trasfondo que posee. Así que, si quieres que tu llanto pase desapercibido, te recomiendo que vayas a sentarte frente a “Camille en su lecho de muerte” digo, si es que Monet es lo tuyo. —el chico con lágrimas en sus ojos se volteó indignado, conectando su mirada con aquellas orbes oscuras que le inquietaban demasiado.
Kihyun comenzó a reír, ¿Quién se creía ese niño para venir a hablarle de esa manera?—Si tan sólo supieses de arte tanto como alardeas de ella, jamás en la vida me hubieses fotografiado el otro día, niño estúpido. —el menor sonrió de lado, sí ya le encantaba el pelirosa desde que lo vió llorar, definitivamente con aquella respuesta ahora le gustaba aún más. El sería su pieza de arte más difícil de descifrar.
—♡—
gracias infinitas a quienes han decidido seguir esta cosita, se les quiere¿