ㅡ金繕い: "El arte de reparar cerámica con oro o plata juntando las piezas y entendiendo que esa pieza es más hermosa por haber estado rota."
Su apartamento lucía más lúgubre y amplio de lo que realmente era, haciéndole sentir asfixiado, de alguna forma, en su propia soledad. La lluvia había vuelto a hacerse presente durante esos días grises, en que el clima parecía no colaborar llevando en aumento su melancolía. Changkyun se mantenía en el pequeño cuarto de revelación, sumergiendo el papel fotográfico en las fuentes con tinta, que pintaban poco a poco el rostro de Yoo Kihyun. Se le escapó un suspiro, deseando que el tiempo transucurriera lo más rápido posible para dejar de sentir ese (merecido, según él) dolor que le oprimía el pecho.
Casi podía oír la placentera melodía de su voz, su risa estruendosa y la forma en que sus ojos parecían sonreir a la par de su boca. Había visto todas sus facetas, y aunque no pudiese elegir una favorita, su memoria se impregnaba de recuerdos en los que Kihyun reía honesto y completamente feliz. Changkyun lo amaba tanto, que incluso era capaz de dejarle ir si él así se lo pedía, con la única condición, de coincidir en una próxima vida y ser digno de una nueva oportunidad de amar y cuidar su corazón. Sonaba cursi, pero el menor creía en esos amores acenstrales, que están destinados a amarse por el resto de sus vidas; y estaba seguro de que sus almas fueron hechas para encontarse y trascender la barrera del tiempo.
La fotografía permaneció más de lo requerido sumergida en las aguas entintadas, el papel perdió su firmeza y la proyección del rostro de Kihyun se fue desvaneciendo. El pelinegro exhaló, necesitaba enfocarse en su trabajo.
Fue hasta la cocina para prepararse el cuarto, o tal vez el quinto café del día, cuando el timbre de la puerta de entrada sonó. Alzó una ceja confundido, usualmente los seres poco civilizados que solía llamar amigos jamás se enteraron de la existencia de un timbre y amenzaban con derribar su puerta cada vez que acudían a visitarle, por lo que, pudo inferir, no se trataba de Hyungwon ni Hoseok.
Un leve escalofrío recorrió su espalda, el nerviosismo se instaló en su pecho y se regañó mentalmente por sobreactuar en una situación tan común como lo era ir a ver quién llamaba a la puerta. Ni siquiera se molestó en arreglar su aspecto porque tanto sus prendas oversized y su rostro gritaban perdedor.
En esos segundos en que abría la puerta, formuló por lo menos unas tres excusas diferentes en caso de que fuese un vendedor ofreciendo sus productos o de esos fanáticos religiosos, que Changkyun respetaba, por supuesto, sin embargo no se encontraba en las mejores condiciones de ser amable con nadie.
ㅡEstoy bastante ocupado así quㅡ su voz se cortó y el resto de la frase quedó atrapada en su garganta, cuando vió la silueta empapada del dueño de sus pensamientos, aquel que pensó jamás volvería a ver. La expresión de su rostro era neutralidad pura y eso le producía más ansiedad de la que ya estaba sintiendo, junto al deseo de cerrar la puerta y correr a esconderse bajo su cama. Además, para atacar todavía más su corazón, el hecho de verle empapado por la lluvia le recordaba muchas cosas que en ese entonces ya formaban parte del pasado.
ㅡ¿Ya no tienes tiempo para mí? ㅡpreguntó, sus suaves pero afiladas palabras apuñalaron el corazón de su anfitrión. Changkyun retrocedió unos pasos y asintió en un tímido gesto que, podía interpretarse, como una invitación a cruzar el umbral. ㅡUh, prefiero que hablemos aquí.
Mentiría si hubiese dicho que aquello no terminó de romper su corazón, cuando miró directamente las orbes castañas de Kihyun y se encontró de frente a la decepción y el resentimiento que desprendían, pero a pesar de entender los motivos por el rechazo a su persona, se esforzó para tener esperanza.
Sus dedos rodearon la muñeca de Kihyun tímidamente, tirando en su dirección: ㅡTe enfermarás si te quedas así. ㅡel aludido dudó unos segundos, hasta que aceptó, meramente porque el castaño tenía razón y no podía soportar el tacto de sus gentiles dedos sobre su piel. Se sentó en el sofá frente al pequeño calefactor, esperando secar sus prendas y calentar sus extremidades, lo único frío de aquel lugar. Estar en el departamento de Changkyun se sentía como su hogar, era cálido, al igual que las tímidas y afligidas miradas que el menor le dedicaba. Una punzada en su pecho, le había extrañado tanto.
Por otra parte, un millón de sensaciones estaban atacando a Changkyun en aquellos escasos segundos, cuando tocó su piel
ㅡ¿Vas a decir algo? Quiero escucharte. ㅡKihyun no le dirigía la mirada, solo cerró sus ojos, esperando por una respuesta que no llegó ni llegaría. ㅡQue imbécil soy, al parecer solo vine a perder mi tiemㅡ
ㅡLo siento. ㅡsusurró, su voz temblando. ㅡLo siento tanto, Kihyun yo...ㅡle fue imposible continuar, comenzó a faltarle el aire cuando las palabras se atoraron en su garganta; sus ojos se humedecieron repentinamente hasta que sin poder contenerlo, su angustia desembocó en un mar de lágrimas que pronto dieron paso a una mala respiración y balbuceos incomprensibles.
La barrera que, en ese corto tiempo, Yoo Kihyun había creado en su corazón y le impedía ser vulnerable frente a sus propios sentimientos y los de Changkyun, estaba cayéndose a pedazos. Siempre había sido él el más débil entre los dos, quien no lograba retener sus lágrimas y era transparente con sus emociones, pero jamás pensó en Changkyun, quien se mantenía firme por él, quien no derramaba ni una sola lágrima y además se encargaba de contener sus demonios, mientras los propios le consumían.
Egoísta, así se sintió Kihyun observando como el menor se quebraba frente suyo. Porque sí, el también había sido el culpable de todo lo que les estaba sucediendo, aunque Changkyun aún no lo sabía.
El de cabello gris tomó una gran bocada de aire y se colocó de pie, caminando en dirección al castaño para luego envolverlo entre sus brazos, en donde se deshizo sobre sus frías prendas. Le abrazó con tanto amor y fuerza como le fue posible, teniendo cuidado de no lastimarle, porque había extrañado en demasía el aroma de su perfume y los latidos frenéticos de su corazón contra su pecho.
ㅡChangkyun, solo necesito que me digas que lo sientes. Dime que no puedes vivir sin mí y me necesitas tanto como yo a ti. Solo dímelo... ㅡmordió su labio inferior, sabía que aquello estaba mal de todas las formas posibles, que se habían hecho daño mutuamente y que quizás, ninguno era merecedor del otro. ¿Pero qué podían hacer al respecto? Las palabras, las caricias, el llanto y los susurros no alcanzaban a definir cuánto se amaban, y ambos eran conscientes de aquello, que no existía una magnitud capaz de igualarse a ese sentimiento más que correspondido. Así como el oxígeno, se necesitaban para respirar; ya estaban perdidos.
Se conocieron por error, pero quedarse juntos era la solución.
ㅡ¿Tengo que decir lo que es obvio? ㅡarticuló como pudo entre sollozos.
ㅡLa verdad no, es cosa de verte. Te ves como la mierda. ㅡKihyun rió y soltó un pequeño quejido cuando Changkyun, molesto ante su comentario, le pisó el pie. ㅡTenemos que resolver un par de cosas.
El menor asintió. ㅡTú, ¿Crees que esto entre nosotros se pueda arreglar?
ㅡLas heridas se curan con el tiempo, aunque no sabemos cuánto nos vaya a tomar. Siempre podemos empezar desde cero, amor.
Quizás sus palabras tenían un poco de razón, sin embargo, en una situación así, siempre son los involucrados quienes deciden cuándo es tiempo de detenerse o seguir, de ahogarse o darse un respiro. ¿Qué más podían hacer, si no querían separarse del otro?
"Es muy similar a un mosaico o a una persona dañada. Cuando pones sus piezas rotas juntas de nuevo, se crea algo más hermoso que lo que era antes."
ㅡKintsukuroi, Proverbio Japonés.
金繕いN/A: lamento muchísimo la demora y el gran hiatus, espero les guste este capítulo tanto como los otros. Las cosas se empezarán a arreglar, a medida que salga todo a la luz, así que este no es el final. ♡ como siempre, gracias infinitas por su apoyo.
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