Aquel día el cielo estaba gris, el pronóstico del clima había anunciado que durante la noche llovería sobre la ciudad en grandes cantidades y no cesaría hasta el amanecer. Es por eso que para no mojarse en el camino, el castaño decidió ir con mucho tiempo de anticipación a las citas con el pelirrosa y así evitar encontrarse con la lluvia durante el camino, de seguro Kihyun pensaría de la misma forma.
Pero se equivocó. Pasaron aproximadamente dos horas desde que Changkyun había llegado y esperaba pacientemente en la banca de siempre, observando a cada una de las personas que cruzaba la puerta del museo con la esperanza de que alguna de ellas fuese Kihyun. Cuando reparó en la hora de su reloj, su campo de visión le permitió observar que un par de zapatillas húmedas se detuvieron frente a él, y un fragante aroma cítrico invadió sus fosas nasales. Sonrió, levantó su rostro y observó a Kihyun, cambiando su expresión a una llena de preocupación, pero que aún así trató de disimular.
—¿Acaso no viste el pronóstico del clima? Todo indicaba que hoy día iba a llover. —pero el rostro del pelirosa ni se inmutó, poco le importaba estar mojado hasta el alma. Ni siquiera traía impermeable o un paraguas consigo. Changkyun bufó. —Eres un tonto. —se levantó del asiento y cogió la mano del chico, jalando de él hasta la puerta principal; —Vamos, llamaré un taxi para que te devuelvas a tu casa, no puedes quedarte así.
—Solo estoy mojado, no voy a morirme. Además no quiero llegar a casa Changkyun. —el castaño se volteó a mirarlo con curiosidad, a lo que una idea cruzó por su cabeza, sin saber si era buena.
—Entonces te llevaré a mi departamento. —sentenció, esperando por una reacción del pelirrosa. Kihyun abrió los ojos con sorpresa y asintió lentamente.
—Bien, pero si me haces algo te advierto que llamaré a la policía y poco me importará todo el tiempo que hemos pasado juntos. —Changkyun sonrió de lado, elevando su rostro con aires de superioridad.
—Woah, ¿Estás seguro que no eres tú quien quiere que le haga cosas? Yo jamás insinué que iba a tocarte un pelo, pero ahora que lo dices, la idea no me desagrada para nada. —le guiñó un ojo, riendo divertido. Kihyun no pudo evitar sonreírle de vuelta, golpeó su brazo y comenzó a caminar a su lado. Fue hasta que notó un pequeño detalle. Sus manos seguían entrelazadas y al parecer Changkyun no se había dado cuenta de aquello, o por lo menos parecía muy natural para él. Tuvo un debate mental consigo mismo, formulando miles de comentarios mal intencionados o sarcásticos que dejarían en vergüenza al castaño por no soltarle la mano, sin embargo no lo hizo; porque el calor de su mano se sentía sumamente reconfortante, y eso era justo lo que su corazón necesitaba.
—¿Prefieres que vayamos en auto? Mi departamento no está tan lejos de acá.
—¿Qué? Yo ya estoy todo mojado, podemos ir caminando. —Kihyun sonrió burlón. —¿O acaso le tienes miedo al agua, gatito?
—¿Bromeas, cara de rata? ¿Has escuchado el dicho el gato te comió la lengua? Si fuese tú correría calle abajo en este momento, a menos que quieras que este gatito te coma. —la mirada del menor se intensificó, por lo que Kihyun entendió que debía correr por su vida, aunque poco le importaba si Changkyun le atrapaba.
Le enseñó la lengua y corrió tanto como sus piernas le permitieron, teniendo cuidado de no resbalar con los charcos de agua ni el pavimento mojado, volteandose a mirar de vez en cuando a Changkyun que por poco le alcanzaba.
Sus corazones se aceleraron por la carrera tanto por como disfrutaban la compañía del otro, y aunque no conocían ni la mitad del contrario, así era perfecto para ellos y estaba bien de esa forma.
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✏un capítulo cortito, sigo con trauma por el concierto aquí, así que se me revuelve el estómago al escribir de los bebés.